MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
La responsable del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Luz, María Luisa de Mingo, ha señalado que la incidencia de este tipo de tumor, el endocrinólogo más frecuente, se ha triplicado en los últimos 30 años en ambos sexos, siendo más frecuente en las mujeres.
Con motivo del Día Nacional contra el Cáncer de Tiroides, que se celebra este viernes, la experta ha realizado diversas valoraciones sobre las causas y circunstancias que rodean a esta enfermedad. A pesar del aumento de casos que narra De Mingo, puntualiza que "no se ha observado un incremento en su mortalidad, suele responder muy bien al tratamiento y, frecuentemente, se puede curar con cirugía".
Sobre esa paralización en la mortalidad, los responsables de la Unidad de Cirugía Endocrina del Hospital Quirónsalud San José, Jorge Martín Gil y Verónica Sánchez Rivas, señalan que "todo parece apuntar" a que los nódulos tiroideos que antes pasaban desapercibidos "ahora se detectan más tras el aumento de estudios por imagen".
Realmente se desconocen los motivos del aumento de incidencia del cáncer de tiroides pero, en opinión de la doctora De Mingo, la evidencia puede estar relacionada con múltiples factores, como los avances en los métodos de detección, técnicas radiológicas, exposición a la radiación, factores ambientales y tóxicos, síndromes hereditarios o por el hallazgo casual de carcinomas en cirugías tiroideas.
Tampoco "está claro" que la obesidad contribuya al desarrollo de este tipo de cáncer, como sí lo hace en el de colon, mama, riñón y endometrio. "En el caso del cáncer de tiroides, la asociación con la obesidad es controvertida y, aunque no está demostrada, múltiples estudios los relacionan. Existen varias hipótesis por las cuales la obesidad y el cáncer papilar de tiroides podrían estar interrelacionados como la inflamación, el estrés oxidativo y la resistencia a insulina presentes en personas obesas", subraya De Mingo.
HIPOTIROIDISMO Y OBESIDAD
Así, añade que "múltiples estudios de investigación ya publicados" relacionan la obesidad con alteraciones de la función tiroidea (disfunción glandular o hipotiroidismo), y el cáncer de tiroides. El hipotiroidismo es un trastorno metabólico de déficit de hormonas tiroideas (tiroxina), que se caracteriza por una disminución de la actividad orgánica que afecta a funciones neuronales, digestivas y cardiocirculatorias, entre otras.
"Independientemente de la causa que lo genere, los síntomas del hipotiroidismo suelen aparecer poco a poco y puede asociarse al aumento de peso, debilidad o fatiga, intolerancia al frío, falta de apetito, estreñimiento, alteraciones menstruales, depresión, sequedad de piel y cabello, anemia, edema facial o de extremidades, etcétera", explica la experta.
Para De Mingo, existen "varias hipótesis" por las cuales la obesidad y el hipotiroidismo podrían estar interrelacionados. Entre ellas, se encuentran el proceso adaptativo que sufre el organismo de la persona obesa para intentar aumentar el gasto energético, así como la aparición en el obeso de alteraciones del eje hipotálamo-hipofiso-tiroideo y de un cierto componente de resistencia a la acción de la hormona tiroidea.
DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE TIROIDES
Los especialistas indican que se llega al diagnóstico del cáncer de tiroides a través del estudio del nódulo tiroideo. "Tener nódulos en la tiroides es bastante común, más en mujeres que en hombres, entre 20 y 60 años de edad. La gran mayoría de esos nódulos son benignos (no cancerosos), solo un porcentaje muy pequeño puede ser asiento de cáncer de tiroides", afirman.
Aunque la probabilidad de tener cáncer de tiroides en muy baja (5%), relatan que hay que tener "especial cuidado" con aquellos pacientes que además de tener un nódulo tiroideo tengan uno o más de estos factores de riesgo: haber recibido tratamiento con radioterapia/radiación en cabeza, cuello o tórax (especialmente durante la infancia), tener familiares de primer grado con cáncer de tiroides y/o tener más de 45 años.
"La mayoría de las personas con cáncer de tiroides no tienen síntomas. Generalmente, el nódulo tiroideo se diagnostica de manera casual a través de un estudio de imagen del cuello (ecografía, scanner o resonancia), en un chequeo de rutina o bien al mirarse al espejo la persona nota un bulto en el cuello que sube y baja al tragar, motivo por el cual consulta al médico de Atención Primaria quien puede confirmar si se trata de un nódulo en la tiroides", explican.
¿CÓMO ES LA CIRUGÍA?
Ante la sospecha de cáncer de tiroides, el doctor Jorge Martín Gil detalla que el tratamiento "definitivo" es la cirugía. "La extensión de la cirugía va a depender de varios factores, por lo que es importante la valoración por parte de un cirujano experto en tiroides junto al endocrino para decidir el mejor tratamiento y reducir las complicaciones que pudieran derivarse de esa cirugía", aclara Verónica Sánchez.
Estos dos expertos comentan que la mayoría de las veces es una intervención "bien tolerada" por el paciente, "si bien es verdad que requiere anestesia general y un ingreso en el hospital de 2 o 3 días de media". "Como complicaciones principales, podrían comentarse la posibilidad de sangrado después de la cirugía, la posibilidad de necesitar tratamiento con calcio de forma temporal o permanente, o la posibilidad de dañar la voz en la intervención por lesión del nervio laríngeo recurrente, aunque la mayoría de las veces es una complicación temporal", concluyen.