Descubren un gen que determina cómo se percibe el olor a pescado, regaliz o canela

Olfato, mujer, nariz
Olfato, mujer, nariz - PIXABAY/WERBEFABRIK - Archivo
Publicado: miércoles, 14 octubre 2020 7:19


MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

Para muchas personas, el olor a pescado es bastante fuerte y desagradable pero para otras es menos intenso porque portan una mutación en un gen en particular que hace que el olor a pescado sea menos fuerte, según publican los investigadores en la revista 'Current Biology'.

El estudio, que es el mayor de asociación de genoma completo (GWAS) de genes olfativos en humanos, que involucró una prueba de olor y observó a más de 9.000 personas de Islandia, también muestra que las personas varían en su capacidad para discernir el olor a regaliz y canela.

"Descubrimos variantes de secuencia que influyen en cómo percibimos y describimos los olores de pescado, regaliz y canela --explica Rosa Gisladottir, del deCODE Genetics en Islandia--. Dado que nuestro sentido del olfato es muy importante para la percepción del sabor, estas variantes probablemente influyan en si nos gustan los alimentos que contienen estos olores".

Los investigadores ya saben que las personas perciben los olores basándose en receptores olfativos codificados por 855 genes olfativos. Pero se cree que aproximadamente la mitad de esos genes en las personas carecen de función, lo que nos deja con un repertorio relativamente pequeño de aproximadamente 400 genes olfativos.

La razón por la que los humanos han perdido tantos genes olfativos sigue siendo un misterio. Tampoco se comprende bien cómo la variación en estos genes podría influir en las diferencias entre las personas en su sentido del olfato.

Para explorar esto en el nuevo estudio, Gisladottir junto Kari Stefansson, también de deCODE, y sus colegas reclutaron a 9.122 islandeses en un GWAS en busca de variantes que influyan en la percepción del olor.

Para hacerlo, pidieron a los participantes del estudio que olieran los olores que se les presentaban en dispositivos similares a bolígrafos que liberaban un olor particular cuando no estaban tapados. Después de oler cada "bolígrafo" de olor, los investigadores les pidieron que nombraran el olor. Los participantes también calificaron la intensidad y el agrado del olor. Esos olores incluían ingredientes clave que se encuentran en el regaliz, la canela, el pescado, el limón, la menta y el plátano.

Su búsqueda arrojó variantes en tres genes o loci genéticos de interés, que pudieron confirmar en una muestra separada de 2.204 islandeses. Uno de ellos está en un gen receptor olfativo no canónico llamado receptor 5 asociado a trazas de amina (TAAR5).

La variante TAAR5 afecta la percepción del olor a pescado que contiene trimetilamina, un compuesto que se encuentra en el pescado podrido y fermentado, así como otros olores de animales y diversas secreciones corporales. En las pruebas de olfato, las personas con una variante particular de este gen tenían más probabilidades de no oler nada cuando se les presentaba el olor a pescado o de usar descriptores para él que eran neutrales o positivos y no estaban relacionados con los mariscos, como "patatas", "caramelo" y "rosa". Los hallazgos son los primeros en mostrar un papel importante de este gen en las personas, destacan los investigadores.

"Los portadores de la variante encuentran que el olor a pescado es menos intenso, menos desagradable y es menos probable que lo nombren con precisión --explica Gisladottir--. Hay mucha investigación en animales sobre TAAR5 en relación con su papel en las respuestas aversivas programadas a la trimetilamina. Nuestros hallazgos amplían las implicaciones de esta investigación a la percepción y el comportamiento del olor humano".

Los otros dos descubrimientos se encontraron en variantes genéticas olfativas más típicas y comunes. Influyeron en la capacidad de un individuo para nombrar los olores de regaliz y canela. También influyeron en la intensidad y el placer asociados con esos olores.

"Descubrimos una variante común en un grupo de receptores olfativos que se asocia con una mayor sensibilidad al trans-anetol, que se encuentra en los productos de regaliz negro pero también en especias y plantas como semillas de anís, anís estrellado e hinojo", añade Gisladottir.

"Los portadores de la variante encuentran el olor a regaliz más intenso, más agradable y pueden nombrarlo con más precisión. Curiosamente, la variante es mucho más común en el este de Asia que en Europa", prosigue.

La variante de la canela influyó en la percepción del trans-cinamaldehído, el ingrediente principal de la canela china y de Ceilán. Los portadores de la variante pueden nombrar el olor a canela con mayor precisión y también lo encuentran más intenso.

En general, los hallazgos muestran que la variación en los genes olfativos influye en la percepción del olor en los seres humanos. También muestran que, si bien los humanos tienen menos genes olfativos en comparación con otras especies, algunas de las variaciones genéticas que las personas tienen los hace más sensibles a olores particulares como el regaliz o la canela, no menos.

"Cuando se combina con la evidencia de diferencias geográficas en las frecuencias de los alelos, esto plantea la posibilidad de que la parte de la amplia diversidad de secuencias que se encuentra en los genes del receptor olfativo humano que afecta nuestro sentido del olfato todavía se esté perfeccionando por selección natural", escriben los investigadores.

Los investigadores dicen que continuarán recopilando datos sobre la percepción del olor en las personas. También planean usar las mismas tareas olfativas para investigar los déficits olfativos en el contexto de COVID-19.