MADRID, 13 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los mosquitos pueden albergar miles de parásitos que causan malaria, pero al sorber la sangre de una víctima, transmiten solo una pequeña fracción de ellos. Científicos de Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) han descubierto que no se transmiten todos esos parásitos debido a un bloqueo parcial en las glándulas de saliva del insecto, lo que supone un obstáculo que podría servir potencialmente como un nuevo objetivo para prevenir o reducir la infección por malaria.
"Nuestros hallazgos añaden detalles sustanciales al papel de las glándulas salivales de los mosquitos como órganos de entrada para enfermedades propagadas por estos insectos. Al mejorar las barreras de transmisión que existen naturalmente en los mosquitos, podemos bloquear la propagación de la malaria y otras enfermedades mortales transmitidas por mosquitos, como la fiebre Zika", asegura Deborah Andrew, la líder del estudio, que se ha publicado en la revista 'mBio'.
Los parásitos de la malaria dependen de las hembras del mosquito 'Anopheles' para propagarse en un complejo ciclo de vida que comienza cuando los mosquitos comen células sexuales parásitas masculinas y femeninas durante una absorción de sangre de un huésped animal infectado.
Las células terminan en el intestino del mosquito, donde se fusionan para formar huevos fertilizados que luego se exprimen a través del revestimiento del intestino y quedan atrapadas en quistes en la cavidad corporal del insecto. En estos quistes, los parásitos comienzan un frenesí reproductivo, haciendo cada vez más copias de sí mismos. Cuando los quistes finalmente estallan, los parásitos atacan la glándula salival por las hordas, listos para ser expulsados cuando el mosquito tome su siguiente comida de sangre. Pero los científicos han observado durante mucho tiempo que la mayoría de ellos nunca logran salir del mosquito.
"Aunque miles de parásitos invaden la glándula salival, menos de la décima parte de ellos se transmiten durante la picadura de un mosquito. Sabíamos que la glándula salival bloquea la salida de los parásitos, pero no sabíamos exactamente cómo", comenta otro de los autores del trabajo, Michael Wells.
La glándula salival de 'Anopheles' está formada por tres lóbulos de células productoras de saliva. Los lóbulos están encapsulados en una lámina protectora llamada membrana basal, y en cada lóbulo hay largos conductos que se extienden hasta la boca del insecto. Para su liberación, los parásitos primero deben atravesar la membrana basal, penetrar una capa de células salivales y luego nadar a través de un espacio llamado cavidad secretoria para llegar al conducto salival.
DETALLES DEL ESTUDIO
Para estudiar cómo la glándula salival podría obstruir la transmisión de la malaria, los investigadores primero dejaron que los mosquitos se alimenten de sangre de roedores enriquecida con parásitos de la malaria. Como los mosquitos deciden cuánto comen, cada uno consume una cantidad diferente de parásitos. Esto ofreció a los investigadores datos para diferentes cantidades de infección parasitaria de cientos de glándulas salivales de mosquitos.
Después, los investigadores trazaron sistemáticamente la ubicación de los parásitos mediante la disección de las glándulas salivales de estos mosquitos y la búsqueda de los parásitos bajo microscopios de alta potencia. Encontraron que la mayoría de los parásitos estaban dentro de la membrana basal o en la cavidad secretoria. Pero solo había unos pocos parásitos en los conductos salivales. "Los parásitos parecen no tener problemas para entrar en las glándulas salivales. Esto nos dice que la obstrucción ocurre más tarde, cuando los parásitos intentan llegar al conducto salival", reflexiona Wells.
Tras esto, los investigadores hicieron 'zoom' sobre las capas celulares en cada lóbulo de la glándula salival. Evidenciaron que la mayoría de los parásitos parecían incapaces de salir de la cavidad secretoria y se quedaban en una pared fibrosa y resistente hecha de una sustancia llamada quitina que se forma alrededor de los conductos salivales.
Sin embargo, algunos parásitos pudieron hacer un túnel a través de la pared de la quitina y llegar al conducto salival, pero, al igual que los cuellos de botella del tráfico, la estrecha abertura en la que se excavaron splo permitió el paso de unos pocos parásitos. Los investigadores creen que los parásitos que consiguen atravesar esta dura pared son probablemente los que se liberan durante una mordedura. Así, pronostican que con la fortificación de la pared de quitina alrededor de los conductos salivales, se pueden evitar algunas infecciones pueden ser frustradas.
Se estima que 220 millones de personas en todo el mundo, la mayoría en regiones tropicales y subtropicales, tienen malaria, y más de 400.000 mueren cada año a causa de esta infección parasitaria, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Caracterizada por fiebre, escalofríos, fatiga y sudoración, la enfermedad puede ser tratada con medicamentos y prevenida con programas de erradicación de mosquitos, pero los altos costes de los medicamentos y los métodos de erradicación dificultan constantemente los esfuerzos para reducir la prevalencia del malaria.