MADRID, 27 Mar. (EDIZIONES) -
Los pies son una parte esencial en el mantenimiento y en el control de la salud de las personas. Las especiales características óseas, musculares, ligamentosas, nerviosas, vasculares, variantes anatómicas, y los cambios producidos a lo largo de la vida hacen necesaria su supervisión, evaluación y cuidado para contribuir a la mejora de la calidad de vida, el bienestar, la independencia y la autonomía de las personas.
Mientras, el asma es una enfermedad crónica que tiene múltiples y diferentes causas, y provoca en las personas que la padecen una seria dificultad para respirar, como consecuencia de la inflamación y la obstrucción de las vías aéreas por donde pasa el aire; lo que en última instancia redunda en que la persona pierde autonomía, bienestar y movilidad.
A nivel mundial, esta enfermedad es considerada un problema de salud pública al observarse en la población general con una alta prevalencia, y asociarse con otros problemas de salud, como ansiedad, depresión, problemas cardiovasculares, obesidad, dolor, o bien alteraciones musculoesqueléticas, que pueden derivar en limitaciones diarias, en incapacidad laboral, y en deterioro de la calidad de vida.
"Por ello, el control de los pies y la buena salud son esenciales en las personas que presentan asma, ya que son los que nos permiten caminar, desplazarnos. La evidencia científica ha demostrado que caminar contribuye a mejorar las funciones pulmonares para que tengan una mayor resistencia, el sistema inmunológico, ayuda a mantener las condiciones físicas, lo que reduce el riesgo de crisis y mejora la autoestima del paciente", afirma en una entrevista con Infosalus el profesor de la Facultad de Enfermería y Podología de la Universidad de A Coruña, Daniel López.
Además, este experto llama la atención sobre el hecho de que varias alteraciones musculoesqueléticas pueden afectar el pie, mostrando una alta prevalencia de deformidades y alteraciones (71-93%), que pueden derivar de un origen multifactorial, al mismo tiempo que pueden afectar al nivel de dependencia de la persona, a su calidad de vida y a su bienestar en líneas generales.
A pesar de esto, de la gravedad y de la prevalencia de las alteraciones musculoesqueléticas relacionadas con el pie, el podólogo lamenta que los pacientes con problemas de asma no disponen de una atención especializada sobre estos problemas, ya que en la actualidad la Podología no se encuentra dentro del servicios públicos de salud.
"Esto genera una desigualdad a la hora de acudir a evaluar y controlar la salud de los pies por parte del podólogo de las personas que padecen esta enfermedad tan incapacitante", matiza el profesor de la Universidad de A Coruña.
Las últimas investigaciones realizadas por su grupo de investigación dejan patente que se trata de pacientes que presentan un incremento del dolor en el pie, así como una reducción de la movilidad del pie y del tobillo, además de una pérdida del equilibrio y mayor número de caídas. "Además de presentar más facilidad para padecer angustia, depresión, y tener unos peores niveles en lo que se refiere a la calidad de vida", matiza López.
A su juicio, esto constata también la necesidad de acudir regularmente al podólogo para mejorar la salud de los pies, algo que según defiende redundará en un mejor y mayor control del asma.
¿CUIDADOS ESPECIALES?
En este contexto, el experto reitera la conveniencia de que personas con asma acudan de manera regular al podólogo a realizar una consulta, que por medio de diferentes pruebas, como son el estudio de la pisada por ejemplo, le permitirán el diagnóstico correcto de la forma de apoyar los pies y de caminar, así como facilitarán la identificación de aquellos trastornos relacionados con la bipedestación, y el posible origen del dolor en los pies, tobillos, piernas, rodillas, caderas, espalda o el cuello.
De esta manera, López defiende que el diagnóstico correcto de cualquier problema en el pie y la puesta en marcha de un tratamiento individualizado por medio de plantillas personalizadas realizadas por el podólogo mejorará la postura, el equilibrio y reducirá el impacto del pie al caminar, dolores musculoesqueléticos y la aparición de problemas subyacentes, como las deformidades óseas, las restricciones de movimiento, la debilidad muscular, la disfunción de los nervios, las complicaciones esqueléticas, la espasticidad, o las contracturas.
Otro cuidado especial, según mantiene, es vigilar el tipo de calzado que uno debe usar sobre todo en el día a día, para pasear o para cualquier actividad que conlleve desplazarse. "Por ello, se debe prestar atención a que el calzado disponga de cordones para estabilizar la posición de los pies, que pese poco para favorecer la fuerza muscular y reducir la fatiga, que sea de una horma redonda que permita una movilidad adecuada y un correcto equilibrio de las piernas, así como una suela de goma para aislar el pie del suelo y reducir el estrés propio de permanecer tiempo de pie o a la hora de moverse", remata el podólogo.
Finalmente, ve conveniente seguir una rutina de higiene diaria, con secado exhaustivo de los pies, de no caminar descalzos, así como la aplicación de una crema podológica, lo que contribuirá a mantener la piel en perfecto estado siendo un factor a tener en cuenta a la hora de ayudar al descanso de los pies y evitar la aparición de afecciones, deformidades, lesiones, e infecciones en los mismos.