El gasto público en innovación sanitaria mundial genera beneficios extraordinarios

Archivo - TAC prueba médica.
Archivo - TAC prueba médica. - STOCKVISUAL/ ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 15 marzo 2024 7:39

MADRID 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

La financiación pública para la I+D en salud mundial es pequeña, en comparación con los increíbles beneficios que proporciona para combatir enfermedades emergentes y desatendidas como la malaria, el VIH, la tuberculosis, el Ébola y la COVID-19, y para abastecer la cartera de muchas tecnologías nuevas y prometedoras. Así se desprende de un nuevo análisis de la Coalición Global de Tecnologías de Salud (GHTC) y Policy Cures Research (PCR).

Según el mismo, durante un período de 16 años, 46 mil millones de dólares de financiación pública estadounidense generaron docenas de nuevas herramientas para luchar contra el VIH, la tuberculosis y otras amenazas globales; impulsó el desempeño económico en el país y en el extranjero. Nick Chapman, director ejecutivo de PCR, argumenta: "Nuestro análisis muestra que los 46 mil millones de dólares invertidos por el gobierno de EE. UU. entre 2007 y 2022 no solo han generado un flujo constante de nuevos medicamentos, vacunas y herramientas de prevención, sino que también han respaldado la investigación básica. Se espera que esto atraiga una inversión adicional de 102 mil millones de dólares de la industria".

El informe, titulado 'Doing Well by Doing Good', analiza el retorno de la inversión de los fondos federales para I+D en salud global que fluye a través de agencias como los Institutos Nacionales de Salud, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. Esta financiación ayuda a apoyar el trabajo dirigido a enfermedades históricamente desatendidas como la malaria, el VIH y la tuberculosis (TB); amenazas emergentes más recientes que incluyen COVID-19, Ébola, chikungunya y mpox; y cuestiones de salud sexual y reproductiva.

El informe señala que se necesitan urgentemente nuevas herramientas porque estos desafíos causan una pérdida masiva de vidas en todo el mundo, impiden el progreso económico en los países de ingresos bajos y medios y representan una amenaza creciente para los estadounidenses, especialmente ahora que el cambio climático facilita la propagación de enfermedad. Por ejemplo, en la lucha contra las enfermedades infecciosas desatendidas y emergentes (distintas de la COVID-19), el informe encontró que la financiación contribuyó al desarrollo de 67 nuevas tecnologías sanitarias que han sido aprobadas desde 1999. Esto incluye 12 nuevos productos para combatir el Ébola, que sigue provocando nuevos brotes; 12 por tuberculosis, una enfermedad que está resurgiendo impulsada por una alarmante propagación de cepas resistentes a los medicamentos; y 11 por malaria, que una vez más está aumentando a nivel mundial y recientemente causó una sorprendente avalancha de casos adquiridos localmente en los EE. UU.

Asimismo, el informe encontró que las inversiones también están respaldando una línea de desarrollo de productos para enfermedades emergentes y desatendidas que ahora incluye 261 innovaciones prometedoras en etapa avanzada de desarrollo. Muchas de ellas tienen el potencial de generar importantes beneficios al reducir el costo humano y económico de estas amenazas.

El informe también incide en que las inversiones estadounidenses en I+D en salud global están generando beneficios económicos considerables a nivel mundial y nacional. Por ejemplo, en países donde la malaria es común, nuevos medicamentos y vacunas pueden reducir drásticamente los costos de manejo de la enfermedad, que puede consumir hasta el 8% del presupuesto familiar y reducir el PIB nacional en un 1,3%.

Por otra parte, refiriéndose a Estados Unidos, el informe estima que entre 2007 y 2022, los 46.000 millones de dólares de gasto público en I+D en salud mundial crearon 600.000 nuevos puestos de trabajo, generaron 104.000 millones de dólares en actividad económica y apoyaron iniciativas de investigación básica que están en camino de catalizar 102.000 millones de dólares en recursos adicionales. inversiones de la industria. Y es el regalo que sigue dando. Al apoyar la investigación básica que seguirá inspirando innovaciones sanitarias en los años venideros, el informe concluye que es probable que los 46.000 millones de dólares de financiación pública generen en última instancia 255.000 millones de dólares para la economía estadounidense: un retorno de la inversión seis veces mayor.

Igualmente, el trabajo señala que los estadounidenses también se benefician porque la financiación de la I+D en salud global está proporcionando herramientas para amenazas que se consideran cada vez más como riesgos internos potenciales. Por ejemplo, el informe señala que el cambio climático está facilitando la propagación de patógenos transmitidos por insectos en los Estados Unidos continentales, entre ellos la enfermedad de Chagas, el dengue, el Zika, el chikungunya y la malaria.