MADRID, 30 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) ha concluido que los procesos de envejecimiento humano pueden obstaculizar el desarrollo del cáncer, y no solo promoverlo como se pensaba hasta ahora. Así, este trabajo, publicado en la revista 'Aging Cell', desafía la visión tradicional sobre la relación entre envejecer y más riesgo de tumores.
"Aunque las mutaciones se acumulan con la edad y son el principal causante del cáncer, los tejidos envejecidos pueden dificultar la proliferación celular y, en consecuencia, el cáncer. Así que hay dos fuerzas opuestas: las mutaciones que impulsan el cáncer y la degeneración de los tejidos que lo impiden. Esto puede explicar por qué a edades muy avanzadas la incidencia del cáncer se estabiliza e incluso puede disminuir", explica el investigador principal del trabajo, Joao Pedro De Magalhaes.
Sin embargo, hay una explicación alternativa que viene de la biología evolutiva. El primer autor del trabajo, Kasit Chatsirisupachai, explica esta hipótesis: "El tejido envejecido podría ser un mejor ambiente para que una célula cancerosa prolifere porque la célula cancerosa tendrá una ventaja evolutiva".
El envejecimiento es uno de los mayores factores de riesgo de cáncer. Sin embargo, los mecanismos biológicos detrás de este vínculo aún no están claros. Cada célula del cuerpo humano está especializada para llevar a cabo ciertas tareas y solo necesita expresar ciertos genes. La expresión génica es el proceso por el cual se activan genes específicos para producir una proteína requerida.
Se han utilizado análisis de expresión génica para estudiar el cáncer y el envejecimiento, pero solo unos pocos estudios han investigado la relación entre los cambios en la expresión génica en estos dos procesos. En un esfuerzo por comprender mejor los mecanismos biológicos, los investigadores compararon cómo los genes se expresan diferencialmente con la edad, y cómo los genes se expresan diferencialmente en el cáncer entre nueve tejidos humanos.
Normalmente, una célula sana puede dividirse de manera controlada. Por el contrario, las células senescentes o 'durmientes' han perdido su capacidad de dividirse. A medida que el cuerpo envejece, el número de células senescentes aumenta, lo que a su vez impulsa muchos procesos y enfermedades relacionados con la edad.
Las mutaciones genéticas desencadenadas por cosas como la exposición a los rayos ultravioleta (UV) a veces pueden hacer que las células se repliquen de manera incontrolable, y el crecimiento celular incontrolado es cáncer. Las células a menudo son capaces de detectar estas mutaciones y en respuesta se duermen para evitar que se dividan.
Los investigadores encontraron que en la mayoría de los tejidos examinados, el envejecimiento y la expresión génica del cáncer "sorprendentemente" cambiaron en la dirección opuesta. Estos conjuntos de genes superpuestos estaban relacionados con varios procesos, principalmente el ciclo celular y el sistema inmunológico. Además, la senescencia celular cambió en la misma dirección que el envejecimiento y en la dirección opuesta a las señales de cáncer.
Los investigadores creen que los cambios en el envejecimiento y la senescencia celular podrían estar relacionados con una disminución en la proliferación celular, mientras que los cambios en el cáncer se desplazan hacia un aumento en la división celular.