Qué hacer para conectar con nuestros hijos y que sean felices

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Publicado: viernes, 26 marzo 2021 8:33

   MADRID, 26 Mar. (EDIZIONES) -

   Nuestro ritmo de vida era complicado antes de la pandemia, pero ahora, con el teletrabajo, sin la ayuda de los abuelos, y con las restricciones que debemos cumplir se ha hecho todavía todo más complicado. Los padres vamos de un lado a otro estresados intentando conciliar, mientras que los niños nos reclaman y muchas veces no podemos hacerles caso.

   Descubrir cómo conectar con ellos y crear un vínculo que les ayude a crecer seguros y felices a pesar de todo es fundamental, y debe ser nuestra prioridad como padres, según defiende la psicóloga infantil MLuisa Ferrerós, directora del Centro PsycoCare Bcn (Barcelona) y autora de más de 15 títulos de referencia.

   Precisamente, acaba de publicar 'Dame la Mano' (Planeta), un manual con el que pretende aportar esas claves que son necesarias para conectar con nuestros hijos y ayudarles en este sentido en su desarrollo emocional.

   Así, y en una entrevista con Infosalus, Ferrerós se muestra contraria a esa corriente que impera entre muchos padres de esta sociedad actual de que deben ser unos padres perfectos cuando, según advierte, a nuestros hijos esto no les interesa para nada, aparte de que es imposible. "Si lo fuera, supondría una carga para los menores, ya que sus padres serían como inalcanzables para ellos", advierte.

Esta especialista mantiene que los niños necesitan tener unos padres implicados, que les prioricen a ellos, que tengan ganas de compartir su tiempo con ellos y les quieran por encima de todo. "Los niños necesitan saber que son importantes para sus padres y estos dedican su tiempo para ellos. Así es como se consigue esa conexión", subraya la también especialista en Neuropsicología.

   Con ello, insiste en que los padres debemos ser conscientes de que no podemos atenderlo todo hoy en día, no damos abasto para una alimentación sana, la casa perfecta, el teletrabajo y los hijos, y por ello tenemos que priorizar, y por supuesto a nuestros hijos.

   "Debemos hacer malabarismos para lograrlo pero, si ponemos el foco en no descuidar esa parte emocional de nuestros hijos, lo otro lo podemos salvar perfectamente. Un día se tienen que comer una galleta en lugar de un plátano porque no nos ha dado tiempo de ir a comprar, no pasa nada; mañana le das plátano. Pero si te reclama cinco minutos cuando llega del colegio y tú le dices que no le puedes hacer caso por el teletrabajo, mal. Eso es lo que sí tenemos que cambiar", asegura.

   En concreto, éste sería uno de sus principales consejos para lograr esa conexión con los hijos, el hacerles caso si nos reclaman, hacer un break en el trabajo 5-10 minutos, de forma que el niño se queda tranquilo y los padres pueden seguir a lo que estaban después del parón y del reclamo: "Esto es lo que le da al niño la sensación y tranquilidad de que realmente pueden contar contigo, que es lo que necesitan".

   Esto no se puede subsanar, pero sí el que coman mejor o peor, según insiste. "Si no lo hacemos se sienten desatendidos, piensan que no son importantes para nosotros, y en estos momentos debemos priorizarlo por encima de todo, bajar el ritmo de trabajo, el no intentar ser perfectas amas de casa", según reitera Ferrerós.

LOS CIMIENTOS DE SU VIDA ADULTA

   De hecho, destaca que es tan importante el que conectemos con nuestros hijos de cara a su desarrollo, el no desconectar con ese lado emocional de los menores, especialmente de los de menos de 12, porque se encuentran configurando y construyendo su personalidad, los cimientos de lo que va a ser su vida, sus características y su vida emocional, los cimientos que le darán seguridad, su apego en realidad.

   "Para eso necesitan estar conectados con sus padres y sentir que son importantes para ellos y que estos dedican aunque sea 5 minutos para ellos. Estas cosas son importantes porque ellos crecen con ese sentimiento de que si soy importante para mis padres lo soy para mi mismo y para otras personas. Si tengo sensación de que nadie tiene tiempo para mi, de que no soy relevante para nadie, pues mi autoestima se va por los suelos", recalca.

