MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo análisis de la diversidad genética de los piojos sugiere que éstos llegaron a América dos veces: una durante la primera oleada migratoria humana a través del estrecho de Bering y otra durante la colonización europea, según un estudio publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE'.
El piojo humano es un parásito hematófago sin alas que vive toda su vida en su huésped. Es uno de los parásitos más antiguos de los que se tiene constancia, y ambas especies han coevolucionado durante milenios. Debido a esta íntima relación, el estudio de los piojos puede ofrecer pistas sobre cómo evolucionaron también los humanos.
En el nuevo estudio, la investigadora Marina Ascunce, actualmente en el Centro de Entomología Médica, Agrícola y Veterinaria de Estados Unidos (USDA-ARS, por sus siglas en inglés), y sus colegas analizaron la variación genética de 274 piojos humanos procedentes de 25 lugares geográficos de todo el mundo.
Un análisis genético basado en el ADN de los piojos reveló la existencia de dos grupos distintos de piojos que rara vez se cruzaban. El cluster I tenía una distribución mundial, mientras que el cluster II se encontraba en Europa y América.
Los únicos piojos con ascendencia de ambos clusters se encuentran en las Américas. Este grupo distinto parece ser el resultado de una mezcla entre piojos descendientes de poblaciones que llegaron con los Primeros Pueblos y los descendientes de piojos europeos, que fueron traídos durante la colonización de las Américas.
También identificaron una relación genética entre los piojos de Asia y Centroamérica. Esto apoya la idea de que los pueblos del este de Asia emigraron a Norteamérica y se convirtieron en los primeros nativos americanos. A continuación, estos pueblos se extendieron hacia el sur, a Centroamérica, donde las poblaciones actuales de piojos conservan la huella genética de sus lejanos antepasados asiáticos.
Los patrones observados en el nuevo estudio respaldan las ideas existentes sobre la migración humana y aportan conocimientos adicionales sobre la evolución de los piojos.
Los investigadores señalan que seleccionaron marcadores genéticos que evolucionan con rapidez y se adaptan mejor a los acontecimientos recientes. Así, futuros estudios que utilicen marcadores que hayan cambiado más lentamente podrían arrojar luz sobre acontecimientos más antiguos.
Además, los métodos desarrollados para este trabajo podrían orientar el desarrollo de nuevos análisis para estudiar otros sistemas huésped-parásito.
Los autores añaden que "los piojos humanos son más que molestos parásitos humanos, son 'satélites' de nuestra evolución. Como los piojos humanos se alimentan de sangre humana, nos necesitan para sobrevivir, y a lo largo de millones de años esto dio lugar a una larga historia coevolutiva juntos", concluye.