MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los síntomas neuropsiquiátricos comunes que los médicos observan en los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen su origen en la inflamación cerebral y no en las proteínas amiloide y tau, según un artículo publicado en 'JAMA Network Open' por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EEUU).
De este modo, el hallazgo refuerza la evidencia cada vez mayor del papel de la neuroinflamación en la progresión del Alzheimer y sugiere nuevas vías para el desarrollo de terapias dirigidas a los síntomas neurológicos de la enfermedad.
"Los síntomas neuropsiquiátricos, como la irritabilidad, la agitación, la ansiedad y la depresión, figuran entre los más difíciles de tratar en los pacientes con Alzheimer. Son difíciles de controlar, no tienen una causa clara y hacen que sea difícil para las familias cuidar de sus seres queridos sin mucho apoyo", ha señalado el primer autor Cristiano Aguzzoli, asociado postdoctoral en Pitt, quien ha añadido que con esta investigación "se demuestra por primera vez que la inflamación cerebral puede ser la culpable de estos síntomas".
A principios de este año, los científicos de Pitt descubrieron que la inflamación cerebral excesiva es fundamental para el inicio de la enfermedad y puede predecir si los ancianos sin problemas cognitivos tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas de Alzheimer.
Sus investigaciones anteriores apuntaban a la importancia de la neuroinflamación en la cascada patológica en la que intervienen otros agentes clave de la patología del Alzheimer, como la beta amiloide y la tau.
LA INFLAMACIÓN CEREBRAL, CAUSA DIRECTA
Los nuevos hallazgos aportan las primeras pruebas sólidas de que la inflamación cerebral es también una causa directa de los síntomas neuropsiquiátricos que suelen acompañar a las demencias asociadas al Alzheimer.
En el nuevo estudio, los investigadores trabajaron con 109 ancianos, la mayoría de los cuales no presentaban alteraciones cognitivas. Sin embargo, la mayoría de esos individuos dieron positivo en amiloide y tau.
Al medir los niveles de neuroinflamación, beta amiloide y tau mediante imágenes cerebrales y comparar los resultados con evaluaciones clínicas de la gravedad de los síntomas neuropsiquiátricos, los científicos descubrieron que la activación microglial estaba estrechamente asociada a diversos síntomas neuropsiquiátricos, como trastornos del sueño y agitación. Mientras que los niveles de amiloide y tau por sí solos predecían los síntomas neuropsiquiátricos, la neuroinflamación parecía tener un efecto añadido.
La neuroinflamación se asoció en mayor medida con los cuidadores o familiares que informaban de los rápidos cambios de humor de sus seres queridos, que pasaban de la calma a las lágrimas o la ira, uno de los síntomas habituales de la enfermedad. Los individuos cuyos cuidadores mostraban mayores niveles de angustia al atenderlos presentaban mayores niveles de inflamación cerebral.
LOS FÁRMACOS PARA LA NEUROINFLAMACIÓN PODRÍAN AYUDAR A REDUCIR SÍNTOMAS
En conjunto, el estudio se suma a las crecientes pruebas del papel de la inflamación cerebral en las primeras fases de progresión de la enfermedad, cuando suelen aparecer síntomas como el exceso de irritabilidad. También sugiere que los ensayos clínicos dirigidos a la neuroinflamación como terapia preventiva del Alzheimer podrían realizar un seguimiento de los síntomas neuropsiquiátricos como forma de medir la eficacia del tratamiento.
A la inversa, los fármacos dirigidos específicamente a la neuroinflamación podrían ayudar a reducir la gravedad de los síntomas neuropsiquiátricos y aliviar parte de la carga psicológica experimentada por los cuidadores, mejorando así el apoyo a los pacientes.
"Dado que tanto la neuroinflamación como las anormalidades neuropsicológicas se encuentran en varios otros tipos de demencia, incluyendo la demencia de Parkinson, estamos colaborando con científicos de todo el mundo para ampliar estos hallazgos a estas otras enfermedades", ha afirmado el autor principal Tharick Pascoal, profesor asociado de psiquiatría y neurología en Pitt.