MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los niveles más altos de actividad física diaria pueden proteger contra el deterioro cognitivo y la neurodegeneración (pérdida de tejido cerebral) causada por la enfermedad de Alzheimer, según investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH).
En un artículo en 'JAMA Neurology', el equipo también informa de que la reducción de los factores de riesgo vascular puede ofrecer una protección adicional contra el Alzheimer y retrasar la progresión de la enfermedad devastadora. Los hallazgos de este estudio se presentarán en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) en Los Ángeles.
"Uno de los hallazgos más notables de nuestro estudio fue que una mayor actividad física no solo parecía tener efectos positivos en la disminución del deterioro cognitivo, sino también en la disminución de la tasa de pérdida de tejido cerebral con el tiempo en personas normales que tenían niveles altos de placa amiloide en el cerebro", explica Jasmeer Chhatwal, del Departamento de Neurología de MGH.
El informe sugiere que la actividad física podría reducir el adelgazamiento cortical relacionado con b-amiloide (Ab) y preservar la estructura de la materia gris en las regiones del cerebro que se han relacionado con la pérdida de memoria episódica y la neurodegeneración relacionada con el Alzheimer.
El proceso fisiopatológico del Alzheimer comienza décadas antes de que aparezcan los síntomas clínicos y se caracteriza por la acumulación temprana de la proteína b-amiloide.
El estudio MGH es uno de los primeros en demostrar los efectos protectores de la actividad física y el manejo del riesgo vascular en la etapa preclínica del Alzheimer, mientras que existe la oportunidad de intervenir antes del inicio de una pérdida neuronal sustancial y deterioro clínico.
"Debido a que actualmente no existen terapias que modifiquen la enfermedad, existe una necesidad crítica de identificar posibles factores que alteren el riesgo que podrían retrasar la progresión de la enfermedad", señala Chhatwal.
El Harvard Aging Brain Study del MGH evaluó la actividad física en sus participantes, 182 adultos mayores normales, incluidos aquellos con niveles elevados de amiloide que fueron juzgados con alto riesgo de deterioro cognitivo, a través de podómetros colocados en la cadera que contaron el número de pasos caminados durante todo el día.
"Los efectos beneficiosos se observaron incluso en niveles modestos de actividad física, pero fueron más relevantes en alrededor de 8.900 pasos, que es solo un poco menos que los 10.000 que muchos de nosotros luchamos por lograr diariamente", señala la coautora Reisa Sperling, directora de el Centro para la Investigación y Tratamiento del Alzheimer, el Hospital Brigham and Women's y el Hospital General de Massachusetts y co-investigadora principal del Harvard Aging Brain Study.
Los enfoques de intervención que abordan los factores de riesgo vascular junto con el ejercicio físico han agregado propiedades beneficiosas, agrega, ya que ambos operan de manera independiente.
A través de estudios en curso, MGH está trabajando para caracterizar otras formas de actividad física y cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a retardar el progreso de la enfermedad de Alzheimer.
"La acumulación de beta amiloides y de la proteína tau ciertamente establece el escenario para el deterioro cognitivo en una edad avanzada, pero no debemos olvidar que hay pasos que podemos tomar ahora para reducir el riesgo en el futuro, incluso en personas con acumulación de estos Proteínas --explica Chhatwal--. La enfermedad de Alzheimer y la aparición de deterioro cognitivo son multifactoriales y requieren un enfoque multifactorial si esperamos cambiar su trayectoria".