El maltrato psicológico en niños tiene consecuencias psiquiátricas similares o más graves que otros tipos de violencia

Archivo - Niño con estrés
Archivo - Niño con estrés - SKYNESHER/ ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 13 enero 2023 13:09

MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un estudio de la Universidad de Leipzig (Alemania) ha demostrado que el maltrato psicológico en la infancia tiene consecuencias psiquiátricas similares o más graves que otros tipos de violencia en niños y adolescentes.

El maltrato emocional, también conocido como violencia psicológica, es difícil de reconocer y registrar tanto en la investigación como en la práctica. Por eso, estos investigadores realizaron un estudio muy elaborado sobre los efectos psicológicos que el abuso, la negligencia y el maltrato emocional tienen en niños y adolescentes. Ejemplos de maltrato emocional son cuando los padres someten a sus hijos a humillaciones extremas, amenazan con internarlos o los culpan de sus propios trastornos psicológicos o pensamientos suicidas.

La violencia física entre los padres observada por los hijos también desempeña un papel crucial. "Las conclusiones de nuestro estudio muestran claramente que el maltrato psicológico no solo es una forma muy común de maltrato, sino que además tiene consecuencias psiquiátricas similares o incluso más graves que otras formas de maltrato", explica el doctor Lars White, líder del estudio y último autor, jefe del grupo de investigación del Departamento de Psiquiatría, Psicoterapia y Psicosomática Infantil y Adolescente del Hospital Universitario de Leipzig.

En su estudio de 778 niños, los investigadores de Leipzig, junto con investigadores de otras universidades alemanas, descubrieron que el 80 por ciento de los niños y adolescentes que declararon haber sido maltratados también habían sufrido maltrato emocional. Esto convierte al maltrato emocional en la forma más común de maltrato infantil.

Además, los investigadores pudieron demostrar que, de todas las formas de maltrato, el maltrato emocional era el que tenía efectos más fuertes en la psique de los niños y adolescentes, incluso en comparación con formas de maltrato que normalmente reciben mucha más atención, como el maltrato físico. En los niños más pequeños, de entre tres y ocho años, el maltrato emocional provocaba sobre todo problemas de comportamiento, mientras que en los mayores era más probable que desembocara en depresión y trastornos de ansiedad. Los resultados se han publicado en la revista 'Child Maltreatment'.

ESTUDIO APOYADO POR LAS OFICINAS DE PROTECCIÓN DE MENORES

Los datos de las familias se recogieron mediante entrevistas exhaustivas. Además, los investigadores analizaron los expedientes de las oficinas de bienestar juvenil en busca de pruebas de experiencias de maltrato. La muestra estaba formada por 306 niños y adolescentes que habían sufrido malos tratos y 472 que no.

Entre otras fuentes, se reclutaron a través de las oficinas de registro de residentes, guarderías, centros de psiquiatría infantil y juvenil y oficinas de bienestar juvenil de las ciudades de Leipzig y Múnich. "Estamos especialmente agradecidos por el apoyo de las oficinas de asistencia social a los jóvenes, ya que nos ha permitido reclutar para el estudio a familias que han vivido experiencias extremadamente difíciles y a las que, de otro modo, sería difícil llegar para proyectos de investigación", comenta el dcotor Jan Keil, autor principal del estudio e investigador de la Facultad de Medicina.

Los resultados ilustran que el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos tras sufrir malos tratos aumenta ya en la primera y mediana infancia, lo que subraya la necesidad de una intervención precoz. "Demostramos que la forma de maltrato emocional, que incluye la negligencia emocional de los niños, debe entenderse como una dimensión propia. Debería prestársele más atención, tanto en la investigación como en el tratamiento, por ejemplo por parte de los pediatras", afirma la doctora Franziska Schlensog-Schuster, autora principal del estudio.

"Tenemos que educar a los padres para que adopten más a menudo la perspectiva del niño. Hace tan solo 30 años, la opinión generalizada era que había que dejar llorar a los niños y que lo que viven en la infancia lo olvidan de todos modos. Pero, cada vez más, se está produciendo un cambio total de actitud y se aprecia la necesidad de tender la mano a los más pequeños cuando muestran emociones difíciles, como estar enfadados o tristes", ha concluido el psicólogo White.