La enfermedad de Marburgo: rara y mortal, causada por un virus endémico en África subsahariana

Archivo - Virus de Marburgo.
Archivo - Virus de Marburgo. - CDC - Archivo
Publicado: jueves, 25 mayo 2023 13:49

MADRID, 25 May. (EDIZIONES) -

La enfermedad por el virus de Marburgo (EVM), anteriormente denominada fiebre hemorrágica de Marburgo, es grave y, a menudo, mortal. No obstante, la probabilidad de exposición e infección al virus de Marburgo para los ciudadanos españoles que viajen o residan en las zonas afectadas es "muy bajo", según un informe publicado hace semanas por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad.

El documento señala que la forma "más probable" de introducción del virus en España sería a través de viajeros infectados, ya que se trata de un virus endémico en África subsahariana. Desde el 23 de febrero el CCAES dispone de un protocolo de actuación para la detección precoz y manejo de casos.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que este virus causa una fiebre hemorrágica vírica de gravedad en el ser humano, de hecho la tasa media de letalidad de la enfermedad oscila en torno al 50 por ciento, aunque durante los últimos brotes, estas tasas han oscilado entre el 24 y el 88 por ciento en función de la cepa vírica y del tratamiento de los casos.

La rehidratación y la administración rápida de tratamiento sintomático mejoran la supervivencia. Por el momento, recuerdan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se ha demostrado la eficacia de ningún tratamiento para neutralizar este virus, si bien se están desarrollando varios tratamientos inmunológicos, farmacológicos y con hemoderivados.

Se considera que el huésped natural del virus de Marburgo es el murciélago de la fruta (Rousettus aegyptiacus, familia Pteropodidae). El virus se transmite de estos murciélagos al ser humano y se propaga entre estos directamente. En la mayoría de los brotes descritos, la infección humana por EVM se debe a la estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus.

En este contexto, otros mecanismos de transmisión relevantes son: Por contacto directo entre personas a través de la piel no intacta o las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos, como ropa personal o de cama. Y, por otro lado, por el contacto directo con animales muertos o vivos infectados.

Se han descrito casos de transmisión al personal sanitario que atiende a pacientes con EVM por contacto estrecho sin el uso adecuado del equipo de protección individual. El contagio a través de materiales para inyección contaminados o de pinchazos con agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, a un agravamiento más rápido y, posiblemente, a una mayor tasa de letalidad.

TRANSMISIBILIDAD

La evidencia científica actual demuestra que el inicio de la transmisibilidad está relacionado con la viremia y con la aparición de los primeros síntomas. Durante el periodo de incubación, en el cual las personas infectadas están asintomáticas, no se detecta el virus en sangre ni en los fluidos corporales por lo que no se transmite el virus.

La transmisibilidad comienza cuando se desarrollan los síntomas y ésta persistemientras haya virus en la sangre. La presencia del virus y su cantidad se incrementa a medida que evoluciona la enfermedad, y de ese modo también aumenta la transmisibilidad.

El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días. La EVM empieza bruscamente, con fiebre elevada, cefalea intensa y gran malestar, así como con frecuentes dolores musculares. Al tercer día pueden aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. La diarrea puede persistir una semana.

"En esta fase se ha descrito que los pacientes presentan 'aspecto de fantasma' debido al hundimiento de los ojos, la inexpresividad facial y el letargo extremo", señala la OMS. En el brote europeo registrado en 1967, recuerda la organización, "la mayoría de los pacientes presentaron una erupción cutánea no pruriginosa de 2 a 7 días después del inicio de los síntomas".

Muchos enfermos tienen manifestaciones hemorrágicas graves a los 5 a 7 días y los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en varios órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de hemorragia por la nariz, las encías y la vagina. El sangrado espontáneo en los lugares de venopunción donde se administran líquidos o se extraen muestras de sangre puede ser especialmente problemático.

Durante la fase grave de la enfermedad, los pacientes presentan persistentemente fiebre elevada. La afectación del sistema nervioso central puede producir confusión, irritabilidad y agresividad. Se han descrito asimismo casos ocasionales de orquitis (inflamación de uno o ambos testículos) en la fase tardía de la enfermedad (a los 15 días de su inicio).

En los casos mortales, el óbito suele producirse a los 8 o 9 días del inicio de los síntomas y se suele preceder de grandes pérdidas de sangre y de choque.