MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia), la Universidad de Padua y la Universidad de Udine (Italia) y la Universidad de Viena (Austria) ha desarrollado un nuevo modelo teórico para evaluar mejor los riesgos de propagación de virus como la COVID-19-19, con y sin mascarilla.
Los resultados, publicados en la revista científica 'Journal of The Royal Society Interface', demuestran que la distancia "segura" de dos metros no siempre se aplica, sino que varía mucho en función de una serie de factores ambientales, y que las mascarillas pueden desempeñar un papel crucial.
Las recomendaciones y los conocimientos actuales sobre la transmisión de enfermedades infecciosas respiratorias suelen basarse en un diagrama desarrollado por el científico estadounidense William Firth Wells en 1934. Pero este modelo es muy simplificado y no da cuenta de la verdadera complejidad de la transmisión.
Ahora, estos investigadores han desarrollado un modelo más avanzado para demostrar que es posible calcular de forma más eficiente el riesgo directo de propagación de la infección por COVID-19 al incluir una serie de factores, como la distancia interpersonal, la temperatura, los niveles de humedad, la carga viral y el tipo de exhalación. También consiguieron demostrar cómo cambian estos riesgos con y sin mascarilla.
El estudio reveló, por ejemplo, que una persona que habla sin mascarilla puede propagar gotas infectadas a un metro de distancia. Si la misma persona tose, las gotas pueden esparcirse hasta tres metros y si la persona estornuda, la distancia de propagación puede ser de hasta siete metros. Pero si se utiliza una mascarilla, el riesgo de propagar la infección disminuye considerablemente.
"Si se utiliza una mascarilla quirúrgica o una mascarilla FFP2, el riesgo de infección se reduce hasta tal punto que es prácticamente insignificante, incluso si sólo se está a un metro de distancia de una persona infectada", explica Gaetano Sardina, profesor asociado de Mecánica de Fluidos en el Departamento de Mecánica y Ciencias Marítimas de la Universidad Tecnológica de Chalmers y uno de los investigadores del estudio.
En el estudio, los investigadores probaron el nuevo modelo utilizando datos de experimentos numéricos recientes sobre la emisión de gotas. Esto les permitió tener en cuenta varios factores y cuantificar el riesgo de infección, con y sin mascarilla.
El tamaño es un factor que influye en el comportamiento de las gotas
Los virus, como el SARS-COV-2, se propagan de un individuo infectado a otros susceptibles a través de gotas llenas de virus que se liberan al hablar, toser o estornudar.
Las gotas emitidas por las glándulas salivales se pulverizan a través del aire exhalado. Una vez fuera de la boca, estas gotas pueden evaporarse, asentarse o permanecer flotando. Las gotas más grandes y pesadas tienden a caer con un movimiento balístico antes de evaporarse, mientras que las más pequeñas se comportan como aerosoles que se pulverizan y permanecen en el aire.
Los resultados muestran que una mascarilla facial quirúrgica y, en mayor medida, una mascarilla FFP2 proporcionan una excelente protección que reduce significativamente el riesgo de infección. Siempre que la mascarilla se lleve correctamente, el riesgo de infección es insignificante incluso a distancias tan cortas como un metro, independientemente de las condiciones ambientales y de si la persona está hablando, tosiendo o estornudando.
Una vez completado este estudio, el equipo de investigación ya está trabajando en un nuevo estudio destinado a explorar la propagación de la enfermedad por el aire.
"El estudio publicado aborda la transmisión directa de COVID-19 por gotas; otra vía de transmisión importante es la indirecta y por el aire en habitaciones mal ventiladas. Actualmente estamos trabajando en este aspecto y nuestros resultados preliminares muestran la eficacia de las mascarillas para prevenir también la propagación aérea de la enfermedad", afirma Sardina.