MADRID 13 May. (EUROPA PRESS) -
La forma en la que las madres hablan a sus hijos cuando son pequeños tienen un efecto duradero en las habilidades sociales de los niños, según un estudio de la Universidad de Sussex cuyos resultados ha hecho públicos en un comunicado el Consejo de Investigación Económica y Social de Reino Unido.
Los investigadores descubrieron que los niños cuyas madres les hablan sobre los sentimientos, creencias, deseos e intenciones de las personas desarrollaban una mejor comprensión social que aquellos cuyas madres no incluían en su conversación charlas sobre estados mentales.
El estudio siguió a niños de entre 3 y 12 años y midió su habilidad para realizar tareas diseñadas para evaluar su comprensión social. Una de estas tareas, desarrollada por los investigadores para analizar la comprensión social entre los 8 y los 12 años, utilizaba fragmentos de la comedia televisiva 'The Office'.
Nicola Yuill, que dirigió las últimas fases del estudio, explica que el personaje de Ricky Gervais, David Brent, es un ejemplo típico de alguien que no es muy sensible e interpreta las situaciones sociales de forma incorrecta. "Nos incomoda verle porque nos avergüenza su completa falta de comprensión social", señala Yuill.
A partir de los 8 años, los niños del estudio comenzaban también a incomodarse, puntuando las situaciones en las que el personaje metía la pata como las más comprometedoras que aquellas en los que no aparecía y mostrando una buena comprensión de lo que hacía mal. Al final del estudio los niños tenían una comprensión social tan buena como la de sus madres, lo que muestra que hacia los 12 años los niños pueden tener un conocimiento social tan sofisticado como el de los adultos.
Los investigadores también observaron cómo hablaba cada una de las madres a sus hijos cuando éstos tenían tres años y observaban una serie de fotos juntos. Descubrieron que los niños cuyas madres habían descrito de forma más habitual el estado mental de las personas en las fotos, sus emociones o lo que podrían estar pensando o iban a hacer, realizaron especialmente bien las tareas de comprensión social.
El vínculo entre las charlas sobre el estado mental a edades tempranas y el desarrollo de la comprensión social era especialmente fuerte en los primeros años de la infancia y era independiente del coeficiente intelectual o la comprensión social de la madre. Cuando los niños tenían entre 8 y 12 años, la influencia de estas charlas de las madres era menos fuerte, los autores sugieren que posiblemente debido a que los niños más mayores son menos dependientes de sus madres y están más influidos por sus compañeros y otros adultos.
El estudio también reveló que la comprensión de los otros es una cosa pero que comportarse bien con ellos es otra. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que los niños con la comprensión social más desarrollada también mostraban la conducta más negativa hacia sus madres cuando estaban desarrollando una tarea en la que necesitaban trabajar en equipo como dirigir un coche teledirigido por un circuito.