MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha alertado que la coexistencia de la obesidad y la COVID-19 durante un período más prolongado "es una bomba de relojería" porque "puede comprometer la salud del corazón de quienes las padecen".
Con motivo del Día Mundial de la Obesidad, que se celebra este viernes, la entidad advierte que estas dos pandemias darán lugar a una reducción de la esperanza de vida de las personas por sus secuelas físicas y psicológicas. Concretamente, los expertos estiman que una persona con sobrepeso puede vivir de media de tres a cinco años menos que quien no lo padezca y, si tiene obesidad mórbida, la esperanza de vida puede descender hasta diez años, "exactamente la misma reducción a la que se expone un fumador".
"El sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo de hipertensión y ateroesclerosis y con ello, la probabilidad de sufrir infartos cardiacos y cerebrales; aumentan la resistencia a la insulina que acaba dando lugar a diabetes tipo II, cuyo desarrollo puede derivar en ceguera o amputaciones de miembros por isquemias; favorecen enfermedades respiratorias, como la EPOC o el asma; ocasionan problemas de articulaciones, hígado graso y trastornos mentales, tipo ansiedad y depresión, al igual que el riesgo de desarrollar cáncer", ha comentado el portavoz de IMEO, Rubén Bravo.
En este sentido, el experto ha destacado que, en la actualidad, una persona tiene un promedio mayor de ser obeso que cinco décadas atrás. "Una década atrás se temía que, si no se tomaban medidas, en 2025 uno de cada cinco adultos podría ser obeso y en España ya estamos al 22 por ciento en obesidad adulta, es decir, afrontamos un peor escenario y nos falta por evaluar otros problemas colaterales que han surgido a raíz del Covid-19 a nivel psicológico y cardiovascular y la relación que guardan con los mecanismos de un envejecimiento acelerado", ha señalado.
La pandemia ha provocado que la obesidad obtenga una mayor relevancia, no solo debido a los periodos de confinamiento sino también debido a que el virus afecta a numerosos órganos ya debilitados en personas con obesidad.
"La COVID-19 ha supuesto un grave riesgo para el corazón de los pacientes con obesidad que ya de por sí sobrecargado, es sometido a un sobreesfuerzo inherente a cualquier infección", ha explicado la nutricionista clínica Carmen Escalada.
Esta situación, según la experta, favorecerá su envejecimiento prematuro, así como un peor pronóstico, ya que va a propiciar un mayor acúmulo de líquido en los pulmones que hará que éstos no ventilen bien y que la concentración de oxígeno que llegue al corazón no sea suficiente. "Sabemos que el coronavirus tiene la capacidad de infectar el músculo cardiaco, pudiendo provocar una inflamación conocida como miocarditis que es aún más grave
en pacientes con obesidad, ya que su órgano está más debilitado y su respuesta inflamatoria es más agresiva y desmedida", ha añadido.