MADRID, 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
El aumento del sedentarismo desde la infancia hasta la adolescencia está directamente relacionado con la obesidad infantil, pero una nueva investigación publicada de 'Nature Communications' ha descubierto que la actividad física ligera puede invertir completamente el proceso adverso.
El estudio -realizado en colaboración entre la Universidad de Exeter (Reino Unido), la Universidad de Finlandia Oriental (Finlandia), la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Universidad de Colorado (EEUU)- es el mayor y más prolongado seguimiento para medir objetivamente la actividad física y la masa grasa, y utiliza los datos de los niños de los años 90 de la Universidad de Bristol (también conocido como Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos). En el estudio participaron 6.059 niños (53% mujeres) de 11 años de edad a los que se hizo un seguimiento hasta los 24 años.
Informes recientes concluyen que más del 80 por ciento de los adolescentes de todo el mundo no cumplen la media recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa. Además, se calcula que la inactividad física habrá causado 500 millones de nuevos casos de cardiopatías, obesidad, diabetes u otras enfermedades no transmisibles en 2030, con un coste anual de 21 millones de libras. Esta alarmante previsión sobre el peligro mórbido de la inactividad física exige una investigación urgente sobre el enfoque preventivo más eficaz.
Sin embargo, los resultados de este nuevo estudio demuestran que la actividad física moderada a vigorosa es hasta diez veces menos eficaz que la actividad física ligera para disminuir el aumento global de masa grasa.
"Estos nuevos hallazgos ponen de relieve que la actividad física ligera puede ser un héroe olvidado en la prevención de la obesidad de masa grasa desde los primeros años de vida. Ya es hora de que el mundo sustituya el mantra de una media de 60 minutos al día de actividad física moderada a vigorosa por al menos 3 horas al día de actividad física ligera. La actividad física ligera parece ser el antídoto contra el efecto catastrófico del sedentarismo en la población joven", ha explicado Andrew Agbaje, de la Universidad de Exeter.
Durante el estudio, un acelerómetro de cintura midió el tiempo de sedentarismo, la actividad física ligera y la actividad física de moderada a vigorosa entre los participantes de 11, 15 y 24 años. También se recogieron datos de masa grasa y masa muscular esquelética medidos con absorciometría de rayos X de doble energía a las mismas edades y se tomaron muestras de sangre en ayunas para medir repetidamente la glucosa, la insulina, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, los triglicéridos y la proteína C reactiva de alta sensibilidad.
Además, se midieron y controlaron en los análisis la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el hábito de fumar, el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.
EL EJERCICIO LIGERO AYUDÓ A DISMINUIR MÁS MASA GRASA CORPORAL
Se observó que cada minuto de sedentarismo se asociaba a un aumento de 1,3 gramos en la masa grasa corporal total. Tanto los niños como las niñas ganaron una media de 10 kg de masa grasa durante el crecimiento desde la infancia hasta la edad adulta. Sin embargo, el sedentarismo contribuyó potencialmente con 700 gramos a 1 kg de masa grasa (aproximadamente entre el siete y el diez por ciento) de la masa grasa total ganada durante el crecimiento desde la infancia hasta la edad adulta. Un aumento de 1 kg de grasa se ha relacionado con un riesgo un 60 por ciento mayor de muerte prematura a los 50 años.
Cada minuto dedicado a la actividad física ligera durante el crecimiento desde la infancia hasta la edad adulta joven se asoció con una reducción de 3,6 gramos en la masa grasa corporal total. Esto implica que la actividad física ligera acumulada disminuyó la masa grasa corporal total entre 950 gramos y 1,5 kg durante el crecimiento desde la infancia hasta la edad adulta joven, (aproximadamente entre un 9,5 y un 15 por ciento de disminución del aumento global de masa grasa durante el periodo de observación de 13 años). Ejemplos de actividad física ligera son los paseos largos, las tareas domésticas, el baile lento, la natación lenta y el ciclismo lento.
En cambio, el tiempo dedicado a la actividad física moderada a vigorosa -incluido el cumplimiento de los 60 minutos diarios recomendados por la OMS- durante el crecimiento, desde la infancia hasta la edad adulta temprana, se asoció con una reducción de 70 a 170 gramos (aproximadamente del 0,7 al 1,7 por ciento) de la masa grasa corporal total.
Antes de este estudio, no había sido posible cuantificar la contribución a largo plazo del tiempo de sedentarismo a la obesidad de la masa grasa ni la magnitud en que la actividad física podría reducirla. Pero este estudio confirmó el informe de un reciente metaanálisis de 140 ensayos controlados aleatorios realizados en escuelas de todo el mundo, según el cual la práctica de una actividad física de moderada a vigorosa tenía un efecto mínimo o nulo en la reducción del IMC-obesidad infantil.
"Nuestro estudio aporta información novedosa que sería útil para actualizar futuras directrices y declaraciones políticas en materia de salud. Los expertos en salud pública, los responsables de las políticas sanitarias, los periodistas y blogueros especializados en salud, los pediatras y los padres deberían fomentar la participación continuada y sostenida en actividades físicas ligeras para prevenir la obesidad infantil", ha finalizado Agbaje.