BARCELONA 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) y del Institut d'Investigacions Biomdiques August Pi y Sunyer (Idibaps) han demostrado en un estudio con líneas celulares de cáncer de pulmón que las mismas señales moleculares que controlan el desarrollo embrionario también pueden controlar la nocividad de las células tumorales.
La revista 'Journal of Experimental & Clinical Cancer Research' ha publicado los resultados del estudio que "puede tener implicaciones en el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas" contra el cáncer de pulmón, ha informado la UB en un comunicado este miércoles.
El estudio parte de dos ideas "clave": por un lado el hecho de que el desarrollo embrionario del pulmón genera las señales celulares para la formación y la diferenciación correcta de este órgano.
Y, por el otro, los resultados de diferentes estudios previos que han confirmado que la expresión anormal de los genes responsables de este desarrollo embrionario puede provocar el crecimiento de un tumor.
Así, los investigadores plantearon la hipótesis de que las características y la actividad maligna de las células cancerosas de pulmón podrían adquirir rasgos benignos en contacto con un "microambiente pulmonar embrionario normal".
Han hecho el seguimiento de dos líneas celulares de cáncer de pulmón de células no pequeñas --el subtipo "más frecuente" de cáncer de pulmón--, para evaluar qué cambios morfológicos, funcionales y moleculares tienen lugar en un medio de cultivo embrionario.
Han implantado las células tumorales cultivadas en un medio embrionario en ratones para evaluar su evolución 'in vivo' y los resultados muestran que las células disminuyeron su capacidad de proliferación, migración y formación de colonias, además de reducir su capacidad de crecimiento 'in vivo'.
Por el contrario, las células tumorales cultivadas en un medio de cultivo tumoral mantuvieron su morfología y evolución cancerígena.
Según los investigadores, estos hallazgos indican que el entorno embrionario es capaz de "reprogramar el fenotipo de células tanto somáticas como tumorales y que, de este modo, el AND ya no sería hermético, inmóvil y unidireccional, sino que tendría un alto grado de plasticidad, lo que le haría receptivo a los estímulos que recibe".