MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Desde fuera, la mayoría de las células T tienen el mismo aspecto: pequeñas y esféricas. Ahora, un equipo de investigadores dirigido por Berend Snijder del Instituto de Biología de Sistemas Moleculares de ETH Zurich (Suiza) ha observado más de cerca el interior de estas células utilizando técnicas avanzadas. Sus hallazgos muestran que la organización espacial subcelular de las células T citotóxicas, a la que Snijder se refiere como su arquitectura celular, tiene una influencia importante en su destino.
Cuando las células con invaginaciones nucleares encuentran un patógeno, se convierten en poderosas células efectoras que proliferan rápidamente y matan al patógeno. Sus compañeras, con núcleo esférico (es decir, sin invaginaciones nucleares), evolucionan a un ritmo más lento: tardan más en activarse y eventualmente se diferencian en células con memoria de larga duración que defienden al organismo contra futuros ataques del mismo patógeno.
Los científicos identificaron estas dos poblaciones de células T funcionalmente distintas hace unos 50 años. "Pero hasta ahora no estábamos seguros de qué características determinaban si una célula T se convertiría en una célula efectora o en una célula de memoria", dice Ben Hale, postdoctorado en el grupo de investigación de Snijder y autor principal del artículo que apareció recientemente en la revista ‘Science’.
Para ayudar a identificar estas características, los investigadores desarrollaron una plataforma que analiza automáticamente imágenes microscópicas de células inmunes. Luego presentaron esta plataforma con miles de células T de 24 voluntarios sanos que donaron su sangre al Servicio de Donación de Sangre de la Cruz Roja Suiza de Zurich.
Utilizando un enfoque de aprendizaje automático, la plataforma clasificó las células en tres grupos diferentes. "Ya habíamos visto cómo algunas células T parecen tener forma de botella cuando se activan", apunta Snijder. "Pero no esperábamos que la plataforma dividiera las células redondas en dos grupos diferentes".
Investigando más a fondo, los investigadores también descubrieron que las diferencias en la arquitectura celular entre las dos clases de células redondas también tienen un significado funcional. "Las células con invaginaciones nucleares están diseñadas para activarse rápidamente: muchas de ellas se convierten en células efectoras con forma de botella en 24 horas", señala Hale.
"También generan una respuesta más fuerte cuando se activan y proliferan mucho más rápido que las células sin invaginaciones nucleares", añade Snijder. Él y su equipo también identificaron el mecanismo molecular que conduce a una activación más rápida y fuerte de las células con invaginaciones nucleares: "Su arquitectura celular especial permite una mayor afluencia de iones de calcio", dice Snijder.
Ambos investigadores destacan que todavía quedan muchas preguntas por responder. Por ejemplo, Snijder y su equipo ahora esperan descubrir cómo el organismo garantiza constantemente que alrededor del 60 por ciento de las células T citotóxicas en la sangre tengan invaginaciones nucleares, mientras que el 35 por ciento no tenga invaginaciones y el 5 por ciento restante tenga forma de botella.
Snijder y Hale señalan que sus resultados no sólo son "importantes para comprender mejor cómo funcionan nuestras células inmunitarias", sino que también desempeñan un papel crucial en la lucha contra el cáncer, por ejemplo: "Muchas terapias novedosas utilizan células T para matar el cáncer". células", dice Snijder. "Si podemos encontrar una manera de seleccionar e implementar específicamente estas arquitecturas celulares, podremos mejorar la eficacia clínica de tales terapias".