La 'enfermedad de la Guerra del Golfo' reduce la capacidad de los glóbulos blancos para producir energía

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Archivo - Globulos blancos - EZUMEIMAGES/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 2 noviembre 2023 7:30

MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -

Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Duke (Estados Unidos) ha descubierto que la llamada enfermedad de la Guerra del Golfo (GWI, por sus siglas en inglés), que afecta aproximadamente a 250.000 veteranos de Estados Unidos, reduce significativamente la capacidad de los glóbulos blancos para producir energía y crea una diferencia bioquímica mensurable en los veteranos que padecen la enfermedad.

"Históricamente, la GWI se ha diagnosticado basándose en los síntomas autodeclarados por los veteranos, como fatiga inducida por el ejercicio, indigestión, mareos, insomnio o problemas de memoria. No ha habido mediciones bioquímicas o moleculares objetivas que los médicos pudieran utilizar para diagnosticarla", afirma Joel Meyer, catedrático de genómica ambiental de la Nicholas School of the Environment de Duke, que dirigió el nuevo estudio, publicado en la revista 'PLoS ONE'.

El nuevo trabajo proporciona mediciones accesibles en muestras de sangre que, aunque no son suficientes para servir como prueba diagnóstica independiente, podrían ser útiles para ayudar a mejorar el tratamiento de los veteranos que padecen la Enfermedad de la Guerra del Golfo, al ofrecer a los médicos una nueva forma de evaluar si un tratamiento prescrito está ayudando, apunta Meyer.

"Saber que se trata de una deficiencia energética puede ayudarnos a encontrar formas más eficaces de aliviar los síntomas --asegura--. Los análisis de sangre, repetidos a lo largo del tratamiento, mostrarían si los glóbulos blancos de un veterano están respondiendo a un tratamiento y produciendo más energía".

Meyer y sus coautores de Duke, el Centro de Estudios de Enfermedades y Lesiones Relacionadas con la Guerra del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Undos y la Facultad de Medicina de Nueva Jersey han descubierto la enfermedad de la guerra del Golfo inhibe la producción de energía de los glóbulos blancos al alterar el funcionamiento de las mitocondrias, estructuras internas de la célula que extraen energía de los alimentos y la convierten en la energía química necesaria para impulsar el crecimiento, el movimiento y otros procesos y funciones corporales.

"La idea de investigar el papel que podrían desempeñar las mitocondrias en la GWI surgió de Mike Falvo, uno de mis coautores del Departamento de Asuntos de Veteranos y de la Facultad de Medicina de Nueva Jersey, que había observado que muchos de los síntomas de la GWI eran similares a los asociados a las enfermedades mitocondriales", explica Meyer.

"Así que analizamos la respiración mitocondrial y la acidificación extracelular, que son indicadores de la generación de energía, en los glóbulos blancos de 114 veteranos de la Guerra del Golfo, 80 de los cuales habían sido diagnosticados de GWI --recuerda--. También buscamos pruebas de daños en el ADN mitocondrial y en el ADN nuclear".

Los análisis no revelaron indicios de daños en el ADN, pero sí mostraron niveles significativamente más bajos de acidificación extracelular y consumo de oxígeno en los glóbulos blancos de los veteranos con GWI, señales de que sus mitocondrias generaban menos energía.

Los análisis de sangre de seguimiento realizados a un tercio de los veteranos mostraron que algunos de estos niveles podían variar con el tiempo, pero el patrón general se mantuvo: las células de los veteranos con GWI producían menos energía.

La causa de la Enfermedad de la Guerra del Golfo sigue siendo desconocida. Para determinar si los factores ambientales podrían desempeñar un papel, Meyer y sus colegas recurrieron a las encuestas de los veteranos sobre los síntomas declarados por ellos mismos y sus recuerdos escritos de sus despliegues.

"Descubrimos que los veteranos que recordaban haber estado expuestos a pesticidas y al bromuro de piridostigmina, un fármaco utilizado durante la Guerra del Golfo como tratamiento previo para proteger a las tropas de los efectos nocivos de los agentes nerviosos, tenían más probabilidades de sufrir GWI después del despliegue --explica Meyer--. Una pregunta interesante es cómo estos efectos han persistido tanto tiempo después de las exposiciones".