MADRID 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de la Universidad de Chicago y el Instituto de Investigación Scripps (Estados Unidos) ha mostrado que durante la última gran pandemia, la de gripe H1N1 de 2009, las personas desarrollaron respuestas inmunitarias fuertes y eficaces a partes estables y conservadas del virus.
Esto sugiere una estrategia para desarrollar vacunas universales contra la gripe que estén diseñadas para generar esas mismas respuestas, en lugar de dirigirse a partes del virus que tienden a evolucionar rápidamente y requieren una nueva vacuna cada año.
La gripe es un objetivo esquivo y frustrante para las vacunas. Hay dos tipos principales de virus de la gripe que pueden infectar a los humanos, que evolucionan rápidamente de una temporada a otra. Al desarrollar las vacunas contra la gripe estacional, las autoridades sanitarias tratan de anticipar la variación predominante del virus que circulará ese año. Estas predicciones suelen ser ligeramente erróneas.
A veces surgen nuevas variantes inesperadas, lo que significa que la vacuna puede no ser muy eficaz. Para evitar esto, el objetivo final de muchos investigadores de la gripe es desarrollar una vacuna universal que pueda tener en cuenta cualquier cepa o variación del virus en un año determinado, o incluso más.
Este nuevo estudio, publicado en la revista 'Science Translational Medicine', ha analizado las respuestas inmunitarias de las personas que se expusieron por primera vez al virus de la gripe pandémica H1N1 de 2009, ya sea por infección o por vacuna.
Los investigadores observaron que los sistemas inmunitarios de estas personas recordaban células B de memoria de su infancia que producían anticuerpos ampliamente neutralizantes contra partes muy conservadas de la cabeza de una proteína llamada hemaglutinina (HA), una proteína de superficie del virus que se adhiere a los receptores de las células del huésped.
Estas respuestas de anticuerpos fueron muy eficaces para combatir el virus, y como se dirigieron a partes conservadas de la proteína HA (lo que significa que no cambian muy a menudo) podrían proporcionar un objetivo atractivo para que una vacuna genere esas mismas respuestas inmunitarias robustas.
En otro estudio de 2020, descubrieron los llamados anticuerpos polirreactivos que pueden unirse a varios sitios conservados del virus de la gripe. Ahora, el nuevo estudio revela más detalles sobre las condiciones que pueden recordar las mismas respuestas inmunitarias fuertes que esta primera exposición.
El único problema es que en posteriores encuentros con el virus o con una vacuna, el cuerpo no genera esos mismos anticuerpos superefectivos. En cambio, por razones que no están claras, el sistema inmunitario tiende a dirigirse a las nuevas variaciones del virus. Eso puede ser eficaz en ese momento, pero no es muy útil más adelante, cuando aparece otra versión ligeramente diferente de la gripe.
El truco para evitarlo es diseñar una vacuna que recree ese encuentro inicial con el H1N1, utilizando una versión de la proteína HA que mantenga los componentes conservados y potentes que inducen anticuerpos, y sustituya las partes variables por otras moléculas que no distraigan al sistema inmunitario.
Aproximadamente en el último siglo, dos de las cuatro pandemias de gripe han sido causadas por la gripe H1N1, incluida la pandemia de gripe española de 1918, que mató hasta 100 millones de personas. Sin embargo, los resultados de este estudio son tranquilizadores en la lucha contra posibles pandemias futuras causadas por otros virus H1.