MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una investigación que publica la revista 'Occupational & Environmental Medicine' sugiere que una exposición de la madre a disolventes en el lugar de trabajo puede aumentar el riesgo de autismo en su hijo.
Si bien se necesita una interpretación cautelosa, los hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que indica que los factores ambientales y del lugar de trabajo pueden estar relacionados con el desarrollo de la enfermedad, afirman los investigadores.
El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico que incluye comportamientos repetitivos y dificultades para comunicarse y socializar con otros. Solo en los Estados Unidos, las cifras recientes indican que uno de cada 68 niños está en el espectro autista.
La velocidad con la que ha aumentado el número de casos nuevos sugiere que pueden estar involucrados otros factores además de los genes, según los investigadores. Varios estudios han sugerido vínculos entre la exposición prenatal a sustancias químicas ambientales y contaminantes.
Como las exposiciones en el lugar de trabajo a menudo son más altas que las ambientales, los investigadores querían explorar si estas podrían estar relacionadas con el desarrollo del autismo.
Se basaron en los datos recopilados para el estudio de Riesgos de Autismo en Niños de Genética y Medio Ambiente (CHARGE). Estos incluían información personal, de salud e historial de trabajo para los padres de 537 niños diagnosticados formalmente con trastornos del espectro autista y 414 niños con neurodesarrollo típico.
Para cada trabajo, los especialistas (higienistas industriales) evaluaron la intensidad y la frecuencia de exposición de 750 madres y 891 padres a 16 agentes que se han relacionado con anomalías neurológicas y/o congénitas desde tres meses antes del embarazo hasta el nacimiento del niño.
Estos incluyen medicamentos, metales, pesticidas, anestésicos, asfalto, líquido de frenos, plásticos y polímeros, radiación, limpiadores, desinfectantes y disolventes que incluyen pinturas y desengrasantes, así como otros productos químicos.
Las exposiciones ocupacionales más comunes entre las madres fueron a desinfectantes, limpiadores, disolventes y óxido de etileno, y los menos comunes fueron percloratos, asfalto, PCB y fluidos de máquinas.
Para los padres, las exposiciones ocupacionales más comunes fueron a desinfectantes/limpiadores, disolventes y metales y los menos comunes fueron percloratos, PCB y asfalto.
Las madres con niños autistas que habían estado más expuestas a disolventes que aquellas cuyos niños no estaban en el espectro fueron las que demostraron los hallazgos.
Tenían 1,5 veces más probabilidades de tener un hijo con el espectro autista. Y la exposición acumulada de intensidad moderada a solventes se asoció con un riesgo de casi duplicación. Ninguno de los otros agentes se asoció con un mayor riesgo en ninguno de los padres o cuando se combinaron las exposiciones de ambos padres.
Este es un estudio observacional, "sin embargo, estos resultados son consistentes con informes anteriores que han identificado la presencia de disolventes en el entorno laboral como un factor de riesgo potencial para el desarrollo de trastornos del espectro autista --escriben los investigadores--. Los disolventes pueden ser absorbidos a través de la piel y los pulmones, y muchos permanecen en el cuerpo, incluso en el cerebro".