MADRID, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Rice University (Estados Unidos) han observado por primera vez de cerca, en un estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', las proteínas de las 'bobinas en espiral', la condensina y la cohesina, que forman el ADN.
En concreto, los expertos han descubierto que estas proteínas tienen lazos en forma de anillo que consisten en dos bobinas enrolladas de proteínas de 35 nanómetros de largo. Estas terminan en un extremo en un par de motores de "unidad principal" que se unen a las bobinas de ADN, y en el otro en "bisagras" que se cree que se abren y cierran para atrapar los filamentos.
"Ya sabíamos que las 'bobinas en espiral' tienen algún tipo de importancia estructural, pero lo que vimos es que estas bobinas largas son bastante activas. Todavía estamos investigando hasta qué punto son importantes, pero a medida que realizamos las simulaciones vimos que las bobinas se unen, como auriculares que se tuercen cuando los pones en tu bolso", han explicado los expertos.
El proyecto representa uno de los mayores desafíos para las técnicas de modelado que, en este caso, combina el análisis de acoplamiento directo (DCA) de la coevolución de secuencias proteicas relacionadas y las fuerzas atómicas dentro de las proteínas que determinan su forma y función.
Para completar la estructura en la que había menos pistas evolutivas, el grupo utilizó el algoritmo AWSEM para determinar estructuras funcionales plegadas completas a partir de un subconjunto grueso de fuerzas atómicas dentro de una proteína. Para ello, los científicos analizaron las estructuras de condensina y cohesina con entre 1.100 y 1.300 residuos. "Todavía estamos adivinando los detalles, pero hemos visto que las bobinas no están colgadas pasivamente allí, sino que están mucho más involucradas en el proceso de lo que pensábamos", han argumentado.