MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han identificado ocho factores principales que aumentan el riesgo de una complicación hemorrágica común tras un infarto. Algunos de estos factores ya se conocen pero, utilizando técnicas de aprendizaje automático, los investigadores han encontrado predictores adicionales, como el tabaquismo, la presión arterial y la glucosa en sangre.
"Si podemos identificar a los pacientes con alto riesgo de hemorragia digestiva alta tras un infarto, los médicos podrán tomar medidas profilácticas para mitigar este riesgo. Existen, por ejemplo, fármacos que combaten las complicaciones hemorrágicas, pruebas de bacterias intestinales que pueden utilizarse en grupos de riesgo y otras posibilidades de tratamiento personalizado para pacientes con infarto de miocardio con alto riesgo de complicaciones hemorrágicas", afirma Moa Simonsson, una de las autoras del trabajo, que se ha publicado en la revista 'European Heart Journal - Cardiovascular Pharmacotherapy' y se presentarán en el congreso digital de la Sociedad Europea de Cardiología el 27 de agosto.
Las hemorragias en el tracto gastrointestinal superior son una de las complicaciones hemorrágicas más comunes tras un infarto agudo de miocardio. Esta afección exige muchos recursos a los hospitales, causa un sufrimiento considerable y aumenta el riesgo de muerte. Las complicaciones hemorrágicas también limitan el uso de antitrombóticos, lo que a su vez puede empeorar el pronóstico cardiovascular.
La mayor atención prestada a las complicaciones hemorrágicas en las dos últimas décadas ha dado lugar a varias estrategias para reducir el riesgo de hemorragia del tracto gastrointestinal superior. A pesar de ello, hay pocos estudios sobre esta complicación que incluyan una población diversa de pacientes con infarto.
El 1,5 por ciento sufre una hemorragia digestiva tras el infarto
Para el estudio actual, los investigadores obtuvieron datos de casi 150.000 pacientes con infarto agudo de miocardio entre 2007 y 2016 del registro nacional SWEDEHEART. De estos pacientes, aproximadamente el 1,5 por ciento sufrió una hemorragia digestiva en el plazo de un año tras el infarto. También tenían un mayor riesgo de muerte y de accidente cerebrovascular.
Los investigadores confirmaron varios factores conocidos que aumentan el riesgo de hemorragia del tracto gastrointestinal superior, como los niveles bajos de hemoglobina (una proteína que ayuda a transportar el oxígeno en la sangre), las hemorragias previas del tracto gastrointestinal superior, la edad y el tratamiento antitrombótico intensivo.
Mediante un algoritmo, también identificaron nuevos factores de riesgo, como el tabaquismo, la presión arterial, la glucemia y el tratamiento previo de trastornos estomacales, como las úlceras y el reflujo ácido.
"Si se combinan los modelos estadísticos tradicionales con los métodos de aprendizaje automático, se pueden crear oportunidades únicas para encontrar factores de riesgo clave para eventos cardiovasculares previamente desconocidos. Esto nos permite hacer un uso eficaz de los valiosos datos del registro de calidad médica teniendo en cuenta las complejas relaciones entre los factores de riesgo y los resultados, con el fin de optimizar aún más las recomendaciones actuales para el cuidado de los pacientes", apunta otro de los responsables de la investigación, Philip Sarajlic.
Este otoño, los investigadores iniciarán un gran estudio clínico para investigar la importancia del diagnóstico y el tratamiento de una infección común en el tracto gastrointestinal superior. En concreto, intentarán determinar si un cribado sistemático de los pacientes con infarto de miocardio para detectar la infección por Hp y, en su caso, su tratamiento, puede reducir las complicaciones hemorrágicas y mejorar el pronóstico tras el infarto.