MADRID, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Aprender un segundo idioma es más fácil para algunos adultos que otros y las diferencias innatas en cómo las distintas partes del cerebro 'hablan' entre sí pueden ayudar a explicar por qué, según revela un estudio publicado este miércoles en la revista 'Journal of Neuroscience'. Las diversas regiones del cerebro se comunican entre sí, incluso cuando la persona está descansando y no se dedican a tareas específicas.
"Estos resultados tienen implicaciones para predecir el éxito del aprendizaje de idiomas y el fracaso", afirma el autor del estudio, Xiaoqian Chai, de la Universidad de McGill, Canadá. La fuerza de estas conexiones --llamada conectividad en estado de reposo-- varía de persona a persona y las diferencias anteriormente se han relacionado con diferencias en el comportamiento, incluyendo la capacidad lingüística.
Liderados por Chai y Denise Klein, también de McGill, los científicos de este trabajo exploraron si las diferencias en la conectividad en estado de reposo se relacionan con el aprendizaje de un segundo idioma. Para estudiar esto, el grupo en el Instituto Neurológico de Montreal escaneó los cerebros de 15 adultos angloparlantes que estaban a punto de comenzar un curso intensivo de francés de 12 semanas y luego se les puso a prueba sus habilidades de lenguaje, tanto antes como después del curso.
Usando resonancia magnética funcional (fMRI), los investigadores examinaron la conectividad dentro de los cerebros de los sujetos antes del inicio del curso de francés. Miraron la fuerza de las conexiones entre las diversas áreas en el cerebro y dos regiones específicas del lenguaje: un área del cerebro implicada en la fluidez verbal, la ínsula anterior izquierda/opérculo frontal (AI/FO, por sus siglas en inglés) y un área activa en la lectura, el área visual de la forma de la palabra (VWFA, por sus siglas en inglés).
Los investigadores probaron la fluidez verbal y la lectura de la velocidad de los participantes, tanto antes del curso como tras su finalización. Para poner a prueba la fluidez verbal, pidieron a los sujetos que hablaran durante dos minutos en francés y contaron el número de palabras únicas que se utilizaron correctamente. Para probar la velocidad de la lectura, los autores hicieron que los participantes leyearn pasajes franceses en voz alta y calcularon el número de palabras leídas por minuto.
Los participantes con las conexiones más fuertes entre la AI/FO y una región importante de la red de lenguaje del cerebro llamada la circunvolución temporal superior izquierda mostraron una mayor mejoría en la prueba de habla. Aquellos con mayor conectividad entre el VWFA y un área diferente de la zona temporal superior izquierda del área del giro del lenguaje en el lóbulo temporal izquierdo mostraron una mayor mejoría en la velocidad de lectura al final del curso de 12 semanas.
"La parte más interesante de este hallazgo es que se observó la conectividad entre las diferentes zonas antes de aprender --destaca Arturo Hernández, neurocientífico de la Universidad de Houston, Estados Unidos, que estudia el aprendizaje de un segundo idioma y no participó en el estudio--. Esto demuestra que algunas personas pueden tener un patrón de actividad neuronal particular que puede prestarse a un mejor aprendizaje de un segundo idioma".
Sin embargo, eso no significa que el éxito en una segunda lengua está totalmente predeterminado por el cableado del cerebro porque éste es muy plástico, lo que significa que puede ser moldeado por el aprendizaje y la experiencia, añade Chai. Este trabajo es "un primer paso para entender las diferencias individuales en el aprendizaje de un segundo idioma -agrega--. A largo plazo, podría ayudarnos a desarrollar mejores métodos para ayudar a las personas a aprender mejor."