Desmienten la "falsa idea" de que todos tienen el mismo riesgo de adicción: también influyen las diferencias cerebrales

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Archivo - Cerebro. - AKINBOSTANCI/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 13 marzo 2025 18:27

MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -

Un grupo de investigadores de varias universidades estadounidenses, en colaboración con el National Institute on Health (NIH) de Estados Unidos, ha descubierto que las diferentes estructuras cerebrales de las personas pueden influir en el riesgo de sufrir una adicción.

"Esta investigación ha identificado características estructurales del cerebro que preceden al consumo de sustancias, lo que sugiere que la vulnerabilidad a la adicción está presente antes de la exposición a cualquier sustancia. Los jóvenes con estas características cerebrales se inician antes en el uso de sustancias que otros adolescentes sin esas alteraciones y tienen una probabilidad mucho más elevada de desarrollar una adicción y otros trastornos mentales", ha afirmado el miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), el doctor Ignacio Basurte.

El estudio, publicado en la revista 'JAMA Network Open', ha concluido que la genética y la neurobiología juegan un papel "fundamental" en el desarrollo de las adicciones y que, que, a diferencia de lo que se solía pensar, no es únicamente el consumo de sustancias lo que cambia el cerebro, sino que existen diferencias preexistentes en la estructura cerebral que pueden aumentar el riesgo de iniciación en el consumo de sustancias, así como influir en la evolución hacia una patología dual.

Estos resultados son fruto del seguimiento longitudinal durante una década de más de 9.800 adolescentes del Adolescent Brain Cognitive Development Study (ABCD) de Estados Unidos.

Entre las alteraciones halladas se destacan aquellas situadas en la corteza prefrontal, que presentan un "adelgazamiento en áreas clave para la regulación del comportamiento y el control de impulsos, lo que puede aumentar la propensión a la búsqueda de recompensas inmediatas y a la impulsividad"; así como el aumento del volumen en estructuras subcorticales, como el globo pálido y el hipocampo, regiones involucradas en la memoria, la regulación emocional y el aprendizaje de recompensas.

"Estudios recientes han identificado variantes genéticas asociadas a la vulnerabilidad al consumo de alcohol, nicotina y cannabis, muchas de ellas relacionadas con genes implicados en la regulación de los sistemas de recompensa cerebral, la regulación emocional y en el control de impulsos", ha añadido Basurte.

En ese sentido, ha subrayado que se han identificado que las mismas variantes genéticas pueden aumentar el riesgo tanto de adicción como de otros trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar, lo que refuerza el modelo de patología dual.

Es por ello por lo que ha considerado que no se deben seguir diseñando políticas de prevención basadas en la falsa idea de que todas las personas tienen el mismo riesgo ante el consumo de sustancias de caer en una adicción.

"La evidencia científica nos dice lo contrario: hay personas con una predisposición genética y neurobiológica que las hace más vulnerables a sufrir adicciones y otros trastornos mentales. Esto implica que necesitamos estrategias más sofisticadas, centradas en la identificación de estas poblaciones de riesgo y en intervenciones tempranas que eviten la progresión hacia la patología dual", ha afirmado.

Por su parte, el presidente de la Fundación Patología Dual, el doctor Néstor Szerman, ha explicado que "sufrir adicción y otros trastornos mentales es algo que no se elige y que afecta a personas con vulnerabilidad neurobiológica".

En base a ello, ha recalcado que es necesario "replantear la manera en que abordamos la prevención y el tratamiento", pues tan solo una minoría de las personas expuestas a sustancias con capacidad adictiva desarrollan una adicción.

Asimismo, ha expresado que se debe apostar por la identificación temprana de poblaciones de riesgo mediante herramientas neurobiológicas, genéticas y psicológicas; el desarrollo de intervenciones preventivas personalizadas, dirigidas a personas con una mayor vulnerabilidad al consumo de sustancias y otros trastornos mentales; la incorporación de la patología dual como un eje central en las políticas de salud pública; y el abandono de enfoques simplistas basados solo en la prohibición del consumo, que han "fracasado totalmente", para dar paso a estrategias integrales de salud mental que tengan en cuenta las diferencias individuales en la vulnerabilidad a la adicción.

"Si queremos avanzar en la prevención y tratamiento de las adicciones y la patología dual, debemos cambiar el paradigma. La adicción no es un problema de voluntad ni solo una consecuencia del consumo de sustancias. Es un trastorno del cerebro que involucra factores genéticos, neurobiológicos y ambientales. La evidencia está ahí, y ahora es el momento de actuar en consecuencia", ha concluido Szerman.

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