MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
Microbiólogos de la Universidad de Columbia Británica (UBC, por sus siglas en inglés), en Canadá, han encontrado una levadura en el intestino de recién nacidos en Ecuador que parece ser un fuerte predictor de que desarrollarán asma en la infancia. La nueva investigación permite avanzar en la comprensión del papel que desempeñan los organismos microscópicos en nuestra salud general.
"Los niños con este tipo de levadura llamada Pichia tenían mucho más riesgo de asma --destaca Brett Finlay, microbiólogo de la UBC--. Ésta es la primera vez que alguien ha mostrado cualquier tipo de asociación entre la levadura y el asma". En investigaciones anteriores, Finlay y sus colegas identificaron cuatro bacterias intestinales en niños canadienses que, si están presentes en los primeros cien días de vida, parecen prevenir el asma.
En un seguimiento de ese trabajo, los investigadores repitieron el experimento utilizando muestras fecales e información de salud de cien niños de una aldea rural en Ecuador. Canadá y Ecuador tienen altas tasas de asma, con alrededor del 10 por ciento de la población aquejada de este tipo de trastorno.
Así, encontraron que mientras que las bacterias intestinales desempeñan un papel en la prevención del asma en Ecuador, fue la presencia de un microscópico hongo o levadura conocida como Pichia lo que estaba más fuertemente ligado al asma. En lugar de ayudar a prevenir el asma, la presencia de Pichia en los primeros días pone a los niños en riesgo de este trastorno.
Finlay también sugiere que podría haber un vínculo entre el riesgo de asma y la limpieza del medio ambiente para los niños ecuatorianos. Como parte del estudio, los investigadores anotaron si los niños reclutados para este análisis tenían acceso a agua limpia.
"Aquellos que tenían acceso a agua limpia y buena presentaban tasas de asma mucho más altas y creemos que es porque se les privó de los microbios beneficiosos", dice Finlay. "Fue una sorpresa porque tendemos a pensar que limpio es bueno, pero nos damos cuenta de que en realidad necesitamos algo de suciedad en el mundo que nos ayude a protegernos", añade.
Ahora, los colegas del profesor Finlay planean volver a examinar las muestras canadienses y buscar la presencia de la levadura en el intestino de los bebés. Esta tecnología no estaba disponible para los investigadores cuando realizaron su estudio inicial.