MADRID, 9 Dic. (EDIZIONES) -
La displasia es una lesión de la cadera de los recién nacidos que consiste básicamente en la pérdida de contacto de la cabeza femoral con el hueso ilíaco (se articula con el fémur, el sacro y el pubis). "En palabras coloquiales: el fémur se sale de su sitio", explica a Infosalus el doctor Juan Carlos Abril, cirujano ortopédico y traumatólogo infantil del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Los grados de intensidad son variables y dependen de la cantidad que se luxe. Así, se describen tres tipos: luxación completa, subluxación, y una tercera que sería el mal desarrollo del huso ilíaco donde se encaja la cabeza del fémur.
La causa última no se conoce, según precisa, pero existen varios factores "muy implicados y determinantes" de la enfermedad. Así, indica que se produce mas fácilmente en madres primerizas, en bebés niñas hiperlaxas, que tienen aumentado el movimiento de la cadera, en caso de bolsas amnióticas con poco líquido, en bebés con presentación podálica, y sobre todo cuando hay antecedentes de madres o familiares con displasia.
"Todo ello nos hace pensar en un proceso multifactorial con varias causas, pero especialmente son mecánicas, por falta de espacio en el útero, y por causas genéticas desconocidas aún. Las hormonas que aumentan esa laxitud empeoran el proceso, y en el momento del parto se encuentran en niveles muy altos porque las produce la madre para favorecer la salida del feto", subraya el doctor Abril, a la vez que apunta que tiene un componente hereditario muy fuerte, y "cuando una madre tiene displasia de cadera, el bebé tendrá 33 veces más de probabilidad de tener displasia".
CÓMO DETECTARLA
El especialista indica que la primera detección, y más importante, la realiza el neonatólogo en el momento del nacimiento o el traumatólogo infantil unos días después. "Con sus manos puede saber que la cadera está fuera de su sitio (signo de Ortolani) y valora si la puede reducir y recolocar. Otros bebés presentan la cadera correctamente reducida pero su inestabilidad permite luxarla con maniobras forzadas (signo de Barlow). Sin embargo, otras veces sólo la puede sospechar cuando las piernas del bebé no presentan una movilidad completa y faltan ciertos grados de apertura de la pierna. En estos últimos casos se precisa de una ecografía, que es la prueba más fiable, y con menos coste que existe", agrega.
Según destaca el especialista de la Ruber Internacional, "claramente las niñas lo presentan hasta seis veces más que los niños" y la causa se desconoce. Es más, señala que no existe un claro lado dominante, e incluso a veces es bilateral, se produce en ambos lados.
TRATAMIENTO DE LA DISPLASIA EN BEBÉS: ¿TIENE CURACIÓN?
Sobre el tratamiento, el traumatólogo infantil resalta que éste se basa en la reducción de la cabeza femoral que está fuera del acetábulo. "El mantenimiento de la reducción precisa de un sistema externo, que llamamos 'arnés', el más universal se llama Pavlik. Es un aparato que básicamente mantiene las caderas abiertas y flexionadas durante un tiempo no menor a 2 meses. Es una posición similar a llevar los bebés cargados en el pecho de la madre con las piernas abiertas", agrega.
Según destaca, esta forma de actuación ha enseñado que las madres africanas que lo portan de esta manera apenas sufren displasia de cadera infantil, mientras que las madres de Laponia que enfajan al bebé para protegerlo del frío, y manteniendo las piernecitas juntas y extendidas, presentan un índice de displasia muy alto.
El traumatólogo infantil también usa, "en casos rebeldes", escayolas de yeso que mantienen esta posición de 'rana', de forma más rígida y segura.
Finalmente, y para tranquilidad de los padres, el cirujano ortopédico del Hospital Ruber Internacional asegura que la displasia de cadera en bebés tiene curación completa si se detecta tempranamente. "En casos de tratamientos muy iniciales, en los primeros días de vida, se cura absolutamente sin secuelas. De no ser así puede tener también curación pero suponen tratamientos más agresivos", sentencia el doctor Abril.