BARCELONA, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona ensayan un nuevo método no invasivo de estimulación del nervio vago en ratones que mejora su memoria, en un estudio que ha publicado la revista 'Brain Stimulation'.
El estudio, fruto de la colaboración entre grupos de investigación de los departamentos de Ciencias Experimentales y de la Salud y de Tecnologías de la información y la comunicación, ha demostrado por primera vez que la electroestimulación en la oreja de roedores modelo de discapacidad intelectual produce una mejora cognitiva.
La estimulación del nervio vago surgió como una terapia para el tratamiento de las epilepsias o las depresiones que no responden a fármacos, ya que las ramificaciones de este nervio llevan información a áreas del cerebro desreguladas en ambas enfermedades.
Algunas de estas regiones, como la amígdala, la corteza prefrontral y el hipocampo, también son relevantes para la atención y memoria y, por este motivo, se ha visto que la técnica también produce una mejora cognitiva.
En un principio, la estimulación se hacía de forma invasiva, implantando el dispositivo que aplica impulsos eléctricos mediante una operación quirúrgica.
Posteriormente, se desarrollaron aproximaciones no invasivas, que estimulan la superficie de la piel de zonas por las que pasan las ramas del nervio.
En estudios previos se había revelado la modulación de la memoria usando enfoques invasivos y no invasivos en modelos animales y en humanos, pero las aproximaciones transcutáneas --a través de la piel-- no invasivas no se habían evaluado hasta ahora en modelos de ratón.
Los investigadores construyeron un electrodo para permitir la electroestimulación no invasiva del nervio vago en ratones, que se aplica en una zona accesible de la oreja a la que llegan ramificaciones de este nervio.
"Mostramos que esta tecnología consigue un efecto conductual de mejora cognitiva en los ratones", ha explicado la primera autora del artículo, Anna Vázquez-Oliver, quien ha añadido que usaron un test para evaluar la memoria en el que valoraron si el ratón recuerda objetos con los que se ha familiarizado.
Ha explicado que, después de la electroestimulación, los animales "obtenían mejores resultados en el test, la memoria perduraba más tiempo".
Posteriormente, probaron el potencial del protocolo en un modelo de ratón de síndrome de X frágil, la forma más común de discapacidad intelectual hereditaria, y la estimulación transcutánea mejoró también su memoria.