MADRID 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación, que se presentará en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) de este año en Madrid, del 9 al 13 de septiembre, muestra que las personas a las que se les ha diagnosticado recientemente diabetes y que duermen poco o mucho tienen más probabilidades de sufrir enfermedades microvasculares (daños en los vasos sanguíneos pequeños), lo que podría conducir a complicaciones más graves. El estudio es obra de Mette Johansen y Thomas Olesen, del Steno Diabetes Center Odense, del Hospital Universitario de Odense, en Dinamarca.
Las complicaciones microvasculares, como la retinopatía y la nefropatía, son importantes contribuyentes a las complicaciones asociadas con la diabetes tipo 2 (DT2). Cada vez hay más evidencia que sugiere que las variaciones en la duración del sueño pueden influir en el riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con la diabetes. Este estudio tuvo como objetivo explorar la relación entre la duración del sueño y la presencia de enfermedad microvascular en personas con diagnóstico reciente de DT2.
Para su análisis, los autores utilizaron datos del estudio 'The Specialist Supervised Individualized Multifactorial Treatment of New Clinically Diagnosed Type 2 Diabetes in General Practice (IDA)', un subestudio de la cohorte del Centro Danés de Investigación Estratégica en Diabetes Tipo 2 (DD2).
La duración del sueño nocturno se midió utilizando acelerómetros Axivity AX3, que los participantes usaron durante un período de 10 días. La duración del sueño nocturno se clasificó en tres categorías: corta (<7 h), óptima (7 a <9 h) y larga (9 h o más). La enfermedad microvascular (daño de los vasos sanguíneos pequeños) se definió como un cociente albúmina/creatinina en orina (UACR) = 30 mg/g o presencia de retinopatía diabética (RD) evaluada mediante imágenes de retina midriática u oftalmoscopia.
Luego se aplicó un modelo computacional utilizando la duración óptima del sueño como grupo de referencia ajustado por edad, sexo, IMC, presión arterial sistólica, hábitos de fumar, hemoglobina glucosilada (HbA1c, un marcador del control del azúcar en sangre), duración de la diabetes y tratamiento antihipertensivo, y se utilizó para estimar los odds ratios (OR) entre los grupos de duración del sueño.
En total, 396 participantes tenían mediciones válidas de la duración del sueño, medición de la UACR y examen ocular. La edad media fue de 62 años con una duración media de la diabetes de 3,5 años, y 175 eran mujeres (44%). La cohorte estaba compuesta predominantemente por individuos con sobrepeso, con un IMC medio de 31 (en el rango de obesidad), y el 68% (n=285) tomaban medicación antihipertensiva.
La distribución de la duración del sueño fue del 12% (n=49) con una duración de sueño corta, del 60% (n=238) con una duración de sueño óptima y del 28% (n=109) con una duración de sueño larga. La prevalencia de daño microvascular fue del 38%, 18% y 31% en los grupos de duración de sueño corta, óptima y larga, respectivamente. La duración de sueño corta se asoció significativamente con un riesgo 2,6 veces mayor de enfermedad microvascular en comparación con la duración de sueño óptima. De manera similar, la duración de sueño larga se asoció de forma independiente con un riesgo 2,3 veces mayor de enfermedad microvascular en comparación con la duración de sueño óptima.
Además, la asociación entre la duración corta del sueño y la enfermedad microvascular se acentuó con la edad. Curiosamente, para los participantes menores de 62 años, la duración corta del sueño solo aumentó el riesgo de daño microvascular en un 23% en comparación con la duración óptima del sueño; pero para los participantes de 62 años o más, la duración corta del sueño se asoció con un riesgo 5,7 veces mayor de daño a los vasos sanguíneos pequeños en comparación con la duración óptima del sueño. El efecto de la edad en la relación entre la duración prolongada del sueño y la enfermedad microvascular no fue estadísticamente significativo.
Los autores concluyen: "En pacientes con diabetes de tipo 2 recientemente diagnosticada, tanto las duraciones de sueño cortas como las prolongadas se asocian con una mayor prevalencia de enfermedad microvascular en comparación con la duración óptima del sueño por la noche. La edad amplifica la asociación entre la duración corta del sueño y la enfermedad microvascular, lo que sugiere una mayor vulnerabilidad entre las personas mayores". A esta idea, añaden: "Los cambios en el estilo de vida de los pacientes con diabetes tipo 2 pueden incluir intervenciones relacionadas con el sueño. Sin embargo, se necesitan más estudios para establecer el papel de la duración y la calidad del sueño en estos pacientes".