Los efectos de una conmoción cerebral siguen mostrando síntomas de lesión seis meses después

Archivo - Exploración de ondas cerebrales en laboratorio. Cerebro.
Archivo - Exploración de ondas cerebrales en laboratorio. Cerebro. - ISTOCK/ JANIECBROS - Archivo
Publicado: miércoles, 3 mayo 2023 7:43


MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -

Un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha comprobado que incluso una conmoción cerebral leve puede causar efectos duraderos en el cerebro. Utilizando datos de un estudio realizado en toda Europa, los investigadores han demostrado que en casi la mitad de las personas que reciben un golpe en la cabeza se producen cambios en la forma en que las regiones del cerebro se comunican entre sí, lo que puede causar síntomas a largo plazo como fatiga y deterioro cognitivo.

La lesión cerebral traumática leve o conmoción cerebral es el resultado de un golpe o sacudida en la cabeza. Puede producirse por una caída, una lesión deportiva o un accidente de bicicleta o de coche, por ejemplo. Pero a pesar de ser calificada de "leve", suele ir asociada a síntomas persistentes y una recuperación incompleta. Estos síntomas incluyen depresión, deterioro cognitivo, dolores de cabeza y fatiga.

Mientras que en estudios recientes algunos clínicos predicen que nueve de cada diez personas que sufren una conmoción cerebral se recuperarán totalmente al cabo de seis meses, cada vez hay más pruebas de que sólo la mitad logra una recuperación completa. Esto significa que una proporción significativa de pacientes puede no recibir una atención adecuada tras la lesión.

Sin embargo, es difícil predecir qué pacientes se recuperarán rápidamente y quiénes tardarán más en hacerlo. En la actualidad, los pacientes en los que se sospecha una conmoción cerebral suelen someterse a un escáner cerebral --tomografía computarizada o resonancia magnética, que buscan problemas estructurales, como inflamación o hematomas--, pero aunque estos escáneres no muestren daños estructurales evidentes, los síntomas del paciente pueden persistir.

El doctor Emmanuel Stamatakis, del Departamento de Neurociencias Clínicas y de la División de Anestesia de la Universidad de Cambridge, destaca que "en todo el mundo estamos asistiendo a un aumento del número de casos de traumatismo craneoencefálico leve, sobre todo por las caídas de una población que envejece y el creciente número de accidentes de tráfico en los países de renta baja y media".

"En la actualidad --prosigue--, no tenemos una forma clara de saber cuáles de estos pacientes tendrán una recuperación rápida y cuáles tardarán más, y la combinación de pronósticos demasiado optimistas e imprecisos significa que algunos pacientes corren el riesgo de no recibir una atención adecuada a sus síntomas".

Stamatakis y sus colegas estudiaron escáneres cerebrales fMRI --es decir, resonancias magnéticas funcionales, que observan cómo se coordinan entre sí distintas áreas del cerebro-- tomados a 108 pacientes con lesión cerebral traumática leve y los compararon con escáneres de 76 voluntarios sanos. También se evaluó si los pacientes seguían presentando síntomas.

Los pacientes y voluntarios habían sido reclutados en CENTER-TBI, un gran proyecto europeo de investigación cuyo objetivo es mejorar la atención a los pacientes con lesión cerebral traumática, copresidido por el profesor David Menon, jefe de la división de Anestesia, y financiado por la Unión Europea.

Según los resultados, publicado en la revista 'Brain', algo menos de la mitad de los pacientes (45%) seguían presentando síntomas derivados de la lesión cerebral, siendo los más frecuentes la fatiga, la falta de concentración y los dolores de cabeza.

Los investigadores descubrieron que estos pacientes presentaban anomalías en una región del cerebro conocida como tálamo, que integra toda la información sensorial y la transmite por todo el cerebro. De forma contraintuitiva, la conmoción cerebral se asoció a un aumento de la conectividad entre el tálamo y el resto del cerebro --en otras palabras, el tálamo intentaba comunicarse más como consecuencia de la lesión-- y cuanto mayor era esta conectividad, peor era el pronóstico del paciente.

Rebecca Woodrow, estudiante de doctorado en el Departamento de Neurociencia Clínica y Hughes Hall, Cambridge, señala que, "a pesar de que no había daños estructurales evidentes en el cerebro en los escáneres rutinarios, vimos pruebas claras de que el tálamo --el sistema de relés del cerebro-- estaba hiperconectado. Podríamos interpretar esto como que el tálamo intenta compensar en exceso cualquier daño previsto, y esto parece estar en la raíz de algunos de los síntomas duraderos que experimentan los pacientes", añade.

Mediante el estudio de datos adicionales procedentes de tomografías por emisión de positrones (PET), que pueden medir la composición química regional de los tejidos corporales, los investigadores pudieron establecer asociaciones con neurotransmisores clave en función de los síntomas a largo plazo que presentaba un paciente.

Por ejemplo, los pacientes con problemas cognitivos, como dificultades de memoria, mostraron una mayor conectividad entre el tálamo y zonas del cerebro ricas en el neurotransmisor noradrenalina; los pacientes con síntomas emocionales, como depresión o irritabilidad, mostraron una mayor conectividad con zonas del cerebro ricas en serotonina.

El doctor Stamatakis señala que sabían que ya existen fármacos dirigidos a estas sustancias químicas cerebrales, por lo que sus hallazgos "ofrecen la esperanza de que, en el futuro, no sólo se pueda predecir el pronóstico de un paciente, sino que también se pueda ofrecerle un tratamiento dirigido a sus síntomas concretos".