MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos) han evidenciado una desregulación inmunológica celular sostenida en personas que se recuperan de una infección de SARS-CoV-2, el virus que provoca COVID-19.
"No se puede insistir demasiado en la importancia de estos estudios para dar un contexto a la interpretación de las respuestas inmunitarias generadas por los participantes en los ensayos de la vacuna COVID-19, incluida la forma en que esas respuestas cambian con el tiempo. Esta información será clave en las posibles modificaciones de las vacunas y tratamientos existentes de COVID-19", explican los autores en un artículo científico publicado en la revista 'Journal of Clinical Investigation'.
Los investigadores obtuvieron muestras de sangre y datos clínicos de 46 pacientes hospitalizados con la vacuna COVID-19 y 39 personas no hospitalizadas que se habían recuperado de una infección COVID-19 confirmada. Ambos grupos fueron comparados con controles sanos, COVID-19-negativos. Es importante señalar que la mayoría de los individuos del grupo hospitalizado tenían virus activos de SAR-CoV-2 en la sangre y estaban en el hospital en el momento de la recogida de la muestra. Todos los individuos del grupo no hospitalizado estaban convalecientes en el momento de la toma de la muestra.
A partir de las muestras de sangre, los investigadores pudieron separar subconjuntos específicos de células inmunitarias y analizar los marcadores de la superficie celular. A partir de esta compleja información, los inmunólogos pueden analizar cómo responde el sistema inmunológico de cada individuo durante la infección y durante la convalecencia. Algunos de estos resultados pueden revelar si las células inmunológicas se han activado y agotado por la infección. Las células inmunes agotadas pueden aumentar la susceptibilidad a una infección secundaria o dificultar el desarrollo de la inmunidad protectora a la COVID-19.
Además, los investigadores pudieron analizar los cambios a lo largo del tiempo, de dos maneras. La primera fue observar los cambios en los marcadores de la superficie a lo largo del tiempo, definidos como los días transcurridos desde el inicio de los síntomas en las muestras no hospitalizadas. La segunda fue comparando directamente las frecuencias de estos marcadores entre la primera y la segunda visita a la clínica para los pacientes no hospitalizados a los que se les recogieron muestras de sangre en dos puntos temporales secuenciales.
El hallazgo más sorprendente fue el de los pacientes no hospitalizados. Si bien los investigadores observaron marcadores de activación aumentados en pacientes hospitalizados, también encontraron que varios marcadores de activación y agotamiento se expresaban con frecuencias más altas en muestras de convalecientes no hospitalizados.
Al observar estos marcadores a lo largo del tiempo, se observó que la desregulación inmunológica en los individuos no hospitalizados no se resolvía rápidamente. Además, la desregulación de los marcadores de activación y agotamiento de las células T en la cohorte no hospitalizada era más pronunciada en los ancianos. "Hasta donde sabemos, esta es la primera descripción de una desregulación inmunológica sostenida debido a la COVID-19 en un gran grupo de pacientes convalecientes no hospitalizados", detallan.
Las células B y T de ambas cohortes de pacientes tenían fenotipos coherentes con la activación y el agotamiento celular a lo largo de los dos primeros meses de infección. Y en los individuos no hospitalizados, los marcadores de activación y el agotamiento celular aumentaron con el tiempo. "Estos hallazgos ilustran la naturaleza persistente de los cambios en el sistema inmunológico adaptativo que se han observado en el COVID-19 y sugieren efectos a más largo plazo que pueden conformar el mantenimiento de la inmunidad al SARS-CoV-2", concluyen.