MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
Dos estudios basados en una investigación de nueve meses (denominada ‘ReSource Project’) informan que los ejercicios mentales a largo plazo pueden inducir una reestructuración específica del ejercicio en el cerebro y reducir algunos indicadores de estrés. En conjunto, los hallazgos, publicados en ‘Science Advances’, sugieren que entrenamientos mentales cortos y diarios pueden influir en los cambios en el cerebro.
Mientras que la investigación reciente sobre el entrenamiento mental en seres humanos ha comenzado a dirigirse a los cambios en el volumen de la materia gris (que contiene la mayor parte de las células neuronales en el cerebro) que siguen a ejercicios de atención plena o meditación, la mayoría de los análisis se centran en practicantes de meditación, más que directamente en individuos que se acaban de iniciar en la medicatión.
Es más, los pocos estudios longitudinales que se han llevado a cabo fueron pequeños, carecían de grupos de control y no pudieron examinar los efectos de las prácticas mentales sobre los cambios en la función y la estructura del cerebro en los mismos alumnos, apuntan los autores de este trabajo.
Para investigar si el entrenamiento mental objetivo de diferentes habilidades cognitivas y sociales puede inducir cambios específicos en la morfología cerebral, Sofie Valk y sus colegas recogieron datos de resonancia magnética de participantes entre 20 y 55 años de edad a lo largo de la intervención de entrenamiento mental.
CAMBIOS EN EL GROSOR CORTICAL
Los grupos de entrenamiento se sometieron a tres tipos de módulos de ejercicio durante tres meses con sesiones de grupo semanales y ejercicios individuales diarios completados vía teléfono inteligente y por Internet. Los científicos encontraron cambios específicos de los módulos en el grosor cortical mediante medidas de resonancia magnética (RM), un resultado que se correlacionó con mejoras individuales en la atención, la compasión y la toma de perspectiva cognitiva.
Un segundo estudio evaluó si diferentes tipos de práctica de entrenamiento mental eran medios efectivos para reducir el estrés psicosocial. Después de tres meses de entrenamiento con cada módulo de ejercicios, Veronika Engert y sus colegas examinaron las respuestas de los participantes a la Prueba de Estrés Social de Trier, una tarea de rendimiento imitando el tipo de experiencias cotidianas que eventualmente se acumulan en el estrés crónico.
Los investigadores evaluaron las respuestas de estrés de las que informaron los participantes, así como los niveles de la hormona cortisol, la frecuencia cardiaca y los marcadores de la actividad inmune influenciada por el estrés. En relación con el grupo de control, los tres módulos de práctica redujeron la reactividad al estrés en los participantes sanos. Sin embargo, sólo el entrenamiento de las habilidades intersubjetivas disminuyó la respuesta al estrés del cuerpo, específicamente la secreción de cortisol.
Contrariamente a los estudios anteriores, los científicos no vieron ningún efecto del entrenamiento mental en los marcadores inmunes. Los autores dicen que su investigación podría promover el desarrollo de intervenciones de entrenamiento mental en contextos clínicos, educativos y corporativos, además de que la práctica mental intersubjetiva diaria corta puede ser un enfoque ampliamente accesible y de bajo costo para prevenir las patologías relacionadas con el estrés y la carga económica asociada para la sociedad.