Un estudio descubre respuestas inmunitarias diferentes en asintomáticos y personas con COVID-19 grave

Archivo - Recreación 3D de la proteína spike del virus SARS-CoV-2./ National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID)
Archivo - Recreación 3D de la proteína spike del virus SARS-CoV-2./ National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID) - NIAID - Archivo
Publicado: miércoles, 21 abril 2021 14:01

MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto Wellcome Sanger, la Universidad de Newcastle, la University College de Londres, la Universidad de Cambridge y el Instituto Europeo de Bioinformática del EMBL han identificado diferencias en la respuesta inmunitaria al COVID-19 entre las personas asintomáticas y las que sufren una reacción más grave al virus.

En su trabajo, publicado en la revista 'Nature Medicine', también han evidenciado niveles elevados de células inmunitarias específicas en personas asintomáticas. En cambio, las personas con síntomas más graves habían perdido estos tipos de células protectoras, pero habían ganado células inflamatorias. Estas diferencias en la respuesta inmunitaria podrían ayudar a explicar la inflamación pulmonar grave y los síntomas de coagulación de la sangre, y podrían utilizarse para identificar posibles objetivos para desarrollar terapias.

Este estudio colaborativo a gran escala forma parte de la iniciativa del Atlas Celular Humano para cartografiar todos los tipos de células del cuerpo humano, con el fin de transformar nuestra comprensión de la salud, las infecciones y las enfermedades.

En este nuevo estudio para comprender cómo responden las distintas células inmunitarias a la infección, un amplio equipo de investigadores se reunió para analizar la sangre de 130 personas con COVID-19. Estos pacientes procedían de tres centros diferentes de Reino Unido (Newcastle, Cambridge y Londres) y su estado oscilaba entre el asintomático y el grave.

El equipo realizó la secuenciación unicelular de unas 800.000 células inmunitarias individuales, junto con un análisis detallado de las proteínas de la superficie celular y los receptores de antígenos que se encuentran en las células inmunitarias de la sangre. Revelaron diferencias en múltiples tipos de células inmunitarias que intervienen en la respuesta del organismo a la COVID-19.

En las personas asintomáticas, el equipo descubrió un aumento de los niveles de células B que producen anticuerpos que se encuentran en los conductos mucosos, como la nariz. Estos anticuerpos pueden ser una de las primeras líneas de defensa contra el COVID-19. Sin embargo, estas células B protectoras faltaban en las personas con síntomas graves, lo que indica la importancia de una respuesta inmunitaria eficaz asociada a los anticuerpos en la nariz y otros conductos mucosos.

El equipo descubrió que, mientras que los pacientes con síntomas leves o moderados tenían niveles elevados de células B y células T auxiliares, que ayudan a combatir la infección, los que tenían síntomas graves habían perdido muchas de estas células inmunitarias, lo que sugiere que esta parte del sistema inmunitario había fallado en las personas con enfermedad grave.

Por el contrario, las personas con síntomas más graves que provocaron la hospitalización presentaban un aumento incontrolado de monocitos y células T asesinas, cuyos niveles elevados pueden provocar una inflamación pulmonar. Los enfermos graves también presentaban niveles elevados de células productoras de plaquetas, que ayudan a la coagulación de la sangre.

Aunque todavía no se entiende cómo la infección estimula estas respuestas inmunitarias, el estudio da una explicación molecular de cómo la COVID-19 podría causar un mayor riesgo de coagulación de la sangre e inflamación en los pulmones, lo que puede llevar al paciente a necesitar un ventilador.

Esto también apunta posibles nuevas dianas terapéuticas para ayudar a proteger a los pacientes contra la inflamación y la enfermedad grave. Por ejemplo, puede ser posible desarrollar tratamientos que disminuyan la producción de plaquetas o reduzcan el número de células T asesinas producidas, aunque se requiere más investigación.