MADRID 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
La edad en que las mujeres jóvenes experimentan su primer sangrado menstrual está relacionada con la edad a la que sus hijos comienzan la pubertad, según un estudio que investigó esta asociación tanto en hijos como en hijas. El trabajo examinó a 15.822 niños y descubrió que cuanto antes tuvieron las mujeres su primer periodo, antes comenzaron sus hijos la pubertad, y cuando más tarde tuvieron su primera regla, más tarde comenzaron la pubertad sus hijos.
La misma asociación se encontró para las hijas, pero, mientras que se sabe desde hace algún tiempo que la edad de las madres en la pubertad se asocia con las de sus hijas, se sabe mucho menos sobre el vínculo con la edad de sus hijos en la pubertad. Los autores del estudio dicen que sus resultados son consistentes con otras investigaciones que sugieren que hay una superposición en los genes que influyen en el momento de la pubertad tanto en hijos como en hijas.
Los investigadores, con sede en la Universidad de Aarhus, Dinamarca, estudiaron a un grupo de niños que formaban parte de la cohorte nacional danesa de nacimientos y que nacieron entre 2000 y 2003. Los siguieron hasta octubre de 2016 y durante este tiempo entrevistaron a las madres dos veces durante embarazo y les pidieron que rellenaran un cuestionario cuando los niños tenían 7 años. Se les preguntó a las madres sobre su edad cuando tuvieron su primera hemorragia menstrual. Desde la edad de 11 años, los niños completaron cuestionarios cada seis meses que incluían preguntas sobre la pubertad.
Uno de los autores del estudio, el doctor Nis Brix, dice: "Encontramos que las madres que informaron haber tenido su primera hemorragia menstrual antes que sus pares tenían hijos con signos de pubertad que empezaban antes que sus compañeros. La mayor diferencia fue el momento en el que les empezó a crecer pelo en las axilas, que fue, en promedio, aproximadamente dos meses y medio antes; sus voces cambiaron casi dos meses antes; el acné comenzó a desarrollarse casi dos meses antes y su primera eyaculación de semen fue casi un mes y medio antes".
"Si sus madres comenzaron la pubertad más tarde que sus compañeras, entonces los hijos experimentaron la primera eyaculación, el crecimiento del vello de las axilas y el desarrollo del acné más tarde que sus compañeros", añade este investigador, cuyo trabajo se publica este viernes en 'Human Reproduction'.
LA PUBERTAD, ADELANTADA A LO LARGO DEL ÚLTIMO SIGLO
Se observaron resultados similares en hijas. La mayor diferencia se vio en el desarrollo de los senos, que comenzó hasta seis meses antes en las niñas cuyas madres habían vivido periodos más tempranos que sus compañeras, o hasta cuatro meses más tarde en las niñas cuyas madres habían comenzado la pubertad más tarde que sus compañeras.
"La relación entre el primer sangrado menstrual en las madres y el primer sangrado menstrual en sus hijas se ha informado en varios estudios. La novedad de nuestro estudio fue incluir otros marcadores de desarrollo puberal en las hijas, como las diferentes etapas del desarrollo mamario y el vello púbico y el estudio de los hijos; la relación sólo de los hijos se ha investigado poco", apunta Brix.
El momento de la pubertad ha empezado a suceder antes a lo largo del último siglo, probablemente debido a un mejor nivel de vida y salud. Sin embargo, una edad más temprana en la pubertad se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades en la vida adulta posterior, como el cáncer de mama y testicular, la diabetes y la enfermedad cardiovascular.
Brix concluye: "Cada vez que un clínico se encuentra con un paciente con pubertad tardía o temprana, el clínico recoge el historial familiar sobre si otros miembros de la familia también tuvieron o no la pubertad temprana o tardía. Por lo tanto, la relación entre la edad puberal de la madre y la edad puberal del hijo se ha tomado como conocimiento común, pero nuestros datos de una gran cohorte nacional de nacimientos confirman la relación. Dicho de otra manera: Ya lo sabíamos, pero ahora tenemos los resultados para confirmarlo".
Entre las limitaciones del estudio, están que se basó en que las madres aportaron la información a los investigadores y en la información sobre su pubertad aportada por los propios niños, pero un reciente estudio de validación realizado por los autores demostró que los niños podían informar acerca de su estado puberal actual con una precisión moderada, lo que los autores consideran aceptable para un estudio a gran escala como este.