MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Francis Crick, el King's College de Londres y la Guy's and St Thomas' NHS Foundation Trust, todos ellos en Reino Unido, han caracterizado un tipo especializado de célula inmunitaria que desempeña un papel clave en la protección y reparación de las células del intestino humano sano.
Estas células inmunitarias protectoras se agotan en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), dejando a los pacientes vulnerables a la progresión de la enfermedad y a complicaciones graves. Estos hallazgos, publicados en la revista 'Science', podrían mejorar la gestión clínica y las opciones de tratamiento de las personas que padecen estas dolencias.
EII es el término colectivo que engloba la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, dos afecciones incurables que cursan con inflamación intestinal excesiva y provocan síntomas debilitantes como dolor y diarrea. Es frecuente su incidencia está aumentando en todo el mundo. Suele aparecer en la infancia y en los primeros años de la vida adulta, y afecta a algunos de los periodos social y económicamente más importantes de la vida de una persona.
Como parte de su estudio, los investigadores analizaron tejidos de más de 150 pacientes del Guy's and St Thomas' NHS Foundation Trust, diseccionando una importante población de linfocitos T denominados linfocitos T gamma delta en el colon de personas con intestinos sanos y personas con EII.
En los intestinos sanos, había un subconjunto especializado único de células gamma delta, denominadas células V-gamma-4 (Vg4), que curiosamente estaban significativamente alteradas y a menudo visiblemente reducidas en las muestras inflamadas de EII.
Antes de este trabajo, el equipo de Crick y King's había identificado moléculas en el epitelio intestinal sano (las células que recubren las paredes del intestino) que interaccionan directamente con las células T Vg4. Así pues, en este nuevo estudio comprobaron si la pérdida de esta interacción normal entre las células T Vg4 y el epitelio era la causa de la enfermedad.
Para ello, el equipo analizó a individuos relativamente raros portadores de un gen que limita gravemente esta interacción, y descubrió que, mientras que portar este gen no aumentaba la probabilidad de desarrollar EII, en el caso de los que ya habían desarrollado la enfermedad de Crohn, aumentaba significativamente el riesgo de progresión de la enfermedad y el desarrollo de complicaciones graves.
Los investigadores también observaron que, en las personas cuya inflamación había mejorado, las que tenían restablecida la función de las células T Vg4 tenían menos probabilidades de recaer que las que no la tenían. Esto sugiere que la evaluación del estado de las células T Vg4 podría ser un biomarcador útil para la progresión de la enfermedad.
Robin Dart, antiguo estudiante de doctorado en el Crick financiado por el Wellcome Trust, investigador clínico postdoctoral en el King's College de Londres y gastroenterólogo consultor en el Guy's and St Thomas' NHS Foundation Trust, explica que "en la actualidad no existe cura para la EII, y para una proporción significativa de los pacientes que trato, las recaídas persistentes son angustiosas y afectan gravemente a su vida cotidiana".
"Los tratamientos suelen centrarse en reducir la inflamación, pero a pesar de las mejoras terapéuticas, las tasas de recaída siguen siendo elevadas --prosigue--. Así pues, tenemos que empezar a centrarnos en otras áreas, como la reparación de la barrera intestinal, y las células T gamma delta, en particular las células Vg4, pueden ofrecer una forma de hacerlo".
Las personas con EII corren un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal, sobre todo cuando la enfermedad no está controlada. En algunos casos, las personas desarrollan lesiones intestinales cancerosas o precancerosas que requieren extirpación quirúrgica.
Adrian Hayday, jefe de grupo principal del Laboratorio de Inmunovigilancia del Crick, catedrático Kay Glendinning de Inmunobiología del King's College de Londres y director del estudio, reconoce que aun no se conocen bien los vínculos entre la EII no controlada y las formas especialmente graves de cáncer de colon".
Así pues, comenta que "resulta fascinante que el subconjunto de células inmunitarias clave que hemos identificado como ausente en la EII pueda ser también el mismo que las células T gamma delta intestinales descritas por otro grupo en Milán como poseedoras de un profundo potencial para atacar las células cancerosas del colon. Creemos que los defectos de estas células podrían vincular ambas enfermedades", añade.
"Yo veo las células T gamma delta intestinales como una aspiradora que limpia los daños causados por las infecciones y las toxinas que entran por una puerta que debe mantenerse abierta para que pasen los alimentos --explica--. Si las células T gamma delta no funcionan correctamente, el daño se acumula, provocando inflamación y cambios potencialmente cancerosos que pueden acumularse hasta niveles incontrolados".
Los próximos pasos de la investigación consisten en estudiar posibles dianas farmacológicas para las interacciones entre las células T gamma delta y las células epiteliales y perfeccionar los métodos de control rutinario de las células T gamma delta intestinales como marcador muy necesario de la progresión de la EII frente a su recuperación.
Las implicaciones más amplias de esta biología de las células inmunitarias en diferentes superficies corporales también deberían ser objeto de atención, concluyen.