¿Por qué la fibromialgia es más común en mujeres?

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Publicado: miércoles, 9 agosto 2023 14:02


MADRID, 9 Ago. (EUROPA PRESS) -

Los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) advierten de que el riesgo de padecer fibromialgia aumenta en mujeres con obesidad a partir de los 40 años. Así se refleja en un estudio reciente que se ha llevado a cabo por el IMEO con 112 pacientes con obesidad. De ellos, el 78 por ciento eran mujeres y un 22 por ciento hombres.

"Ningún paciente del sexo masculino padecía de fibromialgia, mientras que de las representantes del sexo femenino un 49 por ciento tenían fibromialgia diagnosticada o indicios de tenerla; un porcentaje que asciende a 64 en mujeres a partir de los 40 años", revela el portavoz del Instituto, Rubén Bravo.

El síndrome de fibromialgia es más común entre las mujeres debido a una anomalía bioquímica, pues su organismo produce menos serotonina que el de un hombre y las bajas concentraciones de este neurotransmisor suelen relacionarse con la percepción del dolor, trastornos del sueño, cefaleas y trastornos afectivos.

"El exceso de grasa corporal es un factor de riesgo asociado, ya que la sobreingesta de ciertos alimentos muy calóricos puede ser utilizada como un mecanismo psicológico desadaptativo de regulación emocional, es decir, para evitar la experiencia de dolor e incapacidad que las personas con fibromialgia viven a diario. Un patrón que se agrava por el sedentarismo que provoca el dolor, desencadenando, por lo tanto, una clara tendencia a la obesidad", señala la psicóloga del IMEO, María González.

La obesidad agrava la fibromialgia también porque supone una carga mayor para los huesos y las articulaciones. Reducir el exceso de peso, ya sea con una intervención quirúrgica o dieta y ejercicio, ayudará a mejorar la sintomatología y la calidad de vida de estos pacientes.

UNA DIETA ORIENTADA A MEJORAR LA SINTOMATOLOGÍA

"Los pacientes de fibromialgia con síntomas fisiológicos agudos, tales como estreñimiento, diarrea, sequedad de boca, cefalea o trastorno del sueño, deben seguir una alimentación orientada a su mejoría", señala la nutricionista del IMEO, Andrea Marqués. La dieta puede variar, si el paciente está sufriendo un brote agudo de dolor y síntomas, o si, por el contrario, está estable dentro de la cronicidad de la enfermedad.

Si hay un brote agudo de dolor, lo ideal sería seguir una dieta blanda basada en alimentos de mayor valor nutritivo, fáciles de digerir, incluyendo fuentes de proteína de alto valor biológico, como el pollo o el huevo y verduras trituradas. Tomar cantidades pequeñas varias veces al día, cada 2-3 horas, facilita la digestión.

"Si el brote se acompaña de síntomas digestivos severos y el paciente refiere tener náuseas y vómitos, se puede plantear una dieta triturada por unos días, incluyendo purés de verduras, yogur y zumo natural de frutas no ácidas e infusiones. En este caso se recomienda ingerir líquidos casa hora", indica Marqués.

Fuera de episodios de brote, hay que priorizar el consumo de alimentos frescos de calidad y evitar los ultraprocesados, debido a su alto contenido en aditivos, conservantes, colorantes, azúcar y sal, porque son proinflamatorios.

De las proteínas de origen animal, interesan las de fácil digestibilidad, ya que "las carnes muy duras pueden favorecer la inflamación", puntualiza. El huevo o los pescados azules pequeños son muy adecuados por ser antiinflamatorios y porque son ricos en ácidos grasos omega 3. "En cuanto al consumo de verduras, conviene comerlas cocinadas, ya que así ayudamos a la digestión" recalca la experta del IMEO.

La regla principal en esta pauta es cocinar de forma sencilla, sin abusar de especias, condimentos y sobre todo la sal, ya que su consumo elevado favorece el edema y la inflamación. Comer despacio, masticar bien y estar relajado ayuda a evitar la ansiedad.

VITAMINAS Y MINERALES RECOMENDADOS EN LOS PACIENTES CON FIBROMIALGIA

Además de estas recomendaciones generales para los pacientes con síntomas de fibromialgia, habría que garantizar la ingesta adecuada de algunas vitaminas y minerales.

Así, los más importantes son: vitamina C, por su poder antioxidante contra radicales libres (se encuentra en cítricos, frutos rojos y verduras como el pimiento, las verduras de hoja verde o las coles); vitamina E, también antioxidante natural (frutos secos y aceite de oliva) y carotenos, que se pueden obtener de frutas rojas, cítricos, tomates, pimiento y zanahoria.

Otras sustancias son el selenio, un mineral fundamental para evitar la debilidad que calma el dolor muscular (presente en pescado, lácteos, frutos secos, cebolla, ajo, tomate o crucíferas) y calcio, para asegurar un aporte adecuado, siempre y cuando los niveles de vitamina D sean adecuados. Además de en los lácteos, se puede encontrar en frutos secos, pescados pequeños o la soja.

Por otro lado, también se recomienda magnesio, muy necesario para la transmisión del impulso nervioso y la contracción muscular. Los pacientes de fibromialgia suelen tener déficit de magnesio, lo que también afecta a su estado de ánimo, causando debilidad y cansancio. Son ricas en este mineral las verduras de hoja verde, el cacao, los frutos secos, los cereales integrales, las legumbres y los mariscos.

Por último, los expertos aconsejan el triptófano, ya que tenerlo en niveles adecuados favorece la síntesis de serotonina, que es indispensable para mantener un mejor estado de ánimo durante el día y ayuda a inducir un buen descanso por la noche. Este aminoácido se encuentra en carnes, huevos, lácteos, frutas como el plátano o el kiwi, y frutos secos.