El funcionamiento sensorial en niños con autismo puede aumentar el estrés en los padres

Niña Con Autismo
FLICKR/CHAMPUSUICIDA - Archivo
Actualizado: jueves, 22 marzo 2018 13:42

    MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Investigadoras de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Universidad de Portsmouth en Reino Unido han demostrado que el modo como los niños con autismo responden a estímulos sensoriales contribuye al nivel de estrés parental.

   Hasta ahora los problemas de conducta en los hijos se han relacionado fuertemente con el estrés en los padres, pero no se había estudiado apenas el efecto que puede estar teniendo en el estrés de los padres el perfil de funcionamiento sensorial de los hijos.

    "Mientras que la relación con problemas de conducta parece clara, no se encuentra relación con funcionamiento adaptativo", señalan los autores del estudio, publicado en la revista 'Journal of Intelectual Disability Research'.

   En esta investigación se han analizado las respuestas a estímulos sensoriales en niños con trastorno del espectro del autismo (TEA) y la relación de éstas con problemas de conducta, funcionamiento adaptativo y estrés parental. Así, analizaron la relación de este funcionamiento sensorial atípico con conducta adaptativa (comunicación, socialización y habilidades de la vida diaria) y problemas de conducta.

   Las personas con autismo muestran un funcionamiento sensorial atípico. Los umbrales sensoriales pueden ser a veces inferiores y otras veces superiores a los observados en la población con desarrollo normotípico. Por ejemplo, sonidos, estímulos táctiles u olfativos intensos, pueden parecer como no percibidos por personas con autismo. O al contrario, es posible que un sonido o un olor sutil puede provocarles un fuerte malestar.

   El estudio además ha permitido establecer que existe un determinado subtipo de funcionamiento sensorial que está prediciendo la presencia de estrés en las madres en mayor medida que los problemas de conducta. En concreto, "las madres de los niños que mostraban un umbral sensorial bajo, es decir, respondían a estímulos de baja intensidad y lo hacían tratando de evitar estos estímulos, eran las que mostraban un mayor nivel de estrés", advierten.

   Para los investigadores, estos hallazgos pueden permitir conocer qué familias son las que presentan mayor vulnerabilidad emocional. "Incorporar en las evaluaciones clínicas y educativas de las personas con TEA instrumentos para valorar el funcionamiento sensorial parece que podría ayudarnos no sólo a identificar apoyos específicos en esta dirección para la persona que presenta TEA, como controlar niveles de ruido, olores, estimulación táctil, etc., sino también identificar familias que pueden estar en mayor riesgo de sufrir altos niveles de estrés", concluyen.