¿Heredamos las emociones? El lastre en la salud de viviencias traumáticas en la infancia

Madre e hija sonríen haciendo el signo del corazón.
Madre e hija sonríen haciendo el signo del corazón. - GETTY IMAGES / WUNDERVISUALS - Archivo
Actualizado: jueves, 20 febrero 2020 12:40

   MADRID, 20 Feb. (EDIZIONES) -

   Las personas afrontan de muy distintas maneras las situaciones vitales y las reacciones a un mismo acontecimiento pueden ser muy distintas en función de cada individuo. Todo depende de la herencia emocional, de la que no somos conscientes.

   El caso es que las personas sentimos las emociones de una u otra manera en función de la educación que hemos recibido, de la cultura que nos rodea, la heredamos de nuestros padres.

   "Lo que nos genera rechazo, atracción o indiferencia, aquello de lo que nos avergonzamos, lo que nos hace sentir culpables, lo que consideramos bonito o feo. Todas ellas son cosas que aprendemos de nuestros padres y de la cultura que nos rodea, y forman esa herencia emocional invisible que nos hace sentir las emociones de una determinada manera", subraya el médico psiquiatra, psicoanalista, y psicoterapeuta Ramón Riera i Alibés.

   Con motivo de la publicación de 'La herencia emocional. Un viaje por las emociones y su poder para transformar el mundo' (Planeta), el también cofundador y presidente de honor de IARPP España en la Sección Española de la Asociación Internacional para la Psicoterapia y el Psicoanálisis Relacional, incide en que las emociones son fundamentales en nuestro día a día.

   "Nunca como en la actualidad la humanidad había estado tan conectada con las emociones. Hasta hace poco la esperanza de vida era tan corta por la alta presencia de enfermedades y el hambre que la prioridad central era sobrevivir", señala el especialista.

   Así, menciona que, por ejemplo, hasta aproximadamente el siglo XVIII-XIX el casarse por amor no existía. Dicho así suena muy fuerte y lo tenemos poco presente, pero era así, se casaban por intereses de supervivencia, juntar dos patrimonios para poder sobrevivir y nadie se casaba porque le gustaba el otro. "Hoy en día esto de casarte sin que te guste el otro sería una brutalidad que nos llevaría a cualquier tipo de trastorno psicológico o psiquiátrico", advierte.

   Ramón Riera i Alibés menciona también que recientemente se ha descubierto que la negación de las vivencias traumáticas, la estrategia por excelencia que promueven los valores tradicionales, es solo una solución de emergencia, pero a la larga no hace más que empeorar la situación.

   "Como mecanismo de defensa emocional ante el dolor, el cerebro tiene la capacidad de desconectarse. El resultado es que la capacidad de sentir la emoción dolorosa queda bloqueada. Esta es una de las razones por las que los supervivientes de una guerra no suelen hablar de los horrores de sus recuerdos", aclara.

   De hecho, mantienen que los seres humanos somos la única especie animal con infinitas maneras de organizar nuestras emociones en función del contexto familiar y sociocultural en el que nos hemos criado.

   A su vez, este psiquiatra sostiene que las emociones tienen mucho más que ver con la salud física de las personas de lo que en principio pensamos. "Por ejemplo, el hecho de haber sufrido una adversidad importante en la infancia, como por ejemplo la muerte de un padre o madre, o un abuso sexual, o un maltrato, o violencia doméstica, todo esto aumenta probablemente y multiplica por dos la probabilidad de desarrollar enfermedades graves en la edad adulta", avisa Riera i Alibés.

   A su juicio, son cosas de las que se habla poco pero que en cambio todos los estudios epidemiológicos lo constatan empíricamente. "Es bastante habitual que las personas con una salud precaria han sufrido situaciones emocionales extremadamente adversas en la infancia", según reconoce.

   Esto es así, según explica, porque la fisiología del estrés, que es la activación del eje hipófisis-hipotalamo-glandulas suprarrenales y que conlleva un aumento del cortisol, por ejemplo, una de las hormonas del estrés, tiene efectos nocivos para la salud, desde la diabetes, la hipertensión, o efectos también nocivos de tipo neurológico.

   Hay otro dato, en su opinión muy interesante, y es que según apunta, en los países de todo el mundo el 20% de la población gasta lo mismo en sanidad que el 80% restante, y este 20% coincide con personas que han vivido situaciones traumáticas en la infancia.

   "En función de la herencia emocional que has recibido en casa, si has recibido una herencia de por ejemplo 'el mundo es violento, amenazante', 'el mundo no es confiable', por ejemplo, te predispondrá a una fragilidad somática que no tendrás si la herencia emocional que has recibido es la de que 'el mundo es seguro'", aprecia el psicoterapeuta que, según concreta, esta herencia emocional consiste más en una enseñanza a través del ejemplo y del contagio emocional.

¿SE PUEDE MODIFICAR LA HERENCIA EMOCIONAL?

   Sobre si se puede modificar esta herencia emocional, Riera indica que tiene un efecto no consciente importantísimo en la vida de todo el mundo y sólo si la hacemos consciente, si por ejemplo un padre de repente se da cuenta de que está asustando a su hijo para que éste le haga caso, la base de la herencia emocional patriarcal, educar a los niños a través del miedo, si se da cuenta de que es la repetición de la manera que tenía su padre de tratarle a él, ése es el paso necesario, imprescindible para poder intentar cambiarlo.

   "De ahí lo importante que es el poder pensar en la herencia emocional, poderla hacer consciente, poder compararla con la herencia emocional de este padre con la de su mujer, que quizá tenga una manera distinta de hacer las cosas. El paso es informarse también para poder cambiar este tipo de maneras espontáneas de reaccionar emocionalmente", resalta el psicoanalista.

    "Aceptar la vulnerabilidad sin tener que negarla es el único éxito posible para nuestra especie. La posibilidad de éxito pasa por la aceptación de nuestra fragilidad, de la incertidumbre, de la vulnerabilidad que nos hace vivir expuestos a la muerte y al desamor", sentencia.