MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
En el primer ensayo de seguridad de Estados Unidos de una nueva forma de inmunoterapia para la diabetes tipo 1 (DM1), dirigido por científicos y médicos de la Universidad de California en San Francisco, los pacientes experimentaron reacciones adversas sin gravedad después de recibir inyecciones de un máximo de 2.600 millones de células que habían sido especialmente seleccionadas para proteger la capacidad del cuerpo de producir insulina.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico, que normalmente protege contra las infecciones, de alguna manera funciona mal y se dirige a las células secretoras de insulina, llamadas células beta, en el páncreas. Muchas terapias para aspiran a abordar este problema mediante la supresión de la respuesta inmune, pero este enfoque puede tener consecuencias graves, como una mayor susceptibilidad a la infección o el cáncer.
Como se informa en un artículo que se publica este miércoles en la edición digital de la revista 'Science Translational Medicine', las células utilizadas en la fase 1 del ensayo, conocidas como células T reguladoras (Treg), están en su lugar sobre la base del concepto de "tolerancia inmunológica", por lo que estas células tienen el potencial de amortiguar el asalto del sistema inmune a las células beta, dejando intactas sus capacidades de lucha contra la infección.
"Esto podría ser un cambio de juego --subraya el autor Jeffrey A. Bluestone, profesor de Metabolismo y Endocrinología en la UCSF--. Para la diabetes tipo 1, tradicionalmente hemos dado fármacos inmunosupresores, pero este estudio nos abre un nuevo camino a seguir. Mediante el uso de las células T reguladoras para 'reeducar' el sistema inmunológico, podemos conseguir cambiar realmente el curso de esta enfermedad".
Los alentadores resultados de seguridad del estudio, llevado a cabo en la UCSF por Stephen E. Gitelman, profesor de Pediatría, y en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, Estados Unidos, por Kevan C. Herold, "apoyan el desarrollo de una fase 2 para probar la eficacia de la terapia de Treg", según escribe el equipo de investigación.
Las células T reguladoras infundidas utilizadas en el ensayo se derivaron de las propias células de los participantes del ensayo, utilizando una técnica de "aislamiento y expansión" ex vivo (fuera del cuerpo) descrita anteriormente por Bluestone y sus colegas en 2009.
En este procedimiento, los médicos retiran menos de dos tazas de la sangre, que en el caso de pacientes de DM1 por lo general contienen entre 2 y 4 millones de las Tregs deseadas, mezcladas con millones de células de otros tipos. Mediante el uso de un método conocido como células activadas por fluorescencia (FACS, por sus siglas en inglés), que separa precisamente células basadas en moléculas que muestran en su superficie, las células T reguladoras terapéuticas se separan y luego se colocan en un medio de crecimiento en el que se pueden alcanzar un aumento en cuanto al número de 1.500 veces.
Bluestone y sus colegas han demostrado en trabajos anteriores que las Tregs recuperadas tras esta expansión son funcionalmente más activas, pueden reparar defectos en el sistema inmunológico de los pacientes con DM1 y tienen más probabilidades de sobrevivir a largo plazo en el cuerpo que Tregs producidas por otros medios.
El ensayo fue el primer estudio estadounidense en el que grandes poblaciones de células T reguladoras creadas empleando estas técnicas se pusieron de nuevo en circulación de los pacientes. Un total de 14 pacientes de 18 a 43 años de edad, todos con inicio reciente de DM1, se organizaron en cuatro grupos que, sucesivamente, recibieron infusiones con cada vez un mayor número de células T reguladoras: los miembros del primer grupo recibieron cerca de 5 millones de células mientras el cuarto grupo, alrededor de 2.600 millones de células.
UN TRATAMIENTO DURADERO
Además de ser bien tolerados por los cuatro grupos de participantes, los tratamientos fueron duraderos, con hasta un 25 por ciento de las células terapéuticas infundidas todavía detectables en circulación de los pacientes un año después de haber recibido una sola infusión.
Los resultados de seguridad positivos del ensayo son particularmente tranquilizadores, ya que en algunos casos las células T que se introdujeron de forma terapéutica en el tratamiento del cáncer han hecho que los sistemas inmunes de los pacientes entren en una espiral fuera de control. Sobre la base de los datos de la fase 1 de este ensayo, Caladrius Pharmaceuticals, con sede en Nueva Jersey, se encuentra ahora en las primeras etapas de planificación de un ensayo de fase 2 de células T reguladoras para la DM1.
La participante en este primer ensayo Mary Rooney, de 39 años, que fue diagnosticada con diabetes tipo 1 hace cuatro años, dijo que no ha experimentado ningún efecto secundario del tratamiento con Treg. "El trabajo del doctor Bluestone y su equipo ofrece una nueva esperanza para las personas con diabetes tipo 1 y otros trastornos autoinmunes --dice Rooney--. La intervención con Treg tiene por objeto prevenir el desarrollo y la progresión de la diabetes tipo 1, liberando a la gente como yo de la rutina diaria de la terapia de insulina y el temor de complicaciones durante toda la vida. Es una investigación verdaderamente innovadora con un enorme potencial".
Además de su valor potencial como terapia de la diabetes, según Bluestone, miembro del Centro de Diabetes de UCSF, las Tregs son muy prometedoras como tratamientos para otras enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus e, incluso, como terapias para las enfermedades cardiovasculares, patologías neurológicas y la obesidad.
"El uso de las propias células del paciente, identificándolas, aislándolas, multiplicándolas e infundiéndolas de nuevo en el paciente, es un nuevo pilar emocionante para el desarrollo de fármacos --subraya Bluestone-- y esperamos que Tregs sea una parte importante de la terapia de la diabetes en el futuro".