MADRID 24 May. (EUROPA PRESS) -
El codirector de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra, Ignacio Gil-Bazo, ha asegurado, con motivo del II International Workshop 'Integrating Genomics in Cancer Management', organizado por la Clínica Universidad de Navarra y la Fundación Ramón Areces, que el estudio genético ayuda a decidir la terapia y conocer los mecanismos de resistencia a la misma.
La genética es la rama de la biología referida al estudio de los genes y de los mecanismos que regulan la transmisión de los caracteres hereditarios en los seres vivos. Sin embargo, tal y como ha explicado el experto, la genómica tiene como objetivo predecir la función de los genes a partir de su secuencia o de sus interacciones con otros genes.
"La genómica aporta la posibilidad de seleccionar de forma óptima el mejor tratamiento para el paciente con cáncer. Permite localizar una alteración genética, directora del tumor (la causa por la que se ha generado), que es la que dirige el avance de la enfermedad oncológica y contra la que existe un tratamiento dirigido. En definitiva, añade permite tratar de forma selectiva ese tumor mediante un fármaco muy concreto que se dirige a esa diana genética específica", ha argumentado.
De este modo, advierte, se consigue seleccionar el mejor tratamiento para los pacientes, "no para todos", sino para aquellos en los que se puede demostrar que existe esa alteración genética, que es la diana contra la que se dirige ese fármaco concreto. Igualmente, dicha selección de un tratamiento específico, permite incrementar notablemente la eficacia terapéutica reduciendo considerablemente la toxicidad asociada.
Asimismo, y desde el punto de vista de la investigación clínica, el también codirector de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra, Antonio González-Martín, ha comentado que la genómica permite explorar biomarcadores predictores de la respuesta a distintos tratamientos frente al cáncer.
Un nuevo estudio genético del tumor puede ser además necesario para investigar las causas por las que se produce una progresión de la enfermedad en aquellos pacientes que se encuentran ya en tratamiento oncológico.
En estos casos, indican los expertos, realizar un estudio orientado a descubrir la alteraciones genéticas que subyacen a esa situación de empeoramiento del tumor nos puede dar las claves sobre los mecanismos de resistencia que han emergido en respuesta al tratamiento y el motivo por el cual había la enfermedad ha progresado.
"Es decir, el estudio genético no solo aporta información sobre cuál puede ser el mejor tratamiento para esa persona al diagnóstico de la enfermedad oncológica, sino también sobre los motivos por los que progresa la enfermedad y los mecanismos de resistencia a ese tratamiento y, lo que resulta más interesante, según estos mecanismos, tenemos la posibilidad de reorientar de nuevo tratamiento hacia las nuevas alteraciones que dan soporte al tumor", ha apuntado Gil-Bazo.
EL PAPEL DE LA BIOPSIA LÍQUIDA
Por otra parte, durante el encuentro se ha tratado el papel de la biopsia líquida, técnica que permite estudiar, de forma no invasiva, las alteraciones del ADN no solo del tejido del tumor, sino también del ADN que el propio tumor vierte a la sangre".
De este modo, mediante un simple análisis de sangre se es capaz de evaluar y estudiar potencialmente las alteraciones de esos genes en cada ciclo del tratamiento y su variación dinámica en el tiempo.
"Posibilita la monitorización de la alteración genética de forma no invasiva por lo que podríamos anticiparnos potencialmente a la progresión clínica y radiológica, al observar que se produce un incremento de la presencia de esa alteración en la sangre, a pesar del tratamiento", ha recalcado Gil-Bazo.
De hecho, tanto el análisis cuantitativo de las mutaciones genéticas como el cualitativo sobre las alteraciones que están presentes puede ayudar también a la predicción de las respuestas o resistencia innata del tumor a la inmunoterapia y, en segundo lugar, a la selección del mejor tratamiento de inmunoterapia que ese paciente puede recibir.
En cuanto a los principales retos en esta materia, Gil-Bazo ha enumerado la búsqueda de los mejores biomarcadores predictivos de la respuesta a la inmunoterapia, así como cuál debe ser el empleo clínico más adecuado que se debe conceder a la biopsia líquida.