MADRID 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores dirigido por el Instituto Hudson de Investigación Médica, de Australia, ha encontrado una forma de determinar qué especies son importantes y cómo interactúan para crear un microbioma sano, según publican en la revista 'Nature Communications'. Entender estas relaciones abre la puerta a un nuevo mundo de oportunidades médicas para afecciones que van desde la enfermedad inflamatoria intestinal a infecciones, enfermedades autoinmunes y cánceres.
El profesor asociado Samuel Forster y su equipo del Instituto Hudson de Investigación Médica, junto con colaboradores del Instituto de Biología de Sistemas de Estados Unidos y colaboradores locales de la Universidad de Monash y Monash Health, llevan años estudiando el microbioma intestinal y averiguando qué especies desempeñan qué funciones.
El experto asegura que ahora es posible trazar un mapa no sólo de lo que hay, sino de cómo interactúan y cómo eso puede afectar a todo el organismo. "En un intestino sano hay unas 1.000 especies bacterianas diferentes: es una comunidad multicultural microscópica con más de un billón de miembros individuales --explica--. Las bacterias de nuestros microbiomas existen como comunidades que dependen unas de otras para producir y compartir nutrientes clave",
"Hemos desarrollado una nueva forma computacional de entender estas dependencias y su papel en la formación de nuestro microbioma --anuncia--. Este nuevo método desbloquea nuestra comprensión del microbioma intestinal y proporciona una base para nuevas opciones de tratamiento que remodelen selectivamente las comunidades microbianas".
Por ejemplo, en la enfermedad de Crohn, el equipo confirmó la importancia del sulfuro de hidrógeno. Descubrieron que la causa más probable es la pérdida de bacterias que utilizan el sulfuro de hidrógeno, y no un aumento de las especies que lo producen, como se creía anteriormente.
La autora principal, la doctora Vanessa Marcelino, afirma que la nueva forma computacional de estudiar las comunidades microbianas fue clave para establecer estas relaciones. "Se trata de un paso importante en el desarrollo de terapias microbianas complejas --afirma--. Este enfoque nos permite identificar y clasificar las interacciones clave entre bacterias y utilizar este conocimiento para predecir formas específicas de cambiar la comunidad".
El profesor Forster y su equipo mantienen una larga relación con la empresa biotecnológica BiomeBank, con sede en Adelaida, que trabaja en nuevas formas de tratar y prevenir enfermedades mediante el restablecimiento de la ecología microbiana intestinal.
"Gracias a la colaboración entre el Instituto Hudson de Investigación Médica y BiomeBank, estos conocimientos sobre la estructura de la comunidad brindarán la oportunidad de intervenir con combinaciones de microbios seleccionadas racionalmente", afirma.
Hay billones de microbios que viven en el interior y en la superficie de nuestro cuerpo, en conjunto se les llama microbioma y son vitales para la salud y la lucha contra las enfermedades. Desde que se reconoció por primera vez el microbioma a finales de los años 90, los científicos han identificado más de 2.000 especies microbianas del microbioma más grande, el del intestino.
En una persona sana, los microbios simbióticos y patógenos trabajan en equilibrio. Los desequilibrios entre los microbios simbióticos (que le benefician a usted y a los microbios) y patógenos (que causan enfermedades), conocidos como disbiosis, alteran la microbiota, haciendo a las personas más susceptibles a afecciones como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la infección por Clostridioides difficile, que causa diarrea grave e inflamación del colon o colitis.