   Según defiende esta psicóloga infantil de referencia, la autoestima en los niños no se refuerza ni trabaja diciéndoles lo guapos que están o lo estupendos que son, sino siendo capaces de hacerles caso cuando nos reclaman, teniendo momentos de compartir confidencias, juegos de calidad, aparte de dándoles pequeñas responsabilidades, y especialmente en pandemia.

   "Como no tengo tiempo, ¿me ayudas a hacer la cama? O si son muy pequeñas a recoger los juguetes. El hecho de que participen en cosas de la casa, siempre a su nivel, y el darles una pequeña responsabilidad les hace entender que confías en ellos y crees que son capaces de ello. Eso les da subidón tremendo", resalta.

   Trabajar todos estos aspectos, prosigue la catalana, previene muchos problemas de salud mental posteriores: "Toda tu esfera emocional la construyes en base a estos cimientos de seguridad y de confianza en ti mismo, que si no se construyen ahora, después pueden ser posibles casos de depresión, de ansiedad, de inseguridad, o de miedo. Casos que aparecen en la edad adulta vienen de esa falta de conexión emocional y de no generar un apego seguro en estas etapas infantiles".

DAR MUCHO CARIÑO, TAMBIÉN FUNDAMENTAL

   Otro punto que puede ayudar en esa conexión con los hijos, y desarrollo emocional de los mismos es el contacto piel con piel, el darles muchas muestras de cariño, abrazos, besos, cosquillas, achuchones, y aunque sean adolescentes y nos llamen pesados, según defiende la autora de 'Dame la mano'.

    "Esto es la demostración de este vínculo invisible. Al poner una distancia física también la pones de forma emocional y se abre un abismo que cuesta recomponer. Esto también sucede con las parejas. Si te enfadas y te alejas físicamente, después es difícil recuperarlo. Hay que solventar los problemas antes de irse a dormir, y recuperar ese contacto físico", subraya.

   De hecho, Ferrerós hace hincapié en que esto a los niños puede atormentarles mucho, el irse a dormir sin arreglar los problemas con sus padres. "Lo necesitan mucho para irse tranquilos a la cama y descansar bien. Hay que enseñar a los niños, y practicar en la familia, el cómo solucionar conflictos emocionales diarios, sabiendo que un día te puede salir algo mal, pero siempre se puede pedir perdón, y después reparar la situación, salir de ahí sin problema, sin encallarnos ni permanecer en un pozo de recriminaciones, algo muy tóxico emocionalmente, que a la larga sólo genera personas adultas que no saben gestionar sus situaciones emocionales", agrega.

   Igualmente, valora la importancia de no querer cambiar a nuestros hijos sobre cómo son, sino en hacerles brillar, y pone el ejemplo de la timidez, indicando que no debemos querer cambiar este rasgo de su personalidad, sino ayudarles a gestionarlo; más teniendo en cuenta que seguro que es un rasgo heredado de algún familiar.

   "Tenemos muchos prejuicios instalados socialmente, por ejemplo, mi hijo es muy tímido y el niño entiende que esa etiqueta es terrible, cuando esa característica de personalidad, según cómo la gestione, le puede ir muy bien. Si es tímido es prudente, secundario, primero observa y hasta que no siente seguro no se lanza. Esto no es ni bueno ni malo, sino que hay que saber gestionarlo y no debemos penalizarlos por eso porque previsiblemente esa prudencia en la adolescencia le irá muy bien, y pensará tres veces antes de hacer las cosas, frente a niños más lanzados", añade.

   A su vez, rechaza el poner etiquetas a los niños porque solo así 'graban a fuego' esa condición en sus cimientos, de forma que en la vida adulta les puede ser contraproducente y condicionarles. "Se trata de aprender a gestionar en positivo. Nada es malo, depende de cómo lo uses. Si un niño es tozudo, tiene genio, será perseverante. Enseñémosle a gestionarlo y a redirigir sus objetivos", apunta.