MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
Dos artículos de revisión publicados en la revista 'Cell Host and Microbe' analizan lo que se sabe y lo que no se sabe sobre por qué funcionan los trasplantes de microbiota fecal (TMF) y hacia dónde se dirige este tratamiento, el más eficaz y asequible para las infecciones recurrentes por 'Clostridioides difficile', una bacteria oportunista y la causa más común de infecciones intestinales de origen hospitalario.
A pesar de ello, los intentos de tratar enfermedades crónicas no transmisibles como la colitis ulcerosa y el síndrome metabólico mediante el trasplante de microbiota fecal (TMF) han dado resultados dispares.
Ambos equipos de investigadores coinciden en que necesitamos saber más sobre cómo influyen en el éxito del TMF diversos factores poco explorados, como la dieta y los antecedentes genéticos del paciente, el grado de coincidencia entre la composición microbiana del donante y el microbioma existente en el paciente, y la presencia de habitantes intestinales no bacterianos, como hongos y virus.
"Para profundizar en el conocimiento de los mecanismos del TMF y establecer la causalidad, los ensayos de intervención en humanos en los que se utilicen no sólo heces, sino derivados de heces con composiciones y características definidas, o con un consorcio definido de componentes bacterianos, víricos y metabólicos, solos o combinados, constituirán una importante plataforma experimental", escribe Abbas Yadegar, microbiólogo de la Universidad de Ciencias Médicas Shahid Beheshti de Irán y autor principal de la primera revisión.
"Se espera que la aplicación de tecnologías punteras para la evaluación del microbioma, junto con los cambios en la visión actual de los trasplantes fecales, mejoren los protocolos y los resultados de los TFM", escribe Serena Porcari, gastroenteróloga de la Fondazione Policlinico Universitario Gemelli y la Universit Cattolica del Sacro Cuore, de Italia, que dirigió la segunda revisión.
La mayoría de las investigaciones sobre el TMF se han centrado en el componente bacteriano del microbioma, pero los virus y los hongos también podrían desempeñar un papel.
Un estudio en el que se trasplantó material fecal estéril (es decir, sin bacterias) sugirió que las bacterias podrían incluso no ser necesarias para que un trasplante trate con éxito la 'C. difficile'. El papel de los hongos ha recibido aún menos atención, pero la presencia de Candida en donantes o receptores se asocia a una menor eficacia del tratamiento.
Según los investigadores, reflexionar más sobre la forma de elegir a los donantes y emparejarlos con los pacientes podría mejorar los resultados de los trasplantes.
Históricamente, los científicos y los profesionales de la medicina se limitaban a elegir donantes "sanos", pero ambos grupos de investigación afirman que los análisis taxonómicos y metabólicos a gran escala de los microbiomas de donantes y receptores ayudarían a tomar decisiones clínicas, especialmente cuando se tratan enfermedades distintas de la infección por 'C. difficile'. Incluso podría estar justificado un enfoque personalizado para elegir las parejas donante-paciente, aunque se necesita más investigación.
Mientras que algunos estudios apoyan la existencia de características compartidas que conforman a los "superdonantes", otros han descubierto que el donante óptimo es más específico del paciente, por lo que se necesitan estrategias de selección personalizadas con la ayuda de herramientas de secuenciación del microbioma, en lugar de un enfoque de "un taburete sirve para todos", escriben Porcari y sus colegas.
"Emparejar combinaciones de donante y receptor basadas en sus patrones y preferencias dietéticas podría optimizar aún más la eficacia, porque la microbiota del donante estaría preadaptada a la dieta del receptor", señalan Yadegar y sus colegas.
En última instancia, una vez que comprendamos los mecanismos que subyacen al éxito de los TMF, Yadegar y sus colegas sostienen que deberíamos utilizar esa información para diseñar nuevas terapias estandarizadas que sustituyan a los TMF.
"Aunque son muy eficaces, los trasplantes de microbiota fecal presentan importantes inconvenientes, como los riesgos infecciosos y la escasez de datos de seguridad a largo plazo --escriben los autores--. Por lo tanto, se desean mejores opciones de tratamiento para las infecciones recurrentes por 'C. difficile' que sean específicas, seguras e independientes del donante".
El equipo de investigación de Gianluca Ianiro, al que pertenece la doctora Porcari, es optimista en cuanto a la posibilidad de perfeccionar los TFM como terapia para otras enfermedades, aunque antes hay que superar algunos obstáculos.
"Más allá de las mejoras tecnológicas, creemos que son necesarios algunos cambios de mentalidad para hacer avanzar los TMF como posible opción terapéutica para enfermedades no transmisibles", destacan los autores.
Estos cambios de mentalidad incluyen el reconocimiento de la necesidad de realizar análisis microbianos en profundidad de la microbiota del donante y del paciente, así como su aplicación, superando el paradigma de los TMF como terapia aguda de un solo uso.
"Las respuestas a los TMF no suelen mantenerse a largo plazo en los trastornos crónicos no transmisibles --escriben Porcari y sus colegas--. Por lo tanto, los trasplantes secuenciales se han aplicado en este entorno con resultados prometedores, lo que sugiere que la modulación crónica del microbioma del paciente puede ser beneficiosa en los trastornos crónicos no transmisibles".