MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Anomalías estructurales en la materia blanca del cerebro coinciden con la severidad de los síntomas autistas no sólo en los niños con trastorno del espectro autista (TEA), sino también, en cierta medida, en aquellos con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) que también tienen rasgos autistas.Este es el hallazgo de un nuevo estudio, publicado este miércoles en 'JAMA Psychiatry', que destaca evidencia que apoya la teoría de que los mecanismos cerebrales subyacentes comunes pueden ser responsables de los rasgos autistas observados en ambos diagnósticos.
Dirigido por investigadores del Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, el nuevo estudio se centró en la materia blanca, haces de nervios que transmiten información entre regiones cerebrales. Los autores dicen que el vínculo entre la gravedad de los síntomas y los patrones estructurales de la sustancia blanca era más evidentes en la región del cerebro llamada cuerpo calloso, que conecta los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho y permite la comunicación entre ellos.
El hecho de que se pudieran encontrar correlaciones entre los rasgos TEA y la estructura de la sustancia blanca a través de los diagnósticos sugiere mecanismos compartidos de la enfermedad y la existencia de biomarcadores que podrían usarse potencialmente para guiar el diseño de pruebas diagnósticas y tratamientos más específicos.
"Es importante que los médicos y los padres sepan de la posibilidad de co-ocurrencia de los síntomas en un niño con un diagnóstico primario de autismo o TDAH", dice la autora principal, Adriana Di Martino, profesora asociada en el Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente en la Facultad de Medicina de NYU. "Este trabajo podría ayudar a guiar a los médicos en sus decisiones de tratamiento y conducir a una intervención más integral y personalizada", añade.
El TEA y el TDAH son dos de los trastornos del desarrollo neurológico pediátrico más frecuentes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos calculan que aproximadamente uno de cada 68 niños sufre de algún grado de TEA, mientras que la Asociación de Psiquiátrica Americana se aproxima a que alrededor del cinco por ciento de los niños estadounidenses padecen TDAH. Aunque la superposición clínica entre TEA y TDAH está cada vez más reconocida, los mecanismos cerebrales subyacentes exactos de dicha superposición siguen sin conocerse.
Los investigadores en este último estudio no encontraron una correlación significativa entre el TDAH y la estructura de la sustancia blanca. Sin embargo, cuando aislaron los resultados basándose en la gravedad de la falta de atención del niño --un rasgo de TDAH--, encontraron que la falta de atención se vinculaba significativamente con cambios estructurales en el cuerpo calloso. Los autores plantean la hipótesis de que las anomalías en diferentes aspectos de la estructura de la sustancia blanca podrían corresponder a distintos perfiles de pacientes.
A MAYOR SEVERIDAD DE SÍNTOMAS, MENOR INTEGRIDAD DE LA MATERIA BLANCA
Los investigadores analizaron imágenes digitales de los cerebros de 174 niños: 69 con diagnóstico de TEA; 55 con diagnóstico de TDAH; y 50 niños con desarrollo normal. Todos recibieron atención como pacientes ambulatorios en el Centro de Estudios Infantiles, parte del Hospital de Niños Hassenfeld en NYU Langone. La mayoría de los participantes eran varones, lo que refleja su mayor prevalencia de TEA y TDAH.
Además de los análisis categóricos tradicionales --examinando y comparando grupos dentro de su diagnóstico definido-- el equipo realizó análisis dimensionales, buscando datos a través de los grupos de diagnóstico. Esto proporcionó una imagen más completa de las asociaciones entre los síntomas del trastorno cerebral y la estructura de la materia blanca. Para el análisis dimensional se usaron formularios que completaron los padres sobre los comportamientos y síntomas del niño.
Estudios anteriores de imagen han encontrado estructura de la materia blanca anormal en los niños con TEA y TDAH en comparación con los cerebros típicamente en desarrollo, pero el trabajo actual es el primero en evaluar simultáneamente el TEA y el TDAH en la misma muestra dimensionalmente, según los autores.
Los investigadores utilizaron imágenes de tensor de difusión (DTI, por sus siglas en inlgés), un tipo de resonancia magnética que rastrea la difusión de moléculas de agua en el cerebro. Este proceso de difusión se ve afectado por la densidad, el diámetro y la mielinización de las fibras que reflejan la integridad de la sustancia blanca, esencial para la comunicación rápida y eficiente de los pulsos nerviosos.
Al comparar la gravedad de los síntomas de TEA, independientemente del diagnóstico, con las imágenes cerebrales, los investigadores pudieron ver más claramente las relaciones entre el cerebro y el comportamiento. Concluyeron que cuanto más severos son los rasgos autistas del individuo, menor es la integridad de la sustancia blanca en las áreas afectadas del cerebro.
"Este enfoque de diagnóstico cruzado es crucial para nuestro trabajo futuro en la identificación de biomarcadores en el camino hacia la medicina de precisión", dice Di Martino. Los investigadores enfatizan que, aunque se han hecho avances significativos a través de este análisis, se necesitan más estudios a largo plazo para confirmar si realmente existen vías de desarrollo comunes entre los dos trastornos.