Investigadores del CSIC analizan la utilización de bacteriófagos para hacer frente a la resistencia a los antibióticos

Archivo - Imagen de microscopía electrónica que muestra un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana.
Archivo - Imagen de microscopía electrónica que muestra un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana. - GRAHAM BEARDS-WIKIPEDIA - Archivo
Publicado: martes, 30 noviembre 2021 14:38

MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del CSIC analizan la utilización de bacteriófagos para hacer frente a la amenaza que plantea la creciente resistencia de las bacterias a los fármacos, un problema que viene ocurriendo desde hace décadas, pero solo en los últimos años algunos patógenos bacterianos se están volviendo prácticamente pan-resistentes.

Los investigadores Pedro García, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), y Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES); Roberto Vázquez, del department of Biotechnology, Ghent University, Gante, (Bélgica) y Pilar García, del Instituto de Productos Lácteos de Asturias, IPLA-CSIC (Asturias) destacan que hay tratamientos prometedores basados, por ejemplo, en el uso de los virus bacteriófagos, o abreviadamente fagos, lo que se conoce como "fagoterapia" o terapia fágica.

Los fagos, descubiertos hace algo más de un siglo, son virus que infectan exclusivamente bacterias. Son las entidades biológicas más abundantes del planeta y, además, los predadores dominantes en la biosfera, encontrándose habitualmente y en gran número incluso junto a la propia microbiota que habita en nuestro cuerpo.

En general, su ciclo de vida implica la lisis y la muerte de la bacteria hospedadora y, por esta razón, su aplicación terapéutica para combatir algunas infecciones se adoptó, al menos experimentalmente, muy poco después de su descubrimiento (recordemos, hace más de un siglo).

No obstante, el descubrimiento de la penicilina y otras familias de antibióticos, hacia la mitad del siglo pasado, relegó en Occidente el uso de los fagos casi al olvido, hasta que la creciente aparición de cepas bacterianas resistentes rescató el interés científico no solo de los fagos enteros, llamados viriones, sino también de algunos productos codificados por los fagos, en especial las enzimas que rompen la mureína, la envuelta que tienen todas las bacterias a modo de coraza protectora. Estas enzimas se denominan endolisinas y, cuando se utilizan como proteínas purificadas con actividad bactericida, también se les llama "enzibióticos".

En los últimos años se han publicado numerosos artículos científicos que han demostrado el gran potencial bactericida de los fagos y los enzibióticos, no solamente en experimentos in vitro de laboratorio, sino que en muchas ocasiones los resultados se han validado en modelos animales de infección e incluso se ha alcanzado la etapa de los ensayos clínicos en humanos para algunos de estos productos con resultados, en muchos casos, esperanzadores.

Los tres autores, que pertenecen al grupo de trabajo sobre Terapia Fágica de la Red Española de Bacteriófagos y Elementos Transductores (FAGOMA), destacan que en algunos hospitales de varios países europeos y de Estados Unidos, ya se han dado casos de uso clínico autorizado de fagos como terapia compasiva para tratar pacientes graves, afectados por infecciones causadas por bacterias multirresistentes y contra las cuales, por tanto, la terapia convencional con antibióticos ya no era una opción terapéutica viable.

Una de las investigaciones más sonadas fue la descrito hace un par de años en la revista 'Nature Medicine', donde una paciente británica de 15 años se curó completamente mediante la administración intravenosa de un cóctel de tres fagos modificados en el laboratorio para atacar eficazmente a la cepa de Mycobacterium abscessus que estaba dañando sus órganos vitales.

"Este no es, obviamente, el único ejemplo: hasta el día de hoy se han reportado en el mundo bastantes más casos de tratamientos exitosos contra una variedad de patógenos multirresistentes, algunos de ellos también en España. En el caso de los enzibióticos, hace unos tres años se comercializó el primero de ellos, de uso tópico, dirigido contra la bacteria Staphylococcus aureus resistente a meticilina", afirman.

En la actualidad hay otros enzibióticos que se encuentran en fases clínicas avanzadas de validación, lo que augura que a medio plazo se podrá disponer de este tipo de antibacterianos para combatir las infecciones provocadas por diversas superbacterias. De hecho, el que se espera sea caso ejemplar para la cercana regulación y comercialización de los enzibióticos, la Exebacasa de la empresa estadounidense Contrafect, finalizará la tercera y última etapa de sus ensayos clínicos para uso en infecciones sistémicas por S. aureus el próximo año.

"En España contamos con un importante tejido académico e incluso empresarial que nos coloca en una buena posición de cara a la adopción de estas nuevas terapias. Buen ejemplo de ello es la red FAGOMA, a la que pertenecen los autores de esta tribuna. Como parte de sus actividades, FAGOMA se ha propuesto la concienciación sobre la investigación y aplicación de los fagos, con el propósito a corto plazo de estimular un debate público que culmine con una regulación de este tipo de terapias para permitir su aplicación habitual con toda la seguridad legal y las garantías sanitarias", explican.

"Pensamos que la fagoterapia, con sus debilidades y dificultades, de las cuales no está exenta, va a ser en el futuro cercano al menos una de las principales soluciones para luchar contra las bacterias resistentes, como alternativa o complemento a los antibióticos. Nuestra sociedad necesita tener ahora este debate y adelantarse a la ola de las pandemias por venir", concluyen.