El estrés no solo nos pasa factura a nivel físico, sino también emocional: consejos para manejarlo

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Archivo - Estrés - TERO VESALAINEN/ ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 31 mayo 2024 8:31

   MADRID, 31 May. (EDIZIONES) -

    El estrés es un estado de activación que nos ayuda a ser capaces de responder mejor a las demandas extraordinarias, nos explica en una entrevista con Infosalus uno de los mayores expertos en el estudio del estrés de España, Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la UCM y presidente de honor de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés, que acaba de publicar 'Gestionar el estrés' (Shackleton Books).

   Por eso, de primeras, el estrés no es malo, tal y como reconoce: "Es un mecanismo biológico que se pone en marcha para acelerar los procesos que sean necesarios, y con tal de poder atender las demandas del medio, del ambiente, cuando vienen varias juntas o son muy intensas y no podemos atenderlas. Es un proceso adaptativo que nos ayuda a enfrentar mejor las demandas del ambiente cuando es necesario activarse para darles respuesta. Se incrementa la actividad cognitiva, fisiológica, y conductual hasta alcanzar las metas".

   El estrés puede venirnos en mayor o en menor grado, sostiene este experto, dependiendo de varios factores como la importancia de la situación, el cómo nos afecten sus consecuencias, el grado de incertidumbre, su inminencia, su duración, o su intensidad.

SÍNTOMAS DE ESTRÉS EN NUESTRO DÍA A DÍA

   "En general, nos sentimos estresados cuando nos apremian los problemas o percibimos muchas demandas del ambiente en áreas importantes de la vida, como las laborales, las académicas, familiares, de pareja, económicas, sociales, tecnológicas, o de autocuidado de la salud, por ejemplo", subraya.

   Si a todo este conjunto de demandas que debemos atender para hacer nuestra vida nos vienen de golpe, según prosigue Antonio Cano, entonces tendremos que activarnos más (estaremos estresados), de manera que pensaremos más deprisa, actuaremos más deprisa, o por ejemplo, podemos estar más irritables o reaccionaremos con euforia. Dice que, en consecuencia, al final del día estaremos cansados porque hemos ido muy acelerados, porque hemos estado estresados, y hemos consumido más recursos de atención, de esfuerzo, y de energía, de los habituales.

   Es más, mantiene que las sensaciones físicas de estrés que percibimos durante el proceso de reacción incluyen desde tensión muscular, hasta aumento de temperatura, sudoración, sequedad de la boca, sensaciones intestinales o digestivas, cardiovasculares, dolores de cabeza, aumento de las secreciones de grasa, dolor del cuello o de la espalda, entre otras porque puede variar de una persona a otra.

CUANDO SE GENERA ANSIEDAD

   Quienes los padecen suelen percibir los síntomas como negativos, aclara el catedrático de Psicología de la UCM, y en gran parte de las ocasiones se preocupan y generan ansiedad, por sus posibles consecuencias; lo que a su vez incrementa los síntomas, y así puede llegar a crearse un círculo vicioso. En su opinión, de esta forma a veces el estrés se asocia con una reacción emocional de ansiedad, y puede ser debido a diferentes causas: asustan los síntomas, si no se pueden atender las demandas del medio podría haber consecuencias negativas y amenazantes, que al anticiparse le generan ansiedad.

   A su vez, el exceso de activación y el temor a una posible amenaza, según prosigue el profesor de la UCM, tienden a favorecer la irritabilidad de la persona y la probabilidad de que surjan reacciones de ira, otra reacción emocional asociada al estrés. "Si se prolongan en exceso, y la persona no ve salida a sus problemas se puede disminuir su estado de ánimo y aumentar las reacciones de tristeza y de depresión", añade.

   Considera que un estrés intenso, y mantenido en el tiempo, provoca reacciones de ansiedad, o de nerviosismo, de alerta, ante la posibilidad de fallar en algo. "A su vez, esto nos produce malestar y alta activación en varias respuestas fisiológicas, como la tasa cardíaca, la frecuencia respiratoria, o la temperatura corporal", detalla, al tiempo que, puede, a su vez, favorecer la tristeza y la frustración si no se logran los objetivos marcados, tal y como insiste.

TAMBIÉN PUEDEN GENERAR EMOCIONES AGRADABLES

   Eso sí, remarca el presidente de honor de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés que no siempre los efectos del estrés son negativos, dado que puede generarnos emociones agradables, como euforia, alegría o el interés, especialmente si la demanda que percibimos tiene un fin agradable.

   No obstante, este psicólogo advierte de que en la sociedad actual las demandas son cada vez mayores y con ellas aumenta el estrés, de manera que muchos adultos están desarrollando cada vez más cansancio, a la vez que emociones desbordadas, que en algunos casos pueden llegar a desarrollar alteraciones emocionales persistentes de cierta magnitud, en las que el malestar psicológico y el elevado nerviosismo resultan muy molestos o incluso insoportables, se hacen crónicos y pueden interferir en aspectos importantes de su vida, como el trabajo, el descanso o las relaciones sociales.

CUANDO AGOTAMOS LOS RECURSOS

   "Hay distintos tipos de estrés. Pero en general, tienen en común que son unas demandas que más o menos sobrepasan los recursos, y el mecanismo de estrés intenta superar ese déficit para tratar de atender lo mejor posible las demandas que tengamos que hacer", detalla este experto.

   Por otro lado, señala Cano Vindel que el estrés no sólo activa los recursos que necesitamos para atender a las demandas del medio, sino que a la vez enlentece o paraliza algunos procesos orgánicos que no son urgentes, ni importantes, para la supervivencia en ese momento, como la regeneración celular, o la digestión de la comida.

   "Esto explica por qué una persona estresada desde hace algún tiempo puede observar que se le cae o se le rompe el pelo, se le reseca la piel, o aumenta su eczema, hace peores digestiones, ha vuelto a tener un herpes labial, o desarrolla otros problemas de salud típicos de estados carenciales o de inmunodepresión. Todo ello se produce por un agotamiento de recursos tras un periodo prolongado de estrés intenso", matiza.

   Pero también el estrés puede pasar factura a nivel emocional tal y como ha mencionado, de forma que cuando estamos estresados explica que podemos estar irritables, podemos tener ansiedad por la sensación de que no llegamos, porque las emociones negativas (ira, ansiedad) tienden a activarnos para resolver intentar esos problemas.

   Este especialista mantiene que se asocia normalmente con reacciones de ansiedad moderadas y, en menor medida, con irritabilidad. Sin embargo, sí avisa de que algunas veces se asocia con reacciones emocionales negativas intensas de ansiedad, aunque a veces también con la ira.

   En el caso del estrés crónico, cuando dura mucho tiempo, se suele relacionar con tristeza o depresión. En algunas personas también se pueden cronificar esos efectos del estrés, o molestias físicas asociadas, como el dolor de cabeza o de cuello, por citar algunos, tal y como refleja este psicólogo. "Al final el estrés crónico puede acarrear problemas de salud física y de salud mental y todo el rendimiento que al principio te proporcionaba el mecanismo del estrés, que hacía que aceleraras y rindieras más, llega un momento en el que empiezas a fallar y el estrés hace finalmente que rindas menos", concluye el profesor Cano Vindel.