MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Se estima que en España existen hasta 76.000 personas infectadas por el virus de la hepatitis C que podrían ser pacientes ocultos que no acceden al sistema sanitario, ha destacado el doctor Juan José Urquijo, especialista en aparato digestivo del Hospital Vithas 9 de Octubre (Valencia), quien ha puesto de relieve la "necesidad" de realizar un cribado poblacional masivo para conseguir erradicar la enfermedad.
Por otra parte, ha hecho hincapié en la "importancia" de diagnosticar y tratar a pacientes con riesgo de contraer este germen, como aquellas personas que han recibido una transfusión de sangre antes de 1992, usuarios de drogas, individuos que practican relaciones sexuales de alto riesgo o inmigrantes procedentes de países con alta prevalencia.
La hepatitis es una inflamación del hígado debida al contagio de un virus y presenta un alto grado de contagio. Así, las hepatitis B, C y D se transmiten por la sangre o la exposición de la piel y las mucosas. Por su parte, las hepatitis A y E se propagan por la ingesta de alimentos contaminados por el virus o el contacto cercano con una personas contagiada.
Sin embargo, su control en España ha aumentado, y esto se puede ver en que desde que se implantó el plan estratégico nacional para el abordaje de la hepatitis C en 2015 se han tratado a más de 130.000 pacientes. A esto se suma la aparición de antivirales de acción directa que, asociados a otros fármacos con bajos efectos secundarios, ha conseguido eliminar el virus en la mayoría de los pacientes tratados con una duración del proceso de entre 8 y 12 semanas.
Además, la hepatitis B cuenta con una vacuna, por lo que "es posible que con los años podamos alcanzar la eliminación del virus o sea mínima su presencia a nivel mundial". Así, el experto ha concluido que "el temor al contagio no es infundado, por lo que conviene tomar medidas preventivas ante las vías de contagio de la hepatitis vírica, es decir, ante situaciones de exposición a fluidos o sangre".
RIESGO DE CONTAGIO
El riesgo de contagio de hepatitis B, C o D es mayor entre aquellas personas que viven con un paciente infectado o que trabajan expuestas a la sangre humana, como es el caso de profesionales sanitarios, policías o funcionarios de prisiones, entre otros. Asimismo, presentan mayor factor de riesgo quienes mantienen relaciones sexuales con infectados, las relaciones sexuales entre hombres, los portadores de tatuajes o piercing y las personas nacidas en Asia, África o Europa del Este. Lo mismo ocurre con los pacientes en hemodiálisis, como consecuencia de las continuas transfusiones de sangre, o los hijos de madres con infecciones crónicas.
Su transmisión puede darse por el uso de agujas contaminadas, cuchillas y otros materiales contaminados que puedan producir daños o lesiones en la piel. Anteriormente, las transfusiones de sangre eran una de las causas principales, ha destacado el doctor Pascual Carbonell, especialista en aparato digestivo del Hospital Vithas Virgen del Consuelo (Valencia).
No obstante, el doctor Urquijo ha destacado que el contagio no se produce por acciones como darse la mano, comer alimentos preparados por una persona infectada, besos, abrazos, compartir cubiertos, visitar la casa de una persona infectada, estornudar, toser o la lactancia materna.
Por último, ha explicado que los pacientes deben realizarse controles analíticos semestrales, llevar un estilo de vida saludable y evitar el alcohol y los productos de herboristería. Asimismo, es recomendable que reciban la vacuna de la gripe y la hepatitis A y B, "en caso de ser una infección crónica C".