Dos beneficios de la extirpación de amígdalas en niños con apnea del sueño

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Archivo - Retrato niño que tiene cita médica. Amígndalas - MACNIAK - Archivo
Publicado: jueves, 7 diciembre 2023 8:17

MADRID 7 Dic. (EUROPA PRESS) -

La cirugía de extirpación de las amígdalas y adenoides no mejoró el funcionamiento del neurodesarrollo de los niños, pero se asoció con una mejora de la calidad de vida, los síntomas del sueño y la presión arterial 12 meses después de la cirugía en menores con apnea del sueño leve, según un ensayo controlado aleatorio dirigido por investigadores del Hospital Brigham and Women's y el Instituto Harvard Pilgrim Health Care, según publican en 'The Journal of the American Medical Association'.

Entre el 6% y el 17% de los niños padecen trastornos respiratorios del sueño, caracterizados por ronquidos habituales, aumento del esfuerzo respiratorio y apnea del sueño. Si no se trata, este trastorno puede aumentar el riesgo de que los niños sufran trastornos del desarrollo neurológico, una menor calidad de vida y enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

El agrandamiento de las amígdalas es uno de los principales factores de riesgo de los trastornos respiratorios del sueño, y la adenoamigdalectomía --extirpación quirúrgica de las amígdalas y las glándulas adenoides-- es un tratamiento de primera línea para los niños con este trastorno. Sin embargo, hay pocos datos que apoyen o refuten los beneficios de esta cirugía en niños con formas leves de la enfermedad.

En un ensayo clínico aleatorizado, un equipo dirigido por investigadores del Brigham and Women's Hospital, en colaboración con el Harvard Pilgrim Health Care Institute, en Estados Unidos, evaluó los efectos de la adenoamigdalectomía precoz.

La intervención quirúrgica no produjo diferencias significativas en los dos criterios de valoración principales del estudio, a saber, la función ejecutiva y la atención, pero sí mejoró la calidad del sueño, redujo los ronquidos y se asoció a un mejor comportamiento y a una menor somnolencia diurna en niños con trastornos respiratorios leves del sueño.

Los niños operados también experimentaron una reducción de la presión arterial y fueron menos propensos a mostrar signos de progresión de la enfermedad que los niños del grupo de control.

"Nuestros datos sugieren que, en el caso de los niños sin más síntomas que los ronquidos, es razonable monitorizarlos a lo largo del tiempo sin proceder a la cirugía", destaca la primera autora Susan Redline, directora de Programas de Epidemiología de Medicina del Sueño y Medicina Cardiovascular y del Sueño.

"Por otro lado --prosigue--, para los niños que están teniendo problemas con el sueño perturbado, somnolencia diurna y problemas de conducta, nuestros datos sugieren que la cirugía puede ser una opción muy razonable, incluso si un estudio del sueño muestra que no tienen apneas frecuentes".

Para examinar el impacto de la adenoamigdalectomía precoz en el neurodesarrollo, la calidad del sueño, el comportamiento y la salud general, los investigadores realizaron un ensayo clínico aleatorizado de 459 niños con trastornos respiratorios leves del sueño y amígdalas agrandadas.

La edad de los niños, la mitad de los cuales fueron sometidos a adenoamigdalectomías, oscilaba entre los 3 y los 12,9 años y se inscribieron en siete centros académicos del sueño de Estados Unidos. El equipo recopiló mediciones de la calidad del sueño, la cognición, el comportamiento y la salud general antes del tratamiento y durante las citas de seguimiento a los 6 y 12 meses. Los cuidadores también rellenaron cuestionarios sobre el comportamiento social y la función ejecutiva de sus hijos.

Aunque la adenoamigdalectomía no tuvo efectos significativos en las medidas de la función del neurodesarrollo, el tratamiento se asoció a mejoras en la calidad del sueño y a una reducción de los ronquidos, así como de los problemas de conducta, la somnolencia diurna y la presión arterial.

Los niños operados también tuvieron menos probabilidades de progresión de la enfermedad: a los 12 meses de seguimiento, sólo el 1,3% de los niños del grupo de adenoamigdalectomía pasó a tener más de tres episodios de apnea por hora, frente al 13,2% de los niños del grupo de control.

"Esperamos que nuestros datos aporten pruebas para informar futuras directrices clínicas que ayuden a cirujanos, pediatras y médicos del sueño a practicar una atención basada en pruebas --comenta Redline--. Y para los padres, esperamos que esta información pueda ser comunicada por los médicos de una manera que ayude a los padres a decidir - junto con su médico - si sus hijos deben de hecho seguir adelante y someterse a la cirugía".

A continuación, los investigadores planean investigar el impacto de la adenoamigdalectomía en la utilización de la atención sanitaria, y esperan investigar también los impactos a más largo plazo de la cirugía.

"Nuestro equipo está muy interesado en un seguimiento a más largo plazo de los niños --asegura Redline--. Hay preguntas abiertas sobre el impacto de la extirpación de las amígdalas a lo largo de la vida de un niño, así como su impacto en las trayectorias de crecimiento y desarrollo más allá de un año".