MADRID, 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) han identificado un nueva vía para abordar el tratamiento del cáncer que consigue que los tumores mueran a causa del estrés.
Durante años, los investigadores han estado tratando de atacar un gen llamado MYC que se sabe que impulsa el crecimiento de tumores en múltiples tipos de cáncer cuando está mutado o sobreexpresado, pero ha sido difícil alcanzar ese objetivo con éxito. Ahora, los investigadores de la Universidad de Pennsylvania han identificado un nuevo camino que funciona como socio de MYC y puede ser su talón de Aquiles.
En la nueva vía interviene una proteína llamada ATF4, y cuando está bloqueada, puede causar que las células cancerosas produzcan demasiada proteína y mueran. Estos hallazgos en líneas celulares y modelos de ratón, que publica 'Nature Cell Biology', podrían señalar el camino hacia un nuevo enfoque terapéutico, ya que ya existen inhibidores que pueden bloquear la síntesis de ATF4.
MYC es un gen que controla el crecimiento normal de las células, pero cuando es mutado o amplificado en el cáncer, desencadena una reacción en cadena que ayuda a los tumores a crecer sin control. Si bien actualmente no existe una forma específica de abordarlo, las investigaciones anteriores se han centrado en bloquear otros pasos en la cadena como una solución para impedir el crecimiento del tumor.
El equipo, liderado por Constantinos Koumenis, profesor Richard Chamberlain de Radiación Oncológica y vicepresidente y director de la división de investigación de Radiación Oncológica, ha demostrado previamente que en ciertos tumores, uno de estos pasos está regulado por una quinasa llamada PERK, que se activa ATF4.
Sin embargo, este nuevo estudio ha demostrado que el bloqueo de PERK no siempre detiene el crecimiento del tumor porque MYC en realidad controla un segundo proceso que puede funcionar en paralelo como una redundancia en el sistema.
"Lo que hemos aprendido es que debemos ir más abajo para bloquear el crecimiento del tumor de una manera que las células cancerosas no puedan escapar fácilmente, y nuestro estudio identifica el objetivo para hacer precisamente eso", explica Koumenis, autor principal de este estudio junto con Davide Ruggero, profesor de Urología en el Centro de Cáncer Integral Familiar Helen Diller en la Universidad de California, San Francisco (UCSF).
Este estudio muestra que el enfoque alternativo es apuntar al propio ATF4, ya que es el punto donde ambas vías de señal convergen, lo que significa que hay menos redundancia incorporada para permitir que el cáncer sobreviva.
Los hallazgos también muestran que ATF4 activa los genes que MYC necesita para el crecimiento y también controla la velocidad a la que las células producen proteínas específicas llamadas 4E-BP. Cuando los investigadores eliminaron el ATF4 en células o ratones, encontraron que las células tumorales continuaban acumulando esas proteínas y eventualmente murieron como resultado del estrés. Esto bloqueó el crecimiento del tumor en ratones con linfomas y cáncer colorrectal.
Este estudio también encontró que cuando los tumores en humanos son controlados por MYC, ATF4 y su proteína asociada 4E-BP también se expresan en exceso, lo que es una prueba más de que estos hallazgos pueden apuntar a un enfoque que podría funcionar para los humanos.
"Esto nos muestra los impactos potenciales de apuntar ATF4 en tumores dependientes de MYC, algo que ya estamos estudiando. También estamos trabajando para confirmar que este enfoque no causará ningún efecto fuera del objetivo", señala la investigadora Feven Tameire.
Los autores creen que los estudios futuros también se centrarán en continuar investigando por qué ATF4 funciona de la manera en que lo hace, lo que puede ayudar a comprender si hay otros objetivos potenciales en la cadena.