MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
La exposición al químico ampliamente usado bisfenol A (BPA) durante el embarazo, incluso a niveles más bajos que el nivel "seguro" de exposición humana regulado, puede provocar cambios en los ritmos circadianos, según un estudio realizado en ratones que se presenta este lunes en ENDO 2019, la reunión anual de la Sociedad Endocrina que se celebra en Nueva Orleans, Luisiana, Estados Unidos. Los científicos informan que estos cambios pueden ser un factor contribuyente en la hiperactividad observada en ratones expuestos a BPA.
"El hipotálamo, que hemos identificado como una región del cerebro que es particularmente susceptible a una alteración del desarrollo por BPA, contiene el sitio de las células del reloj que gobiernan los ritmos diarios en todo el cuerpo", explica la investigadora Deborah Kurrasch, profesora asociada en la Universidad de Calgary en Calgary, Canadá. "Hemos demostrado en investigaciones anteriores que la exposición a BPA en el útero puede causar defectos en el desarrollo de los núcleos hipotalámicos y la hiperactividad, y aquí exploramos si un cambio en la biología circadiana podría explicar por qué los animales se movieron más", detalla.
El BPA es un producto químico que se agrega a muchos productos comerciales, como botellas de agua, recibos de papel, revestimientos de latas y contenedores de almacenamiento de alimentos. Se conoce como una sustancia química disruptiva endocrina, una sustancia química que interfiere con las hormonas del cuerpo.
Muchos estudios epidemiológicos en animales y humanos han demostrado una relación entre la exposición al BPA y resultados adversos para la salud, destaca Kurrasch. "A pesar de esta considerable evidencia científica, las agencias gubernamentales de todo el mundo, incluso en Estados Unidos, Canadá y Europa, declaran que el BPA es seguro", dice. Una de las razones de esta disparidad es la falta de pruebas de que el BPA pueda afectar al desarrollo cerebral. "Queríamos proporcionar esa evidencia", añade.
UN FACTOR CONTRIBUYENTE A LA HIPERACTIVIDAD
El estudio comenzó con dos grupos de ratones embarazadas. Un grupo tomó alimentos normales, mientras que el segundo grupo comió alimentos que contenían dosis bajas de BPA. Los bebés de estos roedores crecieron hasta las 12 semanas de edad, luego se les separó y se ubicó individualmente en un ambiente especializado controlado por luz. Se monitorizaron sus ciclos de sueño/vigilia y actividad de cerca durante cuatro meses.
Se mantuvo a las crías de ratón en un ciclo de 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad durante cuatro semanas, y un ciclo de oscuridad de 24 horas durante otras cuatro semanas. Durante el ciclo de oscuridad de 24 horas, los cachorros fueron sometidos a pulsos de luz para examinar su capacidad para ajustar sus ritmos en respuesta a estímulos inesperados.
Los científicos encontraron que las crías de ratones expuestas a BPA de dosis bajas durante la gestación fueron significativamente más activas durante los días de mitad luz y mitad oscuridad, especialmente durante el último tercio del periodo de oscuridad. Las interrupciones de los ritmos circadianos fueron exageradas en el ciclo de oscuridad de 24 horas.
Las crías de ratón expuestas al BPA parecen adaptarse más rápidamente a las nuevas condiciones, tanto en el cambio de mitad-penumbra y de mitad-luz a la oscuridad total, como en respuesta a los pulsos de luz a corto plazo durante el ciclo de oscuridad total.
Los ratones expuestos a BPA mostraron alteraciones en sus patrones diarios y en el momento de la actividad, lo que indica una señalización circadiana interrumpida. Los investigadores también observaron que estos efectos eran más pronunciados cuando se ponía a los animales en la oscuridad de 24 horas.
"En general, llegamos a la conclusión de que la exposición a BPA gestacional en dosis bajas altera los ritmos circadianos en diversas condiciones, y que esto puede ser un factor contribuyente a la hiperactividad observada en ratones expuestos a BPA", resume Kurrasch.