MADRID, 1 Jun. (EDIZIONES) -
¿Realmente sabes lo que necesitan tus hijos en su desarrollo? ¿Qué es lo que debes hacer o prestarle atención por si algo 'fallará'? Lo que está claro es que todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, que crezcan sanos y fuertes, y seguros de sí mismos, capaz de enfrentarse al mundo que les rodea.
"Dificultades de aprendizaje, de dolor, trastornos de atención o de conducta pueden ser enfocados de una forma integradora y funcional, activando las soluciones desde la propia organicidad de las personas y, sobre todo, pueden ser en muchos casos evitadas con la estimulación adecuada de los bebés y la comprensión de lo que realmente necesitan. Una nueva forma de acompañarlos en su desarrollo es posible. Y, para ello, tú eres imprescindible", defienden en '¡Ayúdale a despegar! (Vergara), el fisioterapeuta pediátrico Iñaki Pastor y la psicoterapeuta infantil Jara Acín.
En una entrevista con Infosalus, Jara Acín, que es licenciada en Psicología Clínica y de la Salud, rechaza la errónea idea de muchos padres de que no hay que sobreestimular a los niños. A su juicio, ésta viene de una falta de conocimiento por parte de los padres fundamentalmente de los procesos del neurodesarrollo de los niños que ha llevado a sobreestimularles desde muchos puntos de vista, como por ejemplo el enseñarles conceptos en la escuela antes de lo que madurativamente pueden aprender.
Por ello, subraya que es muy importante acompañar a los menores siempre desde el respeto a su etapa de maduración, acompañarles desde un punto de vista "súper respetuoso con el ritmo y la naturaleza del avance de los menores en cada etapa". Según indica, en el libro tratan de exponer de forma sencilla cuáles son los aspectos a los que estar atentos y cuáles acompañar de manera más consciente cuando están "en un atasco en su desarrollo", pero desde el respeto a lo que cada niño necesita.
La también experta en intervención en catástrofes y emergencias y terapeuta de familia y formadora certificada en Disciplina Positiva pone el ejemplo de niños con problemas de aprendizaje que son muy inteligentes, y en los que se observan por ejemplo en etapas posteriores problemas de propiocepción o de neutralización de reflejos primitivos, que si no se trabajan, le derivarán en baja autoestima, en una sensación de que no puede enfrentar los objetivos de desarrollo académico a la larga, si bien si se trabajan "su rendimiento y futuro serán mejores".
Uno de los puntos importantes a los que los padres deben atender es a los posibles problemas o signos de alarma que vayan surgiendo en el desarrollo de los hijos. Acin apunta aquí a que los niños no cumplan los principales hitos del desarrollo en la franja de edad que le correspondan, como que "no gateen o que caminen tarde, que no se suelten a hablar, que no se separen de los padres, que no vayan aprendiendo las cosas al ritmo que deberían, que sean poco hábiles en la psicomotricidad, que no cojan bien el lápiz cuando los empiezan a coger en el colegio, que no sepan estar a la pata coja, que no mantengan un buen equilibrio, por ejemplo".
En el plano del apego, sobre el que ella es experta, señala a indicadores relacionales, como por ejemplo que "haya dificultad en la reunificación, que si al niño lo llevas a la guardería se quede bien pero a la vuelta esté muy distante, o bien que se trate de niños que exploran poco, que no se quieren quedar con otras personas a partir por ejemplo desde los 3 años, una edad en la que podría perfectamente; aspectos todos ellos que indican que hay un pequeño trabajo para mejorar".
Así, y especialmente en niños con dificultades en el desarrollo, cree que la cuestión pasa por tener más información acerca de "cómo es el desarrollo normal, natural de los niños", una información que ahora destaca que es "muy accesible". También dice que es importante saber elegir cuál, que esté sustentada científicamente, y ver qué es lo que no funciona y acompañar desde ahí.
Otro de sus consejos en estas situaciones es contar con buenos profesionales, con el apoyo de orientadores de los colegios, "porque si sucede algo salen debajo de las piedras gente con poca formación que aconsejan sobre temas de trascendencia, en espacios como redes sociales, sin formación tan profunda para gestionar estos temas; y en consecuencia arrastran a la gente con consejos, y desde casa sienten que lo hacen bien pero haría falta mejores consejos". Y después hacer lo que indiquen que, "en la mayor parte de casos son trabajos sencillos, pero con resultado".
EL PELIGRO DE NO DARLES LO QUE NECESITAN
Por otro lado, la psicoterapeuta infantil mantiene que hay una cuestión esencial a tener en cuenta en este escenario y es que el cerebro se construye a través del movimiento y del afecto, de acuerdo con datos científicos disponibles.
"Los niños que son menos acariciados y que no son suficientemente llevados en brazos, a los que no ponen suficientemente boca abajo para que ejerciten su cuello muy de bebés, por ejemplo, es posible que no cumplan las etapas de desarrollo propias de cada momento madurativo, y no las comiencen en etapas posteriores, y se produzcan atascos en su desarrollo desde pequeños, lo que conlleva consecuencias a muy largo plazo", detalla.
En el caso del apego, Acín dice que se producen efectos desde el punto de vista funcional y anatómico en el cerebro si los menores no son bien atendidos, especialmente en casos extremos. Recuerda que si hay un maltrato, por ejemplo emocional, es "clarísimo" en pruebas de neuroimágen cómo determinadas áreas del cerebro presentan hasta un volumen de hasta un 10-11% menor.
"Son niños que no han sido bien cuidados, que pierden talla, tono muscular, no ganan peso etc. Por eso es tan importante el ser movidos, que tengan posibilidades de movimiento. Si no son niños que exploran menos, y por tanto tienen menos oportunidad de estimularse con el ambiente que les rodea, y van más lentos en la adquisición de habilidades", agrega.
Con todo ello, para un desarrollo sin límites de nuestros hijos apuesta por el afecto y el movimiento. "Importante desde su base prenatal, hay que estar bien formados, desde el punto mismo en el que nos quedamos embarazadas debemos realizar un trabajo de vinculación con el embrión, con el feto, movernos para que el bebé esté bien irrigado, algo que también ayuda a que el niño salga con un mayor tono muscular. Ya en la fase perinatal estar bien informados para tomar buenas decisiones y permitir el contacto piel con piel con tantos beneficios desde el punto de vista de desarrollo. Después, por supuesto, hacer hincapié en ese afecto y movimiento para ir acompañando a los niños bien".
Otro de sus tips es "dejarles explorar mucho", alentar mucho su capacidad de decisión, que ellos puedan tomar pequeñas decisiones, que puedan explorar en función de sus intereses; todo ello con respeto a lo que intuitivamente muestran los niños que les gusta porque así podrán avanzar más en ello, observar, y ver cuáles son sus inteligencias particulares, más allá del rendimiento escolar.
"Unas habilidades que se pueden fomentar o aniquilar en función de los valores que transmitamos. Debemos también mirar a los hijos con respeto, con una mirada de validación todo el tiempo para construir cerebros y acompañar a personas que puedan tomar buenas decisiones, y en el futuro estén seguros de sí mismos. Es un legado para toda la vida", concluye la psicoterapeuta infantil Jara Acín.